El liderazgo de Macri se pone en juego con la interna entre Larreta y Michetti

El pelotón de funcionarios que rodea al jefe de Gobierno, Mauricio Macri, pasa las horas previas a las primarias porteñas de este domingo como si fuera la cuenta regresiva de un superclásico futbolístico. Como si esperaran el comienzo del Boca–River mas importante del campeonato que vive el PRO desde que fue creado. Pero la atención, y tensión, que depositan los hombres del alcalde no recaen sobre alguna fuerza opositora al macrismo, sino sobre la interna que los conmueve, y especialmente, sobre los últimos movimientos que realice la senadora Gabriela Michetti, la ex candidata preferida del PRO que hoy se batirá en Primarias frente al jefe de Gabinete Horacio Rodríguez Larreta, el poderoso multifuncionario que fue elegido por Macri para sucederlo. Esa puja los desvela con más fuerza que el crecimiento de los candidatos del Frente para la Victoria. Tampoco les ha quitado el sueño el costo nacional que implicó para Macri privilegiar al hombre que conduce su gestión y postergar a la mujer a la cual, en privado, valora por sus logros legislativos pero critica por la ausencia de gestión para garantizarle lo que su viejo hombre de confianza le ha prodigado durante 8 años con la precisión de un fiel secretario.
«Esperamos un resultado superior a los 46 puntos entre los dos precandidatos del PRO y ninguna de las encuestas que manejamos la ubica a Gabriela como ganadora», confió a este diario un importante funcionario porteño antes del arranque de la veda electoral que el alcalde porteño sorteó desde Córdoba para sellar una troika con radicales y juecistas. El discurso público del PRO busca mostrar que el aprovechamiento –y dramatización– de las PASO 2015 les permitirá cosechar un nuevo techo histórico de votos. Pero puertas adentro, hay pocas certezas sobre cómo continuará la vida del partido amarillo a partir de mañana. Desde el otro lado del mostrador diseñado por el macrismo, los representantes de Michetti recuerdan que su adversario hizo una campaña electoral casi presidencial y que tendría serias dificultades para explicar la inversión que canalizó para instalar su marca a cualquier precio. «Hace algunos años anunciamos como un logro que habíamos abierto mil mesas en todo el país, pero el domingo pasado hubo más de 1300 mesas solamente en la Capital, a mí me da vergüenza ajena», se lamentó uno de los hombres que le cuida las espaldas a la senadora díscola del PRO.
Para esta noche, con un escrutinio tardío y muy costoso, se espera a un Macri que levante la mano del ganador y oculte las esquirlas del resultado. «De un modo u otro gana Macri, que a partir del lunes tiene que ocuparse de la Provincia de Buenos Aires; lo demás son trapos privados que habrá que resolver puertas adentro», explican desde la nueva sede de gobierno porteño, el mega edificio vidriado que los empleados que estrenan sus oficinas ya lo llaman «el Aeropuerto de Mauricio», por las particulares similitudes que tiene la costosa obra que diseñó Lord Norman Foster, plagada de contrataciones directas, con una base aérea.
Pero detrás de las especulaciones sobre la implosión interna del PRO, que Macri busca controlar para que no empañe su campaña presidencial, el cuerpo a cuerpo en la capital sucede barrio por barrio: en la zona central de la ciudad, donde reside el 50% del electorado porteño, los michetistas dicen que su jefa sigue ganando. En la zona norte, donde esta el 30% mas privilegiado de la ciudad, «el Pelado» gana por una diferencia similar, pero en el postergado sur porteño, tierra del 20% restante, la pelea sigue «voto a voto». En medio de esas geografías inestables, los bandos opuestos continúan dramatizando la pelea que concluirá hoy.
Parece exagerado pensar que el futuro político de Mauricio Macri se defina en la interna de este domingo. Pero no lo es: el alcalde capitalino se metió de lleno en la lucha por la sucesión porteña y apuntaló a su calvo delfín. Aún en contra de la voluntad de su jefe y tal como había hecho en las legislativas de 2013, Michetti  eludió los deseos del «Círculo Amarillo» y se plantó. Fueron infinitas las sutilezas para que desistiera. Marcos Peña y Jaime Durán Barba la querían como compañera de fórmula del ex titular de Boca Juniors. La paciencia de la «mesa chica» del PRO se consumió velozmente y la oriunda de Laprida expresó su «tristeza» por el cada vez más explícito apoyo del alcalde porteño a su rival.
Como si no alcanzara con acompañarlo a almorzar a la mesa de Mirtha Legrand en dos oportunidades, el empresario escribió una carta en Facebook plagada de elogios a Larreta. El otrora michettista y todopoderoso secretario de Gobierno, Marcos Peña, también bendijo al ex funcionario menemista y ensalzó sus dotes de mando y continuador de la gesta amarilla en Buenos Aires. «No hay que colgarse más de los pantalones de Mauricio», reclamó la legisladora en un inequívoco mensaje a Larreta.
Macri fue el encargado de aprobar los nombres que integran las listas de legisladores que encabeza Francisco Quintana. Entre los nombres figura el financista Eduardo Santamarina, presidente el Banco de Valores; el titular de los jóvenes PRO, Gabriel Sahonero, hijo de un histórico puntero de la Villa 20 sospechado de oscuros negocios; y Vicente Engelman, ex miembro del Servicio de Inteligencia Naval durante la dictadura, según denunció el legislador Alejandro Bodart. En el caso de los comuneros, Michetti eligió cortarse sola y presentó lista propia. Nada de eso importa para los operadores del PRO que hoy mantendrán vallada toda su comunicación pública, para controlar las esquirlas que puedan saltar durante una jornada caliente, despolitizada y, muchas veces, al borde de la sobreactuación.
Mientras tanto, el aparato tuvo su peso, pero al estilo del PRO. Así el omnipresente jefe de Gabinete paseó su sonrisa desde los televisores en los subtes hasta los centros de jubilados, jardines de infantes y cualquier otro lugar que le permita lograr exposición. «Supo conducir el caballo del comisario, resta saber hasta dónde le dará resultado», bromean en voz baja los febriles trabajadores del nuevo «aeropuerto de Parque Patricios», como le dicen ahora al lugar donde estará hoy el centro de los cómputos más determinante para una fuerza política que buscará mostrarse como un partido consolidado, aunque por dentro falte mucho para eso.  «

Fuente: Tiempo Argentino

 

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