El comienzo del camino de la investigación científica

El Consejo Interuniversitario Nacional otorgó este año 2.250 becas de Estímulo a las Vocaciones Científicas para que estudiantes de todo el país puedan empezar a desarrollar sus aptitudes en distintas disciplinas académicas.

La vocación igualitaria de la universidad pública permite desarrollar la vocación y ofrecer mejores oportunidades en el mundo laboral a quienes desean transitar por los estudios superiores. Sin embargo, las desigualdades sociales y económicas pueden constituirse en un obstáculo al comenzar una carrera universitaria. En ese sentido, las becas universitarias son una política fundamental para incentivar la conclusión de los trayectos académicos, así como la investigación científica.

Hay diversos tipos de becas enfocadas a las diferentes necesidades de la comunidad universitaria, que se vinculan con el desarrollo tanto del propio sistema educativo como del país en su conjunto. “Las becas Belgrano tienen como objetivo impulsar la permanencia en carreras fundamentales para el desarrollo nacional, las becas Progresar el acceso a la educación en términos generales y, finalmente, las becas Estímulo a las Vocaciones Científicas (EVC) en el ámbito de la investigación son los tres pilares que permiten que las universidades sigan creciendo”, afirmó Darío Kusinsky, rector de la Universidad Nacional de José C. Paz (UNPAZ) y presidente de la Comisión de Ciencia, Técnica y Arte del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN).

Las becas EVC forman parte de una política instrumentada por el CIN como parte del Plan de Fortalecimiento de la Investigación Científica, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación en las Universidades Nacionales, destinado a estudiantes de grado de instituciones públicas que deseen iniciar su formación en investigación. El financiamiento está a cargo de la Secretaría de Políticas Universitarias de la Nación, mientras que la evaluación de los estudiantes la realiza el CIN.

El programa, que comenzó en 2011, tiene el propósito de impulsar la investigación científica en jóvenes estudiantes. En especial, se trató de facilitar la iniciación en la investigación en Ingenierías y Tecnologías, Ciencias Agrícolas, Ciencias Médicas y de la Salud, Ciencias Naturales y Exactas y Ciencias Sociales y Humanidades.

Los primeros pasos

El objetivo de las becas EVC es promover que en “la universidad donde la función de investigar está en pleno desarrollo se pueda fortalecer ese campo”, destacó Kusinsky en declaraciones al Suplemento Universidad. La fórmula de distribución de cupos de las becas resulta en una adjudicación gradual para asegurar un mayor porcentaje de asignación a aquellas casas de estudios con menor desarrollo de la investigación. Para la última convocatoria, el CIN otorgó 2.250 becas a distribuir entre las instituciones participantes –anteriormente eran 1.500–. La entrega se concretó en agosto pasado.

Los estudiantes proponen un plan de trabajo que cumplirán con la guía de un docente investigador, que actuará como su director. Se espera que los becarios realicen una experiencia de un año de duración para integrarse a un proyecto acreditado en la misma institución en la que estudian. “La función de la investigación dentro de la universidad es esencial para que podamos crecer en la producción de conocimiento, de saber situado”, planteó Kusinsky.

La gestión de la convocatoria se realiza junto con las secretarías de Ciencia y Tecnología o sus equivalentes de cada institución universitaria y el seguimiento de una comisión ad hoc designada por el CIN e integrada por representantes titulares y alternos/as de cada uno de los siete Consejos de Planificación Regional de la Educación Superior. Quienes aspiran a estas becas deben cumplir con los requisitos que establece el reglamento, conjuntamente con la presentación de un plan de trabajo y los avales correspondientes.

Los postulantes reciben 6100 pesos mensuales durante doce meses, un apoyo para dedicarse durante doce horas semanales a las tareas y las actividades de investigación, que se completan con el avance de los estudios de la carrera de grado que realizan. “La última convocatoria cerró con muy buenos resultados: se postularon 2.700 personas y se aprobaron 2.250 becas. En total participaron 57 universidades del país”, detalló Kusinsky.

En esta oportunidad, el CIN levantó el límite de edad para el acceso a las becas, que hasta la edición anterior era 30 años. La apertura permite el acceso a estudiantes que comienzan una carrera universitaria varios años después de concluir la escuela secundaria.

Historias de vida y estudio

Cada año cientos de estudiantes de todo el país se postulan para recibir una beca EVC-CIN. En esta edición, la Universidad Nacional de Formosa (UNaF) recibió 24 becas. Uno de los beneficiados fue Elián Uzaín, que con 21 años estudia el profesorado de Historia en la Facultad de Humanidades. Es un apasionado de esa disciplina y aspira a que la beca sea la puerta de ingreso al campo de la investigación. “Es una excelente oportunidad para poner en práctica lo que he venido estudiando”, comentó a este suplemento.

Su proyecto está orientado a investigar el tratamiento de la salud y la enfermedad en la prensa escrita durante el tiempo en que Formosa fue territorio nacional. A través del análisis de fuentes periodísticas del período 1880-1940 –la provincialización llegó en 1955–, aportará a la construcción de conocimiento en ese campo específico y a la historia formoseña.

De acuerdo con el desarrollo de la investigación, las enfermedades que azotaban al entonces territorio nacional eran las predominantes en la época –tuberculosis, gripe, lepra y peste bubónica–. En los medios, se ponderaba el tratamiento sanitario que se dio a esas enfermedades, en el marco de la Ley Nacional de Profilaxis, por lo que no llegaron a convertirse en epidemias.

Elián está en cuarto año de la carrera, a cinco materias de recibirse: “Tengo muchísimas expectativas para el futuro. Además de la docencia, quiero dedicarme a la investigación, perfeccionarme y brindar lo mejor de mis capacidades al campo historiográfico”.

Otra de las casas de estudio beneficiadas con las becas EVC-CIN es la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (UNTDF. Luz Gómez, alumna de la Licenciatura en Economía, obtuvo la beca en 2021 y pretende vincularse a su campo de estudio desde el punto de vista de la economía ecológica. “Mi proyecto está vinculado a la gestión de residuos industriales desde un lugar de protección del medio ambiente”, señaló en diálogo con el Suplemento Universidad.

La economía ecológica es una disciplina que aporta instrumentos teóricos, técnicos y prácticos que contribuyen a la resolución y revisión sobre las formas de producción, transformación y consumo de los recursos naturales. “Esta disciplina es muy importante, ya que Tierra del Fuego es una región muy rica en recursos naturales”, afirmó Gómez y subrayó: “A largo plazo espero que se desarrolle más este enfoque de economía ecológica para repensar la producción desde esa perspectiva”.

Según su evaluación, la beca le ayudó a desarrollarse en el campo de la investigación y le permitió vincularse con su universidad, lo que le resultó muy fructífero para su desarrollo personal y profesional.

Patricia Fochesatto cursa la Licenciatura en Bioquímica en la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE). “Salí en el puesto 12 de 123 becas que fueron otorgadas a la Universidad. Fue un logro muy satisfactorio a nivel personal”, destacó a este suplemento.

Fochesatto se dedica a un campo que vincula la química analítica con la toxicología. El proyecto que lleva adelante, a partir de la beca, es el desarrollo y la optimización de un método cromatográfico HPLC para la determinación de cannabinoides en muestras vegetales y en aceite vegetal de cannabis. Su objetivo es cuantificar y dosificar las proporciones de cannabinoides que tienen los aceites medicinales que son preparados por los mismos pacientes o autocultivadores, porque cada preparado de aceite medicinal no especifica sus cantidades, sino que son suposiciones.

La iniciativa buscar dar una respuesta a ese desconocimiento para mejorar la calidad del aceite y regular su contenido. De esta manera, cada paciente podrá lograr la dosificación que le corresponde y el médico a cargo realizar un tratamiento más adecuado.

Fochesatto remarcó la importancia de la EVC en cuanto al desarrollo de la investigación y a los beneficios que puede traer a la comunidad: “La beca me dio un contexto y un incentivo para poder realizar estas actividades de investigación que fomentan a los becarios a buscar soluciones a diferentes problemáticas y a dejar un antecedente científico con el trabajo que realizamos”.

Horizontes que se amplían

En los once años de funcionamiento del programa, fueron becados más de 15.700 estudiantes, para quienes constituyó “una puerta de entrada a la investigación y a la docencia”, ponderó Kusinsky y reflexionó: “La investigación es constitutiva de la institución universitaria. Nutre no sólo a la carrera, sino a la propia universidad y genera un círculo virtuoso en las aulas”.

Resulta evidente que, junto con la enseñanza y la extensión, la investigación constituye una de las funciones primordiales de la universidad. La contribución al desarrollo de la cultura a partir de la promoción y difusión de la investigación científica, técnica y tecnológica es la razón de ser de la institución académica.

Sin embargo, la universidad argentina tuvo desde sus inicios un marcado carácter profesionalista. Recién en los primeros años del siglo XX aparecen iniciativas pioneras y grupos de investigación reconocibles, orientados especialmente hacia las ciencias duras.

La consolidación de ese proceso tomó forma con la creación del CONICET, en 1958, y de otras instituciones dedicadas a promover la investigación para el desarrollo científico y tecnológico del país, como el Instituto Nacional de Tecnología Agraria (INTA). El advenimiento de este conjunto de instituciones, además de la extensión en varias universidades del régimen de dedicación exclusiva, significó el reconocimiento de que la investigación científica y tecnológica debía pasar a ser una profesión.

En este sentido, Kusinsky subrayó: “Las becas EVC-CIN constituyen una herramienta de la política pública imprescindible para profundizar, con perspectiva de mediano y largo plazo, el rol fundamental de las universidades en el desarrollo científico y tecnológico, a través del incentivo a la dedicación a la investigación de nuevas generaciones”.

Fuente
Pagina12

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