El sueño que se convirtió en pesadilla: el calvario de los deudores UVA

Los créditos UVA surgieron en 2016 principalmente como aquella posibilidad que finalmente pusiera fin a las dramáticas dificultades de acceso a la vivienda. Aunque para algunos funcionó, y los especialistas destacan la flexibilidad de sus requisitos como un aspecto positivo, para muchos otros deudores la política de crédito, implementada con Federico Sturzenegger a la cabeza del BCRA, resultó una pesadilla de nunca acabar. Hasta la fecha, los montos de los préstamos que aún no se cancelaron han llegado a incrementarse el doble y más también. Más de cien mil personas están endeudadas bajo esta modalidad y sus deudas no dejan de agrandarse. El Destape recolectó testimonios alrededor del país para relatar la experiencia de haber adquirido uno de los tres tipos de créditos UVA: hipotecarios, prendarios y personales. Cuánto pidieron, cuánto pagan ahora y cómo hacen.
cualquier índice que no esté atado a la inflación simplemente es mejor que el esquema UVA que había en ese momento donde la única opción que se planteaba era el estiramiento de cuotas frente a una caída violenta, o un aumento violento de la relación cuota ingreso
“Saqué el crédito junto con mi pareja en diciembre de 2017. Pedimos $1.372.000, empezamos pagando casi $13.000 de cuota. Hacía tiempo que queríamos acceder a la primera vivienda, nuestro único sueño material. Estábamos laburando bien, mi pareja es chofer de una línea de colectivo y yo soy empleada administrativa. Vivíamos bien y pagando un alquiler. A los pocos meses de que lo sacamos, las cuotas empezaron a subir terriblemente. Hoy pagamos una cuota congelada de $30.000, si no sería alrededor de $45.000. Debemos más de $3.000.000. Recortamos absolutamente todo lo que no sea indispensable y a veces pedimos dinero a mi familia para después devolver”

La historia de Silvana, endeudada bajo un crédito hipotecario UVA, es representativa de muchas otras experiencias similares o peores. Sí, es cierto que hay quienes tuvieron el margen de soportar el aumento. Es cierto también,que en el contrato firmado, ya está contemplado que la Unidad de Valor Adquisitivo (UVA) se actualiza por inflación. Pero también es cierto que se otorgaron en un contexto donde la promesa de alcanzar metas inflacionarias estables estuvieron lejos de cumplirse. “Tendremos un gobierno que va a fijar reglas de juego claras, va a bajar la inflación a un dígito”, decía el ex presidente Mauricio Macri en el debate presidencial de 2015. Ese año la inflación cerró en 26,9%. Su presidencia terminó con un 47,6%, la más elevada desde 1991. Un mal manejo del aumento de los precios en conjunto con el cierre de empresas y consecuentes pérdidas de empleo o del poder adquisitivo, más el agravamiento causado por la pandemia, derivan en que haya más de 100 mil personas endeudadas con la incesante preocupación por cómo terminar de vivir en loop con estos créditos. Por decreto, las cuotas de los deudores se encuentran congeladas hasta el 31 de enero de 2021 y la diferencia entre las cuotas contractuales y las resultantes del congelamiento se refinanciarán al final del crédito, manteniendo la dominación en UVAs. En caso de falta de pago o pago fuera de plazo hasta el mismo período, la diferencia tendrá el mismo tratamiento, con el agregado de que se podrá aplicar intereses compensatorios, mientras no excedan la tasa de interés del préstamo original.

Marcha atrás: el ABC de los créditos UVA

Un crédito UVA es un préstamo en pesos a tasa fija ajustable por el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER) que refleja el índice de precios al consumidor, y que está expresado en Unidades de Valor Adquisitivo (UVAs) La UVA es una herramienta que informa el Banco Central y está vinculada al costo del m2 de una vivienda. El valor del préstamo a pagar se representa en UVAs. Se reciben pesos, y todos los meses el deudor paga un porcentaje de UVA convertido a esta moneda. La variación del valor de la UVA el día del vencimiento de la cuota condiciona mes a mes el costo a pagar.

La cuota siempre constará de una predeterminada cantidad de UVAs, lo que irá variando con el tiempo es el valor en pesos que tendrá esa unidad. Estos préstamos son mayormente hipotecarios: el objetivo es acceder a una vivienda a una cuota inicial similar a la de un alquiler, menor a la de un crédito convencional y con menos requisitos e ingresos solicitados. Materializan el sueño de la casa propia, aunque haya más riesgo de repago a futuro. De hecho así sucede: desde su implementación, la inflación galopante devoró los ingresos, el porcentaje de las cuotas sobre los salarios cada vez es más pesado y las consecuencias están vigentes. Diego, docente universitario, lo describió mejor así: “Saqué el crédito en marzo de 2017 y compré un humilde 2 ambientes en Caballito como vivienda única para poder independizarme, deje todos los ahorros de mi vida, ahorro de los 16 años que trabajo. Actualmente el crédito se lleva más del 50% de mis ingresos. Pedí $700.000 y hoy en día debo más de $2.100.000. La promesa de campaña fue que la cuota no supere el 25% del sueldo. Arranque pagando mensualmente $4.200 y hoy pago $18.100. A la cuota hay que sumarle gastos del departamento, como expensas, servicios y para colmo comer, que sino fuese por la ayuda de mis padres, no podría solventarlos.»

Cuatro días después de las PASO -agosto 2019-, el ex mandatario Mauricio Macri dispuso el  congelamiento de las cuotas de los créditos UVA. En campaña, como postulante presidencial del Frente de Todos, el ahora presidente Alberto Fernández, aseguró que se ofrecería un “plan de salida para el UVA, que empiece por desdolarizar también lo que tienen que pagar de cuota y desdolarizar el precio”. Aunque más tarde igualmente haya recalcado que estos préstamos “finalmente son un acuerdo entre particulares”, en enero el oficialismo prorrogó hasta febrero 2020 el congelamiento de las cuotas. Para ese mes se había estipulado un plan de convergencia para evitar el salto del 26% de atraso calculado, pero la pandemia obligó a decretar un congelamiento de las cuotas mucho más extenso.

“En noviembre de 2017 (IPC 21%), pedimos al banco $1.040.000, el dólar no llegaba a $18. Nosotros hoy le debemos $2.730.000 y tenemos la cuota congelada desde marzo, en $18.200, si no sería de $25.500. En el momento de escriturar, el banco nunca advirtió la inflación que se podía llegar a venir, o dónde estábamos parados, pero sí nos dijo en tono gracioso el Escribano que, en caso de que falleciera alguno de los cónyuges, el otro tiene como herencia la hipoteca, y así sucesivamente hasta llegar a los hijos. Abrió un árbol genealógico”, recordó negativamente María Elena, monotributista e hipotecada UVA a El Destape.  A sus dichos lo complementó Guillermo, otro hipotecado: “Lo indignante de todo esto es que el UVA fue planteado como un plan nacional de vivienda lanzado por el gobierno de Macri en connivencia con los grandes ganadores de esta situación: los bancos. El gancho era pagar menos que un alquiler y tener una casa, los bancos aseguraban que la cuota no iba a superar el 25% de los ingresos, el ex Presidente repetía: “quédense tranquilos que la cuota no se va a disparar.” Nada de esto ocurrió, la gente está más apretada para no perder lo más preciado, el techo”

No hay mora, pero sí muchos problemas

Datos del Banco Central afirman que hay alrededor de 100 mil deudores hipotecarios y que el porcentaje de morosidad es, en promedio, sólo del 0,4%, menor al que ostentan los préstamos personales (4,7%) y los prendarios (4,2%).

Sin embargo, no necesariamente quiere decir que sea un crédito sostenible. Para un completo análisis es necesario mirar también estas variables: según un entrecruzamiento de datos entre INDEC, UVA, BCRA y Salarios realizado por El Cronista, desde marzo 2016 hasta agosto 2020, la UVA aumentó un 307%, mientras que los salarios se incrementaron un 247%. Las cuotas variaron más que los salarios. Es clave mirar la relación cuota/ingresos y también la relación deuda / precio del inmueble. Los altos niveles de inflación y las bruscas devaluaciones hicieron más deplorable el panorama. “En su momento sacamos 2.200.000 y ahora debemos prácticamente 6.000.000. Cada disparada del dólar nos fue matando lentamente y el gran problema que tenemos mi marido y yo, además de la disparada de la cuota por la inflación, es que yo soy docente y él trabaja en la administración pública, o sea, tenemos una de las paritarias más bajas”, reconoció preocupada Daniela, otro testimonio que se ofreció a contar su experiencia a El Destape. En 2017 los créditos UVA tuvieron su auge y, además, en agosto hubo un nivel de ventas altísimo. Pero la megadevaluación iniciada en 2018 frenó bruscamente los créditos, puesto que se entregan en pesos y las propiedades están dolarizadas.

Además, Daniela agregó que, al pedir asesorarse por el préstamo, no le advirtieron “en absoluto de todo esto” y que la vivienda “no es un negocio”, sino su techo. “Me fui volviendo más experta cuando me encontré con grupos de otros hipotecados UVA”, recordó. Claro que la vulnerabilidad económica que sufre Argentina por la pandemia también hizo lo suyo. “ En 2019 se complicó seriamente y tuvimos que empezar a endeudarnos con tarjetas de crédito para cubrir gastos corrientes y pedir ayuda económica a la familia. A partir de marzo, con el ASPO, nuestros ingresos se redujeron a la mitad, por lo que finalmente diferimos las cuotas al final del crédito.”, explicó Nerina, otra deudora que conversó por este medio. Sobre la falta de información con respecto a los créditos UVA, el economista Federico Pastrana dijo: “Los bancos tienen mucha información a la hora de dar los créditos, sin embargo quienes los toman no siempre estuvieron bien informados”, mientras que el economista Federico Gonzalez Rouco lo atribuye a un “problema sistémico” como lo es la “falta de educación financiera”

Próximas decisiones del gobierno
Actualmente, el gobierno analiza una serie de pasos a seguir en el corto y mediano plazo para desenredar este ovillo. Frente al descongelamiento de las cuotas, se estudia para luego del 31 de enero de 2021 un esquema de ajustes que logre evitar saltos abruptos en los pagos en poco tiempo. Concluiría en julio de 2022. Así, se estima que el atraso total de las cuotas se distribuya en 18 meses y pasen a ser la base de los nuevos valores, que seguirían aumentando en relación a la inflación mensual. A eso se le agregaría un adicional destinado a converger los pagos.

Según González Rouco, concluido el congelamiento de las cuotas UVA en enero, en un año y medio  las cuotas aumentarán alrededor del 163%, lo cual redundaría en un incremento de la morosidad, que hasta el momento es baja. Además, agregó que actualmente las cuotas “tendrían que subir cerca de 40% – 50%”, pero “es incompatible con la realidad social”, por lo que se analiza el incremento distribuido en un 18 meses. De concretarse, según el economista, próximamente “las cuotas van a subir alrededor de 2% mensual, más lo que deberían subir por el ajuste genuino de la UVA”, lo que podría tocar el 6% si se tuviese otro mes con inflación cercana al 4%, como fue octubre. “Terminado el decreto, es probable que aumenten también los intentos o juicios por desalojos, y ahí el gobierno deberá plantear una solución” planteó Rouco.
Por otro lado, Pastrana aseguró que la problemática UVA “es muy compleja” pero en el promedio “la mora es baja”, por lo tanto el descongelamiento “no es una mala política si es que se hace gradualmente”. Ante la pregunta sobre si aumentará la mora o no a partir de esa decisión, respondió: “La mora en general aumenta con la situación económica y no con un esquema particular, de hecho, en un año y medio, si la situación económica está mejor, tampoco va a impactar sobre la morosidad”
Por su parte, María Elena, la deudora entrevistada, agregó: “Queremos que el ministro Jorge Ferraresi llame a los referentes de autoconvocados UVA para una mesa de trabajo como lo veníamos haciendo con Maria Eugenia Bielsa, aunque cada vez que terminábamos la reuniones nos quedábamos con sabor a nada”. “Estoy segura de que el actual gobierno tiene capital humano con suficiente capacidad técnica como para diseñar una salida de esta estafa”, confió Nerina.
Paralelamente se mandó al Congreso un proyecto para futuros préstamos, que busca  impulsar el crédito hipotecario e incentivar a los bancos e inversores de la siguiente manera: Para los acreedores, la medida contempla préstamos actualizados por inflación, o sea medidos por el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER), y por el Costo de la Construcción (ICC). Para los deudores, plantea ajustar las cuotas de los créditos de acuerdo al Coeficiente de Variación Salarial (CVS), o sea a los salarios. Al momento del pago mensual, en caso de que se presente un descalce entre salarios e inflación, la diferencia en la cuota la cubriría el Fondo Fiduciario de Cobertura y Promoción (FFCP), administrado por la creación de la la nueva Sociedad Hipotecaria (S.A.) y sería solventado por una porción de la cuota del crédito hipotecario, aportes de las entidades y la misma rentabilidad que obtenga el propio fondo .»Hemos pensado en cambiar todas las fórmulas de actualización de los créditos hipotecarios y concentrarnos en la idea de que esos créditos se actualicen sólo teniendo en cuenta el salario. La idea es que «no se convierta en una nueva frustración como la que hemos vivido con los créditos UVA”, explicó el Presidente en el acto del 17 de noviembre por el Día de la Construcción.

Créditos UVA: prendarios y personales

Por último, hay un colectivo de deudores UVA que no se siente representados tanto mediáticamente como incluso en las decisiones de gobierno: deudores de un crédito prendario o crédito personal. Testimonios de ambos tipos de préstamos aseguran que la discusión es acaparada por quienes tienen un crédito hipotecario únicamente. Particularmente sobre los créditos personales, Alejandra expresó: “Nuestro capital adeudado crece mes a mes junto con nuestra cuota, que está sin congelar. Cuanto más pagamos más debemos. Los intereses compensatorios están arriba del 23% para los UVA automotor.” “Soy madre soltera y estoy a cargo de mis padres que son discapacitados, gano menos de $30 mil al mes y mi cuota de UVA personal supera la mitad de mi ingreso”, agregó a este medio Jorgelina, de Ciudad de La Rioja.
Sobre los prendarios, hay quienes no llegan a pagar sus medicamentos porque el crédito está próximo a superar el sueldo, como es el caso de Alicia, entrevistada por El Destape, o bien mujeres sostén de familias que no pueden financiar el auto, con el que trabajan de manera no fija, por tener cuotas duplicadas o más, como el caso de Daniela. “Soy docente, madre y sostén de familia. Más de una vez no hemos tenido para comer o pagar las necesidades básicas de mis hijos porque ante todo estaba el banco”, lamentó Paula, deudora de Coronel Pringles. El universo de estos deudores consta de 700 mil personas que esperan respuestas.

Fuente. NAZARENA LOMAGNO para Tiempo.ar

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