Tensión PRO: Jorge Macri resiste una alianza en Buenos Aires por la embestida de los Milei en la Ciudad
Asoman diferencias en el seno del macrismo sobre cómo manejar la relación con la Libertad Avanza. Los acercamientos que se generan más allá de Mauricio.
Los primos Macri y los hermanos Milei pasan por uno de los momentos de mayor distanciamiento político desde que se conocieron. La cercanía de las elecciones porteñas del 18 de mayo y el anuncio de este viernes sobre la finalización del cepo cambiario aumentaron el nivel de tensión que deberán administrar entre el PRO y La Libertad Avanza para los meses que vienen. Rápido de reflejos, el expresidente Mauricio Macri aprovechó una visita por Mendoza para celebrar el fin de los controles cambiarios y experimentar un respaldo al Gobierno. No fue el único movimiento del partido amarillo porque los principales economistas del PRO se encargaron de vaticinar la inminencia de nuevas tensiones económicas por el impacto de la nueva banda cambiaria pactada con el Fondo Monetario Internacional y una inflación que parece amesetarse por encima de los tres puntos en los meses que vendrán.
En esa línea de tiempo, dentro de un mes, asoman los comicios legislativos porteños, donde el PRO y LLA podrían enfrentar un revés por parte del panperonismo capitalino, encolumnado detrás del alfonsinista Leandro Santoro.
Desde que Luis “Toto” Caputo confirmó el nuevo endeudamiento con el FMI y le puso una fecha de clausura al cepo, la Casa Rosada buscó redoblar la apuesta en materia electoral. En Balcarce 50 buscan bajarle el precio al impacto de las nuevas medidas económicas y, para mostrar iniciativa, este sábado varios ministros salieron a recorrer las calles porteñas con el objetivo de respaldar al portavoz y primer candidato Manuel Adorni. El mensaje fue claro: los hermanos Milei han decidido desplegar al Gabinete para trasladar la identidad de la gestión en territorio porteño. Apuntan a confrontar abiertamente con el alcalde Jorge Macri, su primo Mauricio y toda la lista de aspirantes del PRO. Eso sucederá en el plano de la arena electoral, pero no es el único terreno. Esta semana la Dirección de Migraciones le canceló la visa de turista al consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí, que desde el año pasado asesora al gobierno porteño. La noticia cayó pésimo en las oficinas de la gestión capitalina porque el estratega comunicacional no tramitó un permiso laboral y ahora afronta el riesgo de una expulsión.
Quizás por eso, entre otros motivos, Jorge Macri no cree que existan chances de un acuerdo electoral con La Libertad Avanza en ninguna parte del país y mucho menos en la provincia de Buenos Aires. La lectura contrasta con el armado que tejen los diputados del PRO, Cristian Ritondo y Diego Santilli, empeñados en sellar un pacto electoral en tierra bonaerense para competir juntos contra el peronismo. Macri no desautorizó el armado, trata de imponer condiciones, pero en rigor hace equilibrio entre la negativa de su primo y la urgencia que le plantean los dirigentes bonaerenses del partido amarillo para evitar una derrota segura.
“Esto avanza firme. No hay nubarrones. No se puede ir dividido con dos elecciones por delante en Provincia. Hay que ser muy necio para no entender eso. Si LLA y el PRO van divididos en Buenos Aires, gana cómodo el kirchnerismo y los nubarrones los va a tener Milei en sus últimos dos años de mandato. Por eso a ellos tampoco les conviene”, aseguró una fuente del macrismo que conoce el detalle de los intercambios bonaerenses.
Algunos creen que el pacto en provincia se construye a pesar más allá de Mauricio. Otros cargan las tintas contra Jorge, a quien escuchan empecinado en una guerra abierta con los Milei.
En Provincia macristas y mileístas están tratando de evitar que la tensión porteña les embarre la cancha y los debilite ante el cronograma desdoblado bonaerense.
En la Ciudad la contienda es cuerpo a cuerpo y cargada de desconfianza. El nivel de fragmentación del arco de derecha y ultraderecha en la capital arroja señales preocupantes en la Casa Rosada y también en la sede porteña de Uspallata. En las encuestas privadas que consumen asoma una paridad de Silvia Lospenatto y Manuel Adorni por un cómodo segundo lugar detrás de Santoro. No es la única preocupación. También hay una paridad entre Ramiro Marra, que va por la UCeDé y aumenta la fragmentación de su electorado, frente al excalcalde Horacio Rodríguez Larreta. Ambos no pelean por el segundo puesto sino por el cuarto. Es un escenario muy preocupante porque entre los aspirantes libertarios que van divididos y los cuatro candidatos que formaron parte de Juntos por el Cambio se está generando una balcanización total de los 55 puntos que podrían intentar reunir, si hubieran forzado algún nivel de unidad.
Si Santoro no comete errores en la campaña que tiene por delante, tiene amplias chances de registrar una victoria en los comicios del 18 de mayo, pero al calor de la fractura expuesta de sus competidores, donde los arquitectos de campaña no logran hallar una fórmula que reduzca el nivel de fragilidad que padecen. Sobre ese tembladeral se moverá la coyuntura proselitista a partir de este lunes. La campaña porteña ya se nacionalizó y es posible que se transforme en un termómetro sobre el impacto de las nuevas medidas económicas, signadas por una devaluación del 30% y las dudas respecto a un incremento de la inflación.
Por momentos parece que el escenario capitalino es asumido por el gobierno como un efecto colateral del programa económico, con más interés en ver una estrepitosa derrota del PRO que ganar algo en la Ciudad. En una línea más larga de tiempo, en la Casa Rosada siguen reivindicando la suspensión de las PASO porque en agosto no habrá un examen que podría catalizar las turbulencias económicas de manera negativa y, a la vez, plebiscitaría al presidente Javier Milei. Todo está puesto en las nacionales del 26 de octubre y habrá que esperar hasta agosto para ver si funciona la apuesta de abrazarse al FMI para quitar el cepo y tratar de ganar los comicios de medio término, aferrados a la esperanza de un repunte de la actividad.
Eso forma parte del horizonte de mediano plazo. En lo inmediato no sólo asoman las incógnitas que impone la fragmentación porteña sino las elecciones a convencionales constituyentes en Santa Fe. Serán este domingo y, como sucedió en los demás distritos, no hubo acuerdo entre el PRO y LLA. Por el contrario, cerca del presidente aguran una derrota para los propios, otra para el peronismo y un reempoderamiento del mandatario radical Maximiliano Pullaro, al frente de una sociedad con el PRO que se sigue pareciendo a la versión de Juntos por el Cambio que ya no existe a nivel nacional.
Por: Claudio Mardones