Hace casi dos meses que no ingresan vehículos importados
El Gobierno aplicó un torniquete sobre esas compras al exterior ante la sequía de dólares en el Banco Central.
La importación de autos no registra operaciones desde hace casi dos meses, según las autorizaciones que administra el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA) para esas operaciones de comercio exterior.
Las últimas autorizaciones fueron otorgadas a fines de junio para la importación de vehículos, que se pagan con dólares a precio oficial y que son importados por las mismas terminales automotrices que fabrican autos en el país, revelaron fuentes del sector automotriz.
Concesionarios de la marca Toyota expresaron que se están «facturando algunas Hilux cuya entrega tenemos garantizada por la fábrica antes de fines de agosto».
«En cambio para los autos importados desde Brasil, como los modelos Corolla, Etios y Yaris, la única manera de vender es en diferido, con precio abierto hasta el momento de su entrega y no ingresan desde fines de junio», agregaron fuentes de la asociación de concesionarios.
Directivos de distribuidores de los modelos de Fiat y Jeep afirmaron que se puede «garantizar la entrega de Fiat Cronos, porque la fábrica de Córdoba está entregando de manera normal, pero no hay disponibilidad de unidades importadas, ni siquiera las que son traídas desde Brasil».
Terminales automotrices señalaron que «las aprobaciones de SIRA para autopartes destinadas a la producción fluye bien, si bien algunos proveedores están teniendo problemas por SIRA sin plazo de pago definitivo».
La Unión Industrial de Córdoba (UIC), una entidad muy crítica de las trabas que el Gobierno va aplicando a la producción, señaló que «sólo han estado saliendo SIRAS para autopartes».
El presidente de la UIC, Luis Macario, explicó que «si bien las restricciones están, hemos tenido contacto con funcionarios del gobierno que están tratando de agilizar aquellas que pueden ser más críticas y mostraron buena voluntad para trabajar conjuntamente, en el marco de las restricciones».
Por José Calero