Cumbre Peña-Corte en secreto: crisis por manejo de fondos del Consejo

En máximo sigilo y con intenciones de aplacar conatos de rebelión, el jefe de Gabinete Marcos Peña se arrimó al mediodía al edificio de Talcahuano 550 para tener una reunión organizada a último momento con los cinco integrantes de la Corte Suprema. Acompañado por el Ministro de Justicia, Germán Garavano, el encuentro –de carácter protocolar- tuvo doble lectura. En lo formal, el ministro coordinador hizo una descripción de la situación económica que atraviesa el país, tema recurrente de los últimos encuentros con el máximo Tribunal desde el año pasado; y luego hizo un repaso de temas institucionales. En lo político, el gesto de Peña significó un intento del Gobierno por volver a tender los hoy inexistentes puentes de diálogo con los habitantes del cuarto piso del Palacio de Tribunales. Hubo un tema dominante con múltiples aristas que sobrevolaron en la charla: la “emergencia económica” en la que está sumido el Poder Judicial bajo el mando administrativo del Consejo de la Magistratura, que reveló Ámbito Financiero.

Peña llegó al mediodía, en plena ebullición de una manifestación frente a tribunales de la Unión de Empleados de la Justicia Nacional (UEJN) precisamente por cuestiones presupuestarias. La última vez que había ingresado al edificio de la Corte fue el 16 de abril del año pasado, luego de haber pactado encuentros periódicos mensuales con Garavano y los cinco jueves del máximo Tribunal. Sorpresivamente, se espaciaron sin motivo aparente antes de la feria judicial de invierno de 2018. Peña estuvo con Garavano y con Mauricio Macri en el almuerzo de bienvenida que la Casa Rosada había diseñado para Carlos Rosenkrantz en noviembre.

Allí participaron otros integrantes de la denominada “mesa judicial” que asesora al mandatario con Fabián “Pepín” Rodríguez Simón y José Torello a la cabeza, pero el trío de jueces compuesto por Ricardo Lorenzetti, Horacio Rosatti y Juan Carlos Maqueda pegaron un sonoro faltazo. Fue antes de que el trinomio fulminara las atribuciones de la presidencia de Rosenkrantz, lo que hizo volar todos los papeles al Gobierno que calibró mal los alcances de haber propiciado el fin de la era Lorenzetti. Desde entonces, la frialdad se apoderó de la relación que tuvo espasmódicas participaciones (sin éxito) de la “mesa judicial”. En el cuarto piso hubo quejas al “pedido” de resultados que terminaron a contramano de los deseos de Balcarce 50.

A fin de año, hubo nuevos chisporrotazos públicos por el cruce de cartas entre la Corte y la jefatura de Gabinete por aumentos salariales que el Gobierno pateó en cuotas y acreditó otras ante el berrinche que presagiaba una tormenta por los sucesivos pedidos de “ajuste” al Poder Judicial. O incluso la amenaza para “manotear” el fondo anticíclico de la Corte para palear la crisis. La feria aquietó las aguas, pero hace pocas semanas, la Corte (una mayoría que ahora sumó a Elena Highton de Nolasco) envió como mensaje que no reconocerían a nadie más que a Peña como interlocutor válido, lo que evaporaba el nexo institucional de Garavano y tabicaba las gestiones de la “mesa”. El Gobierno captó rápido el mensaje y se apuró a coordinar la reunión de ayer, que se mantuvo en el máximo hermetismo.

El tema central fue una descripción de la actual situación económica, algo que los ministros ya habían escuchado de boca de Peña y que encontraron eco solo en la posición de Rosenrkantz con la prudencia sobre la elección de fallos sobre los que se pronunciará la Corte. Pero el repaso de los temas institucionales tomó un giro con la decisión de eventual quebranto que presenta el Consejo de la Magistratura como administrador de los fondos del Poder Judicial. Como explicó este diario, hubo giros en descubierto en la cuenta en el Banco Ciudad para pagar sueldos y el gremio de Julio Piumato (azuzado por otros sectores) planteó la urgencia de declarar la “emergencia judicial” por los cuestiones económicas calamitosas. Propuso la comisión mixta entre el Consejo y la Corte para hacerse cargo de los fondos en medio de un clima planteado como terminal. Hay una posible solución al problema que hace erizar el lomo al Gobierno y que podría definirse en los próximos días.

A Garavano, en la Corte le pasan varias facturas para justificar el ninguneo. Vale la anécdota: en plena pelea Lorenzetti- Rosenkrantz, el ministro los reprendió por el nivel de “internas” que detectaba en la Corte. Le devolvieron la gentileza a fines de año, cuando Elisa Carrió le pidió el juicio político por haber intentado moderar la querella en el caso de encubrimiento de la AMIA. Los jueces supremos le hicieron saber que etsaban “preocupados” por la interna en el seno de la coalición de Gobierno.

Fuente: ámbito.com

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