Las variables macroeconómicas del macrismo terminan con un fuerte saldo negativo

Al día siguiente de ocupar su cargo, aseguró que la situación económica «no es crítica”, y que los argentinos “pueden preparar sus vacaciones con tranquilidad”. Era el flamante ministro de Economía de la alianza Cambiemos, Alfonso Prat Gay, quien junto a otros funcionarios recorría el mundo distribuyendo el folleto “Argentina: Land of opportunities”, donde resaltaban que el país contaba con una “economía robusta”, una desocupación del 6 por ciento, la menor desigualdad social de la región y una infraestructura con buen desarrollo. Asimismo, resaltaban la capacidad de endeudamiento de la Argentina por su “baja relación deuda/PIB, del 13 por ciento”.

El macrismo solo puede exhibir como un logro macroeconómico haber logrado, recién en los últimos doce meses, un superavit en la balanza comercial, que hasta septiembre sumaba 7708 millones de dólares, y haber reducido en casi la mitad la cuenta de subsidios a los servicios públicos, de 4,6 al 2,3 por ciento del PIB. Si bien el superavit de la balanza fue debido al derrumbre de las importaciones por la crisis, antes que al auge de las exportaciones, y el costo de la reducción de subsidios a los servicios fue gravoso en términos productivos, son los dos únicos logros que puede exhibir «el mejor equipo de los últimos 50 años».

El resto, podría afirmarse, es como lo señaló el próximo gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, «tierra arrasada». Sucede que el déficit fiscal primario bajó de 1,8 por ciento sobre el PBI a 1,3 por ciento para fines de este año. Pero el financiero se incrementó del 3,7 por ciento al 5,6 por ciento en 2018, proyectándose un número similar para este año. Esto es así incluso con el “reperfilamiento”: Cambiemos le trasladó al próximo gobierno cerca de 10.000 millones de dólares.

Esta variable se anota en la amplia lista de los ítems macroeconómicos que el actual gobierno empeoró. A lo que se agregan las proyecciones del Indec que indican una caída del PIB en cuatro años cercana a 7 puntos porcentuales, una inflación que, acumulada solo hasta abril de este año, llegaría al 200,2 por ciento, según el Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano.

Por su parte, el desempleo del 5,9 por ciento que legó el kirchnerismo prácticamente se duplicó y, tal vez la cuestión más compleja, la alianza Cambiemos dejará compromisos de pagos al FMI y acreedores privados por más de 150.000 millones de dólares.

La herencia “es crítica” y el nivel de endeudamiento es altísimo, lo que no permitiría al nuevo gobierno ir de gira por el mundo con un folleto titulado tierra de oportunidades, habida cuenta que durante los últimos dos años nuestro país fue tapa de la prensa mundial debido al descalabro económico y al histórico acuerdo con el FMI.

Desde el Frente de Todos ya mencionaron las medidas más importantes para los primeros tres meses, como ser la convocatoria a un pacto económico y social, cuyo principal objetivo será restituir parte de los 20 puntos que perdieron los salarios en cuatro años, además de controlar la inflación.

Otras medidas serían la reestructuración de la deuda con el FMI y los acreedores privados, el impulso a las exportaciones, fundamentalmente desde Vaca Muerta, y un plan de desarrollo para Pymes y las economías regionales.

Cada uno de estos objetivos, en el contexto que legará el macrismo, lucen complejos. Emmanuel Alvarez Agis, uno de los integrantes del equipo económico del Frente de Todos, afirmó que «si Alberto Fernández hace todo perfecto, la economía puede dejar de caer en el cuarto trimestre de 2020 y yo lo aplaudo».

 Fuente. Pagina12

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