A Bolsonaro le estalló su propio escándalo

Uno de los pivotes es Fabricio Queiroz, policía retirado recientemente, que antes pasó por el Ejército, donde conoció a Bolsonaro.

Queiroz estaría vinculado a las «milicias» paramilitares de Rio de Janeiro y al parecer lavó dinero de sobornos de empresas del transporte destinadas al clan Bolsonaro, afirmó el diputado Rogerio Correia, del Partido de los Trabajadores.

Ante las evidencias documentadas de las maniobras dolosas, Bolsonaro reconoció hace quince días  ser «amigo» de Queiroz desde los años 80.  Pero no dijo, y luego se supo, que designó a la hija de su amigo, la personal trainer Nathalia, como  asesora en el Congreso Nacional. La atlética empleada legislativa cobró sueldo del presidente electo  sin trabajar en Brasilia porque nunca dejó de dar clases de educación física en Rio de Janeiro.

Después de semanas con paradero desconocido el policía jubilado Queiroz reapareció en la noche del miércoles en una entrevista al canal SBT, durante la cual intentó preservar al ex capitán de ultraderecha y a su prole.

«Quiero pedir disculpas a la familia Bolsonaro, a Michelle, la futura primera dama, por haber expuesto su nombre, ella no hizo nada errado por los cheques, que son míos».

También exculpó al hijo presidencial Flavio Bolsonaro, diputado estadual de Rio de Janeiro, de quien fue empleado durante una década.

Durante el reportaje, Queiroz no supo explicar el origen de las altas sumas de dinero descubiertas en sus cuentas por la agencia de fiscalización financiera del Ministerio de Hacienda. Según ese organismo oficial era «atípica»  la cantidad de  plata que manejaba el amigo del futuro mandatario y empleado del legislador carioca.

Tampoco quiso hablar de la contabilidad de los Bolsonaro y prometió que  cuando se presente ante la fiscalía revelará porqué varios asesores parlamentarios de Bolsonaro, entre ellos otros ex policías, depositaron plata en su cuenta.

Además alegó que no acató dos citaciones de la fiscalía para esclarecer su situación patrimonial debido a problemas de salud, entre ellos un cáncer que le fue detectado hace poco tiempo.

Cuando la reportera mostró curiosidad por su buen pasar económico a pesar de cobrar un salario de menos de 3 mil dólares, Queiroz respondió  «yo soy una persona de negocios, hago dinero, compro y revendo autos».

En otro momento de la conversación usó una expresión más firme para decir lo que tal vez haya sido su mayor mentira: «No soy naranja, no soy naranja» de los Bolsonaro, subrayó. En el argot delictivo «naranja» significa testaferro.

Fuente: Página 12

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