La historia de la cultura culinaria italiana tiene enormes fascículos de enseñarle a nuestras bisabuelas, abuelas y madres a cocinar sus salsas, sus pastas, y hasta enseñó a toda una cultura argenta a discutir en sobremesa, a disfrutar de los abrazos, a deleitarse de lo que hacemos con nuestras manos. Por eso, este segundo capítulo viene a plantarse estoico, guarro, tano. Porque también están, o mejor dicho estamos, los sin jeta.