El FMI celebra la baja de la inflación pero duda del programa de Caputo

La jefa del organismo, la búlgara Georgieva, elogió el recorte al gasto público. En tanto, los técnicos mantienen reparos sobre otras variables. El tipo de cambio está en el centro de la discusión.

El Fondo Monetario Internacional celebró los resultados obtenidos por el gobierno argentino en su lucha por bajar la inflación y lo puso como ejemplo en la materia. Pero de manera reservada, hizo saber su preocupación por la consistencia del plan y pidió reconsiderar la política cambiaria.

Ese fue el saldo que se trajeron Luis Caputo y su comitiva de Washington, adonde viajaron para participar de la Reunión de Primavera, una de las dos cumbres anuales que celebran en forma conjunta el FMI y el Banco Mundial. El ministro de Economía se reunió con Gita Gopinath, la número 2 del organismo, y otros funcionarios estadounidenses (ver aparte). Fuentes de la delegación argentina calificaron como “distendido” y “muy bueno” el saldo de las reuniones, aunque no lograron avanzar en obtener fondos frescos para levantar el cepo cambiario a corto plazo.

Al estilo del calificativo de “mejor alumno” con el que la entidad ensalzó a la Argentina en la década del ’90, durante el gobierno neoliberal de Carlos Menem, la directora gerente Kristalina Georgieva felicitó públicamente a Javier Milei y a su equipo porque “la inflación está bajando un poco más rápido de lo que esperábamos inicialmente”. En el Panorama Económico Mundial que difundió el Fondo al inicio de la cumbre, se adjudicó al país una inflación proyectada de 149,4% para todo 2024, unos 40 puntos menos de lo que marcaron las consultoras y bancos en el Relevamiento de Expectativas de Mercado que elabora todos los meses el Banco Central. El informe también pronosticó que la recesión no será tan dura (el producto caería 2,8% este año, en lugar de los 3,5 puntos de los pronósticos locales), aunque el desempleo saltaría al 8 por ciento.

“Miren a la Argentina, un país que ha sido durante mucho tiempo percibido como un rezagado desde el punto de vista de las reformas; ahora se está moviendo muy rápidamente hacia el endurecimiento del gasto fiscal”, dijo Georgieva en una conferencia de prensa. Sin embargo, algunas jerarquías por debajo de la búlgara, los técnicos del FMI mostraron mayores prevenciones sobre el éxito del programa.

El chileno Rodrigo Valdés, director del Departamento para el Hemisferio Occidental (desde el cual monitorea la relación con Argentina), destacó que “las políticas deben ser consistentes y que esto incluye al tipo de cambio real” y alertó sobre “la extensión de los desequilibrios que todavía tiene la economía”.

En un encuentro con los periodistas, Valdés reconoció que Argentina cumplió “con importantes márgenes” las metas del primer trimestre previstas en el programa de facilidades extendidas y elogió el superávit fiscal y la baja de la inflación. Pero dejó en claro que hay muchas otras cosas que preocupan al organismo y que son objeto de largos debates con Caputo y sus colaboradores.

Discusiones permanentes

“Nuestras discusiones se centraron en políticas para mejorar la calidad y la durabilidad del ajuste fiscal, que ha sido conocido por todos, y también en cómo ajustar mejor las políticas del Banco Central para continuar reduciendo la inflación y reconstruir las reservas. Las políticas deben ser consistentes y esto incluye el nivel del tipo de cambio real”, dijo Valdés.

Las prevenciones están vinculadas a que el dólar oficial se actualiza a un 2 por ciento mensual, mientras las demás variables crecen a un ritmo que no baja de los dos dígitos mensuales. Esto causa una apreciación del peso y desalienta las exportaciones. Según el índice del tipo de cambio real multilateral que elabora el Banco Central, la inflación ya se comió el 41,2% del efecto de la devaluación con que Javier Milei abrió su gobierno.

La pregunta que se hacen en Washington es cómo se recuperarán de manera genuina las reservas del Banco Central, más allá del truco de retacear divisas a los importadores que permitió inflarlas en el primer trimestre. Los agroexportadores, por caso, no parecen muy entusiasmados: según las cámaras CEC y CIARA, que agrupan a las empresas del sector, en el primer trimestre se liquidaron U$S 4523 millones, un 43% menos que en 2022, la última referencia previa a la monstruosa sequía del año pasado.

El presidente mandó su respuesta desde Bariloche. “¿Por qué quieren tocar el tipo de cambio?”, les preguntó a los empresarios que lo escuchaban extasiados en el Foro Llao Llao. En el Ejecutivo saben que la recesión es una de las armas más poderosas para asegurar la acumulación de reservas: en marzo, según el Indec, hubo un superávit comercial de U$S 2059 millones, obtenido gracias en un derrumbe del 36,7% en las importaciones. Como en tantos otros aspectos de la gestión Milei, cuanto peor para el país, mejor para los fines del gobierno.

El regreso fue sin la plata

El carácter confidencial de las reuniones impidió conocer progresos sobre las negociaciones para conseguir un respaldo financiero extra que permita al gobierno levantar el cepo cambiario. Ese fue uno de los objetivos del viaje a Estados Unidos de Luis Caputo y su comitiva, entre los que estuvieron el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el titular del Banco Central, Santiago Bausili.

Además de la reunión con Gita Gopinath, directora adjunta del FMI, los viajeros se entrevistaron con Jay Shambaugh y Michael Kaplan, funcionarios del Departamento del Tesoro estadounidense. A pesar del alineamiento incondicional de Javier Milei con ese país, la declarada afinidad del presidente con el republicano Donald Trump despierta reservas entre la administración demócrata.

Hasta ahora el FMI no mostró mucha voluntad de liberar más dinero para la Argentina, al menos hasta fin de año, cuando finalizará la asistencia prevista en el programa vigente. Sin ese primer paso, parece difícil que puedan prosperar los contactos con bancos y fondos de inversión extranjeros que se dejan trascender desde el Palacio de Hacienda.

Por: Marcelo Di Bari

Fuente
Tiempo Argentino

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