Elecciones en Uruguay: primer acto de un probable ballotage

La coalición oficialista Frente Amplio finalizó su campaña con buen ánimo. Sus últimos actos partidarios en Montevideo fueron masivos. Una semana atrás, la tradicional caravana de autos de la militancia frenteamplista sobre la rambla montevideana surcó esa artería durante cinco horas con sus colores blanco, azul y rojo del. El cierre proselitista del jueves en la capital uruguaya también desbordó de gente. Su candidato Daniel Martínez, ex Intendente de Montevideo y ex titular de la petrolera estatal ANCAP, rescató del mitin un perro extraviado, de pelaje blanco y cara gentil, y lo llevó a su casa. Luego preguntó por el dueño de la mascota por sus redes sociales. El can se reencontró con su benefactor. Con ese candor y esperanza cerró el gobierno oriental su raid electoral más desafiante de los últimos años.

El buen clima interno dentro del Frente Amplio no es casual. Todos los sondeos indican un pronóstico semejante: el oficialismo ronda una intención de voto en torno a los cuarenta puntos. En segundo lugar emerge el Partido Nacional. La medalla de bronce de las encuestas está disputada por el tradicional Partido Colorado y el emergente y ultraderechista Cabildo Abierto. En síntesis, la matemática del ballotage uruguayo se alteró. Antes, la oposición reunía esfuerzos en una suma de dos actores partidarios. Ahora, ese conteo puede estar protagonizado por un triángulo amoroso incierto: el que reúne al blanco Luis Lacalle Pou, al colorado Ernesto Talvi y al militar Guido Manini Ríos, el Bolsonaro uruguayo. En teoría, esas tres partes suman una representación mayor al Frente. Sin embargo, esa unidad es solo un supuesto y el gobierno uruguayo aspira a fracturarla tendiendo puentes con el sector progresista del Partido Colorado.

Además, el Frente Amplio sonríe porque su campaña fue de menor a mayor. Así explicó el último viernes en el semanario uruguayo Brecha la remontada anímica y política de la entente progresista la colega Sofía Kortysz: “La semana siguiente a las internas encontró al Frente Amplio mal parado. Había votado peor que el Partido Nacional e incluso había conseguido menos votos que en 2014. A fines de setiembre la aguja empezó a moverse. Todos los sectores se lanzaron a recorrer el país y las Redes Frenteamplistas lograron una gran convocatoria a su Banderolazo. El oficialismo terminó de despertar el fin de semana pasado con la extensa caravana que recorrió Montevideo y, con ese viento en la camiseta, cerró la campaña con un multitudinario acto en la capital”.

Por el contrario, el Partido Nacional culminó la campaña con escándalos políticos y corriendo su narrativa política hacia la derecha en pos de no ceder votos ante el evidente crecimiento de Manini Ríos en la simpatía del electorado. En principio, el Intendente de la apacible y cercana localidad de Colonia, el blanco Carlos Moreira, fue descubierto con una filtración de audios cuando solicitaba favores sexuales a una empleada del municipio a cambio de renovar su contrato laboral. ¿Cómo respondió la dirigencia nacionalista de Colonia? Con un masivo apoyo a favor de su continuidad en el cargo. Las patinadas del Partido Nacional no se detienen ahí. El aspirante a ser el próximo ministro de Desarrollo Social por esa fuerza aventuró que la planta baja de esa cartera podía ser utilizada para que las personas en situación de calle pudieran hacer yoga. Pablo Bartol pidió disculpas después por ese comentario al que atribuyó una búsqueda de distensión.

Sin embargo, esos gaffes no parecen gratuitos. Lacalle Pou y su equipo conjeturan que la sociedad uruguaya reclama más orden que justicia social. A su manera el Partido Nacional busca mimetizar su estrategia de polarización con la desarrollada en nuestro país por Juntos por el Cambio. “En este alejamiento del centro, el líder nacionalista afirmó a mediados de octubre al informativo de Sarandí que se sentía políticamente más afín a Manini Ríos que al Frente Amplio y se negó a responder acerca de si en un posible gobierno su principal socio sería el líder de Cabildo Abierto o Talvi. Hoy su discurso sobre el Frente Amplio pareciera imitar el concepto de grieta de la vecina orilla, donde la oposición a un otro pasó a ser un elemento identitario en la política”, interpreta la analista uruguaya Daiana García.

¿Podrá ganar el Frente? Diez años atrás, cuando José Mujica fue candidato, la coalición tenía un panorama difícil. En el acto de cierre de esa campaña el hoy ex Jefe de Estado tomó dos banderas, la tricolor de su partido y la bicolor clara del Uruguay. Con la voz en alto Mujica subió el manto nacional y proclamó: “En segunda vuelta vamos por esta bandera”. Con esa premisa, ir de lo partidario a defender el interés patriótico, el Frente logró ganar. Hoy el camino trazado parece el mismo. Todavía es una incógnita si dará frutos.

Fuente: El Destape

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