Caso Facundo: Virginia Créimer cuestionó la autopsia

Según la autopsia final, Facundo Astudillo Castro murió por “asfixia por sumersión”, es decir ahogado. Al igual que en el caso Santiago Maldonado, los peritos no pudieron determinar a ciencia cierta si fue un accidente o un asesinato. Tampoco concluir específicamente el tiempo que transcurrió desde que murió.

De nuevo, una autopsia final no pudo cerrar un caso y para la querella sigue firme la hipótesis de desaparición forzada a manos de la policía bonaerense de Villarino. Para la médica forense y perito de parte, Virginia Créimer, la autopsia marcó irregularidades y no pudo explicar la muerte del joven de 22 años.

La perito de la querella también se quejó porque la autopsia no tuvo en cuenta el contexto: en el lugar donde se encontró su cuerpo había una huella de camioneta 4×4, se identificó su mochila con todas sus pertenencias dentro (incluida su ropa y sus teléfonos celulares) y además, en esa zona inaccesible se hallaron otros restos óseos humanos. Sin contar, claro, que algunas pertenencias del joven fueron encontradas en una comisaría y un móvil policial, el mismo que estuvo a 800 metros de donde apareció el cuerpo.

“El ahogamiento, o submarino húmedo, pudo haber sido en algún lugar cercano a la aparición del cuerpo. En el caso de Facundo no aparecían antecedentes de índices suicidas, o había lesiones compatibles con algún accidente… Entonces si no es suicidio, no es accidente, lo único que nos queda pensar es que fue un homicidio”, se refirió así Créimer, quien firmó el informe final de la autopsia en disidencia.

La especialista denunció que hubo un “inesperado cambio de posición de una perito”, que hasta entonces había manifestado que la aparición del fenómeno “diente rosa” era una marca irrefutable de “una muerte violenta”, pero en el informe de este jueves, cambió su posición y aseguró que no era tan relevante.

“Esto sigue con otras medidas de pruebas que ya están solicitadas. Los pasos periciales no se agotan con esta autopsia”, dijo la médica forense, que agregó que el hecho de no poder “comprobar la participación de terceros, no implica que se pueda descartar”.

“Lo llamativo es que se hayan expedido de datos negativos”, comentó irónica, en referencia a que algunos peritos se ocuparon de concentrarse de lo que “no sucedió”, por sobre las pruebas objetivas.

LAS CLAVES DE LA AUTOPSIA

El informe final en el que participaron más de 15 peritos, entre ellos los del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) concluyó que Facundo Astudillo Castró murió por ahogamiento, pero sembró más dudas que certezas.

La presencia indefectible de diatomeas en su médula ósea da referencia a que el joven murió ahogado. Al mismo tiempo, explica que su muerte puede haberse producido en el mismo lugar donde fue encontrado. Eso daría pie a la teoría del accidente. Pero otras pruebas, más contundentes, las refutan.

“Se trató de una muerte violenta, por no ser natural. El avanzado estado de esqueletización del cadáver limitó las posibilidades de conocer el modo de la muerte, no pudiendo la ciencia forense determinar con rigor científico si se trató de uno u otro modo de muerte violenta: suicida, homicida o accidental”, expresaron los peritos, no pudiendo confirmar de esta forma si la muerte de Facundo se dio por un accidente o por un homicidio.

De la misma forma, el informe pericial no arroja luz respecto al tiempo de muerte del joven oriundo de Pedro Luro: “El intervalo postmortem estimado, es decir el tiempo mínimo transcurrido entre la muerte y el hallazgo, sería no menor a 30 días determinados por tafonomía (acción del ambiente) y entomología (micro fauna asociada a los restos); siendo el tiempo máximo estimado del período transcurrido desde la muerte mayor, pero no pudiendo determinarse científicamente”, explicaron.

En el cuerpo tampoco se observaron “signos de participación de terceras personas sobre los restos estudiado”, dice el informe y agrega que tampoco se encontraron golpes de consideración ni heridas de bala.

Fuente: infocielo.com

 

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