Acuerdo mundial reconoce impacto negativo del cambio climático

No obstante, este acuerdo -que implica también un esfuerzo para que la temperatura no supere los 1,5 grados y un pacto para revisar los compromisos de los países sobre reducción de las emisiones cada 5 años- requiere de su ratificación por parte de los parlamentos de los países firmantes, lo cual deja en suspenso la definición final.

«El resultado que se obtuvo era lo deseable y factible, no cabía suponer un acuerdo con mayores definiciones y ambiciones, pero es un acuerdo en el cual todos los países asumen por primera vez un compromiso legalmente vinculante, ya que debe ser ratificado por los parlamentos de los países», explicó a Télam el diputado nacional del PRO y ex director de Greenpeace, Juan Carlos Villalonga, quien representó al país en los últimos días de la cumbre parisina.

En este sentido, expresó que «la Argentina va a tener que firmar y ratificar el acuerdo como pasó en el marco de la Convención y el Protocolo de Kioto, que fueron instrumentos que el país firmó y ratificó, pero la diferencia es que ésta es la primera vez que se establece un objetivo climático».

Reconoció que «el acuerdo no cubre las necesidades», pero reivindicó el hecho de que 195 países hayan alcanzado un acuerdo «que involucra un tema que modifica la economía de cada país, algo extremadamente complejo que explica la dificultad para concretarlo».

De este modo, señaló que si algunos países desarrollados no lo ratifican, «el acuerdo se descalabra», como en ocasiones anteriores, «por eso la prudencia en esta negociación ha sido procurar que sea un acuerdo que maximice su efectividad sin que se transforme en una letra que después países como Estados Unidos, China, Canadá u otros no lo ratifiquen y quedemos a mitad de camino sin nada, pero a la vez sin que eso implique que todos tengamos que ser rehenes de esos países».

«Éste -enfatizó- es el realismo o pragmatismo con el cual hay que leer este tipo de acuerdos».

Villalonga planteó que el acuerdo inaugura varios aspectos en el consenso internacional sobre el cambio climático, al señalar que se plantea por primera vez una reducción de emisiones para contener la elevación de la temperatura global, y es «el primer instrumento de este tipo que queda escrito».

Aclaró que «los compromisos de reducción no entran dentro del acuerdo porque lo que no resolvió París es que cada país contribuya con esa reducción, que hoy esta lejos de cumplir el objetivo que tendríamos que tener de acá al 2030, hay una brecha inmensa», en tanto remarcó la importancia de que esos «compromisos voluntarios que los países presentaron van a ser revisados cada cinco años».

Por su parte, el investigador de Clacso y especialista en medio ambiente Horacio Fazio sostuvo en dialogo con Télam que el acuerdo alcanzado en la COP21 es «limitado y declarativo, y no es vinculante, por lo que algunos países pueden no ratificarlo», y recordó que «el Protocolo de Kioto fracasó porque no fue ratificado. Y ahora puede suceder que los Estados Unidos, que son el contaminador histórico, no lo ratifiquen porque tienen mayoría republicana en el Senado, que están en contra de modificar su economía».

«Pero es interesante que se reconozca por primera vez, formalmente, que hay que encarar esta cuestión del cambio climático», dijo en relación a contener el aumento de la temperatura global.

A su vez, planteó que «es importante la cercanía de la encíclica Laudato Si del papa» que Francisco publicó «poco antes de iniciarse la Cumbre para tratar de influenciar en el buen sentido del término».

El papa caracterizó al pontífice como «el líder mundial más progresista en materia de cambio climático porque va al fondo de la cuestión, al plantear el problema de la justicia ambiental, que es la deuda ecológica del norte con el sur, una deuda que está impaga».

En su texto, el papa relaciona cambio climático con contaminación, con la mala administración de los recursos, con la desigualdad entre regiones ricas y pobres, y cuestiona la postura de los líderes políticos y económicos frente a la actual crisis medioambiental.

Fazio insistió en el carácter declarativo del acuerdo porque «la cuestión de bajar las emisiones es un problema de los países desarrollados y de un sistema económico mundial que no diferencia entre desarrollados y subdesarrollados».

En este sentido, precisó que la mayor parte de la emisión de gases de efecto invernadero proviene de los sectores más ricos, y enfatizó en los niveles exagerados de consumo.

La población mundial alcanza los 7.300 millones de habitantes, de los cuales «2.000 millones son responsables de la mayor parte de la emisión de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático, que pertenecen a los países mas ricos pero también a sectores ricos de países subdesarrollados».

Fuente: Télam

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