La concentración en la cadena productiva de alimentos afecta a la seguridad alimentaria en el mundo
El índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la FAO registró en octubre su máximo en más de una década, mientras que el hambre y la desnutrición aumentaron en 2020, con un 9,9% de la población mundial subalimentada.
La concentración en todos los niveles de la cadena productiva de alimentos y la influencia creciente del mercado financiero en el precio futuro de las materias primas en el mundo afecta a la seguridad alimentaria global y perjudica principalmente a los trabadores rurales, cuyos ingresos continúan reduciéndose pese al alza generalizada del valor de los alimentos, según denunciaron ONG y organismos multilaterales.
El índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que hace un seguimiento mensual del valor internacional de la canasta alimentaria, registró en octubre pasado su máximo en más de una década, mientras que el hambre y la desnutrición aumentaron sustancialmente en 2020, con un 9,9% de la población mundial subalimentada, según la ONU.
La pandemia, el cambio climático y otros múltiples factores han disparado los precios internacionales de alimentos, mientras que las grandes multinacionales de esta industria, como Nestlé, PepsiCo y Mondelez, ya anunciaron subas generalizadas de sus productos para proteger sus márgenes de ganancia.
De hecho, el director ejecutivo de Kraft Heinz, Miguel Patricio, advirtió que los consumidores tendrán que acostumbrarse a que la comida sea más cara porque la población mundial está aumentando, pero no la cantidad de tierras de cultivo, si bien espera que a largo plazo la tecnología mejore la eficacia agrícola.
«La mayor parte del poder y la riqueza generada queda en manos de las multinacionales de alimentos, los grandes supermercados y las firmas de insumos, mientras que los países productores tienen una posición «subalterna» y un desarrollo «limitado»Gustavo Ferroni
No obstante, reconoció que también las firmas deberían absorber parte del incremento: «Creo que depende de nosotros, de la industria y de las otras empresas tratar de minimizar estos aumentos de precios», dijo en declaraciones a la cadena británica BBC.
Aunque la fijación de precios internacionales no depende directamente de las multinacionales de alimentos, la concentración en todos los niveles de la cadena productiva alimentaria -insumos, producción, comercialización, marcas y supermercados- tiene un impacto en el mercado.
«Son muchos factores, pero básicamente el aumento de la concentración, principalmente en las etapas posteriores de la cadena alimentaria, ha hecho que aumente el poder adquisitivo de estos agentes finales de la cadena de suministro y les da una capacidad de dictar con eficacia los términos de negocio», explicó a Télam Isa Miralles, responsable de Salario Digno para Agricultores en la ONG neerlandesa Fairfood.
«Esto les permite también dictar precios en cierto modo (…) tienen mucho poder para negociarlos», precisó.
En la misma línea, Miralles destacó el hecho de que las firmas no tengan «responsabilidades legales» ya que su responsabilidad sobre lo que pasa en la totalidad de su cadena de suministro sigue siendo un tema de debate, principalmente en la Unión Europea (UE), donde se está discutiendo una normativa regional al respecto.
Ambos expertos abogaron por una mayor transparencia y trazabilidad de las cadenas de suministro y valores de las compañías de alimentos para poder cambiar la situación, avanzar en la agenda de derechos humanos y empoderar a los agricultores, cuyas malas condiciones laborales -puntualizaron- les impiden tener una debida participación política en la sociedad.
«Hay una falta muy grande de leyes y de responsabilidades y de que se pague por la violación de derechos humanos o precios menores de los costos de producción»Isa Miralles
Según explicaron, los precios de los alimentos no tienen nada que ver con la realidad que atraviesan los trabajares rurales.
«Mientras los precios suben, los de los agricultores no paran de bajar. Nunca hay un beneficio y las compañías siguen ganando mucho dinero, son industrias multibillonarias», dijo Miralles y concluyó: «La transparencia permite entender dónde se añade el valor y cómo se puede añadir mejor y que no tengan que ser siempre el consumidor o el productor los que tengan que pagar con la mayoría de los riesgos».
POR MARIANELA MAYER