Se sumaron muy pocos usuarios

En base al análisis de los datos provistos por el Enargas, se puede evaluar cuál fue la evolución de la expansión del servicio público de gas de red para el sector residencial entre enero de 2016 y junio de 2018 (inclusive), tanto por distribuidoras como a nivel nacional. A pesar de la desregulación, del tarifazo, de las ganancias siderales y los importantes beneficios otorgados a las distribuidoras, los dos años y medio de gestión macrista destacan por ser la segunda peor marca de la historia en incorporación de nuevos usuarios residenciales a la red de gas.

Respecto del período comprendido entre 2013 y junio de 2015, las nueve distribuidoras registraron, en los dos años y medio de gestión neoliberal, retracciones en incorporación de nuevos usuarios residenciales que oscilan entre -29 a -44 por ciento. La peor desaceleración la tuvo Metrogas, primera distribuidora en cantidad de usuarios residenciales, con -44 por ciento. La segunda peor fue Gas del Centro, distribuidora de Nicolás Caputo, con -39 por ciento. Camuzzi Pampeana, propiedad de Macfarlane y Brito, y tercera distribuidora en cantidad de usuarios, macró la tercera peor disminución en la incorporación de nuevos usuarios, con -34 por ciento.

El pico histórico en incorporación de usuarios residenciales sumando las nueve distribuidoras se alcanzó en el período 2007 a junio de 2009. Esas mismas compañías, entre 2016 y junio de 2018, se ubicaron comparativamente -49 por ciento (promedio) por debajo. Las tres primeras distribuidoras con las mayores diferencias respecto de aquel máximo histórico son: Metrogas (-62 por ciento), Gas del Centro (-61) y Camuzzi Pampeana (-57).

¿Dónde fue a parar el dinero derivado de las ganancias extraordinarias percibidas por las licenciatarias del servicio de distribución? ¿Y el dinero derivado de los beneficios otorgados por el Poder Ejecutivo a las mismas empresas desde 2016? A propósito, vale recordar:

1. Resolución 312-E/2016 de diciembre: asistencia económica transitoria por 3450 millones de pesos (entonces 218 millones de dólares) para “solventar las inversiones obligatorias” comprometidas con el Enargas, a “cuenta de la Revisión Tarifaria Integral”.

2. Resolución 97/2018 que aprobó la financiación en tres cuotas más intereses del 25 por ciento de las facturas de gas del invierno, conocido como “Programa de Financiamiento de Consumos Invernales de Gas Natural”.

3. El aval del ente a la estafa del gas combustible doblemente facturado por las distribuidoras, que derivó en una denuncia ante el Poder Judicial. 4. Resolución 508 del 29 de diciembre de 2017, mediante la cual el Estado se comprometió a compensar a las distribuidoras por su costo de operación del gas no contabilizado (gas consumido por las propias empresas en la operación de sus redes).

5. Traslado al Tesoro Nacional de la deuda contraída con las productoras derivada de la dolarización del precio del gas en la tarifa y la megadevaluación de 2018.

Usuarios

Entre 2016 y junio de 2018, se registró la segunda peor expansión de la red de gas luego de la de 2001 a junio de 2003 medido en nuevos usuarios residenciales incorporados al sistema. La diferencia es de apenas 37.066 usuarios más. El macrismo hizo retroceder la expansión del servicio público a nivel residencial un 34 por ciento en comparación con el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (mismo período). En cantidad de nuevos usuarios, unos 134.079 menos. Comparando Cambiemos con el primer gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (mismo período), este último fue superior en un 87 por ciento en la expansión de usuarios residenciales nuevos incorporados (una diferencia de 227.759 usuarios favorables durante la gestión CFK).

El máximo histórico en expansión de la red a nivel residencial se logró entre 2007 y junio de 2009, con un pico de 537.819 nuevos usuarios sumados al servicio público. Comparado Cambiemos con estos años, incorporó 277.211 usuarios menos (-52 por ciento). Cabe recordar que este período incluye la crisis internacional más importante en lo que va del siglo XXI. El mayor crecimiento histórico en la expansión residencial se registró entre los primeros años del gobierno de Néstor Kirchner y el precedente inmediato, siendo de un 89 por ciento.

Diferencias

La comparación entre el macrismo y la época kirchnerista, tómese el período que se tome, es tanto más significativa si se tiene en cuenta que durante los gobiernos anteriores la producción de gas era menor, las tarifas se mantenían supuestamente “congeladas” desde 2002 y las importaciones (dependencia foránea con su consiguiente erogación) eran mayores a las actuales (específicamente para el período 2013 a junio de 2015). Lo mismo para el período comprendido durante el gobierno de Néstor Kirchner, aunque contemplando que entonces las exportaciones eran muy superiores a las actuales (el pico exportador se alcanzó en 2004), mientras que nulas o insignificantes la inversión/construcción de obras de infraestructura gasífera heredadas.

Vistas las abrumadoras diferencias de este indicador favorables a la época de supuesta “crisis energética” y su supuesto “déficit” tarifario, emergen algunos interrogantes: ¿Cómo fue que durante los últimos años del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner más que se duplicó la incorporación de nuevos usuarios residenciales respecto a la concretada por Cambiemos, lográndose sin necesidad de desregulación, tarifazo ni incrementos exponenciales en el precio del gas en boca de pozo? ¿Cómo fue que el pico máximo de la historia se alcanzó en 2007 a junio de 2009, esto es, durante la peor crisis internacional en lo que va del siglo? ¿Cómo fue que aquel registro histórico más que duplicó lo conseguido por el macrismo, a pesar de haberse verificado en un contexto de mayores exportaciones, mucha menor producción a la actual y sin incrementos tarifarios?

El macrismo sumó 277.211 usuarios residenciales menos a los incorporados en el máximo histórico, tiempo de supuestas “crisis energética”. Se debe agregar a esa cantidad los más de 755.000 usuarios que deberían haberse conectado a la red de no haberse paralizado el Gasoducto del NEA, las decenas de miles de pequeñas y medianas empresas y comercios quebrados, la paralización de la Planta de Agua Pesada (una de las mayores instalaciones consumidoras de gas natural del país) y la masiva desindustrialización del país.

Fuente. Pagina12

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