Conmoción en Brasil: ¿Temer hacia una caída fulminante?

Temer divulgó de urgencia un comunicado en el que admitió la reunión en la que supuestamente fue grabado, pero negó haber dado vía libre a un soborno. Se trata de una apuesta de altísimo riesgo en caso de que la cinta se haga pública, ya que eso haría añicos de inmediato su Presidencia.

Joesley Batista, uno de los dueños del gigante mundial de las carnes procesadas JBS, fue el autor de la grabación, en la que el Presidente avala la compra del silencio de uno de los emblemas de la corrupción en Brasil, el exjefe de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, considerado el cerebro del juicio político a Dilma Rousseff.

Según la información, que disparó inmediatas versiones de renuncia o destitución del jefe de Estado, este le dijo a Batista que el diputado Rodrigo Rocha Loures sería el encargado de resolverle un problema. Poco después, Rocha Loures, perteneciente al Partido del Movimiento Democrático (PMDB) de Temer, fue filmado al recibir una valija con medio millón de reales, alrededor de 160.000 dólares, de parte de Batista.

De acuerdo con el tradicional diario carioca, en la misma reunión Batista le contó a Temer que le estaba pagando un soborno mensual a Cunha para que no se convirtiera en un delator de la justicia. «Usted debe mantener eso, ¿vio?», fue la respuesta de Temer, grabada por el empresario, dijo O Globo.

Cunha cumple una primera condena de quince años de prisión por un caso de corrupción. Parece que ni los barrotes le quitan las mañas.

Mucho se especuló cuando cayó Cunha sobre la posibilidad de que complicara a Temer con revelaciones a los fiscales y jueces de la operación «Lava Jato» para aliviar su situación. «Seré recordado como el hombre que derribó a dos presidentes en este país», le atribuyen haber dicho. Una fue Dilma. El otro sería Temer.

¿Por qué Batista hizo eso con el presidente de Brasil? Porque él y su hermano Wesley, también propietario de la compañía JBS, estaban negociando un acuerdo de delación premiada con la justicia.

Ambito.com averiguó que entrada la noche del miércoles Temer permanecía reunido con su mesa chica y con sus referentes en el Congreso, tratando de evaluar el daño a su mandato.

Una renuncia era una de las hipótesis que se manejaban, pero quedó desactivada en el cortísimo plazo tras la difusión del mencionado comunicado oficial. Sin embargo, el estallido de cacerolazos en las principales ciudades brasileñas volvió de inmediato a generar zozobra y las versiones regresaron.

Otra opción contra Temer es que sea sometido a un impeachment como el sufrido por Dilma, pedido que, de hecho, ya fue presentado formalmente en la cámara baja por legisladores de la oposición de izquierda.

Asimismo, los magistrados de la operación «Lava Jato» (lavadero de autos) se reunieron también de urgencia y se especulaba con la posibilidad de que el Tribunal Superior Electoral (TSE) apure la causa sobre financiación ilegal de la fórmula Rousseff-Temer de 2014, lo que podría poner también fin al tumultuoso Gobierno actual.

En cualquiera de esos escenarios, corresponde al titular del Congreso asumir temporariamente el poder. Luego, en un plazo de noventa días, el Congreso debería elegir un sucesor para completar el actual mandato, que finaliza el 1 de enero de 2019.

Pero el descrédito del Congreso es tal debido a que cerca de un centenar de sus miembros está investigado en el caso de Petrobras, que no se descarta tampoco que opte por aprobar una enmienda constitucional que permita anticipar las elecciones previstas para octubre del año que viene.

Todos los escándalos en el Brasil de hoy son colosales y Temer no es el único involucrado en este. En otra grabación de los Batista mencionada por O Globo, el senador Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), aparecería 2 millones de reales (unos 650.000 dólares) en negro. El dinero habría sido entregado a un primo del político en una cena que fue filmada de incógnito por agentes de la Policía Federal.

El Partido de los Trabajadores no puede festejar ni siquiera la desgracia de sus enemigos, los artífices de la caída de Dilma. Guido Mantega, quien fuera ministro de Hacienda de Luiz Inácio Lula da Silva y de la propia Rousseff, era el encargado de negociar montos para distribuir en su agrupación, dicen los delatores.

Todo parece derrumbarse en Brasil.

Fuente. ambito financiero

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