¿Qué pasará con la búsqueda del submarino?

A 30 días de la última comunicación emitida por el ARA San Juan, el paradero del submarino y sus 44 tripulantes es un misterio sin develar. Las tareas de búsqueda –sin precedente en la historia argentina–suman dudas y pocas certezas con el correr de los días y el futuro avizora poco prometedor pese a que la Armada niega que el cese de los rastrillajes sea una posibilidad.

La complejidad de la investigación se centra en que el objeto en cuestión no aparecey mientras la Armada se apega -aunque no lo haga público- a la teoría de una explosión que desintegró la unidad, especialistas navales cuestionan el área de búsqueda y no descartan que el submarino se encuentre en otro sector del mar argentino o en aguas internacionales.

Expertos no oficiales, que podrían ser incorporados a la Comisión Investigadora que los familiares pidieron crear en el Congreso, sostienen que la unidad se encuentra más allá de los 4.000 metros cuadrados establecidos para el rastrillaje y señalan como un error el hecho de haber reducido la búsqueda a la zona aledaña a dónde se detectó la explosión.

En este contexto, y ante el inminente cese de la ayuda internacional, los familiares intentan desesperadamente que los rastrillajes no cesen. Mientras mastican el dolor que representa no saber siquiera qué ocurrió con sus seres queridos, abarcan numerosos frentes: siguen de cerca la investigación que lleva adelante la jueza federal de Caleta Olivia Marta Yáñez, impulsan una Comisión investigadora en el Congreso y luchan para que el tema siga vivo en los medios de comunicación.

La magistrada Yáñez tiene por delante el desafío más importante de su carrera: determinar cómo y por qué el submarino se hundió a las profundidades del mar, si es que eso ocurrió. Bajo un absoluto hermetismo, decodifica por día la documentación enviada por la Armada, papeles desordenados e ilegibles debido al lenguaje técnico y secreto utilizado por la marina y busca conocer el historial de máquinas, es decir, el registro de mantenimiento de la unidad. Lo hace ante la mirada sigilosa de los hombres que custodian dia y noche las cajas enviadas por la fuerza naval.

En paralelo, la Armada atraviesa una crisis interna luego de que el Ministerio de Defensa que conduce Oscar Aguad decidiera pasar a disponibilidad a sus más altos mandos. El contraalmirante Luis Enrique López Mazzeo y el capitán de navío Claudio Villamide, fueron corridos de sus cargos por las irregularidades en la búsqueda. El caso del submarino provocó un terremoto interno que alteró la labor y vida de sus integrantes, incluida la del propio Enrique Balbi, el vocero de la Armada, quien antes de la trágica noticia tenia pensado abandonar el país para convertirse en agregado naval de la embajada argentina en México. Difícilmente lo haga.

HIPÓTESIS Y DUDAS SOBRE LA ZONA DE BÚSQUEDA

La última posición conocida del ARA San Juan es en el Golfo San Jorge, a unas 240 millas náuticas (432 km) mar adentro. La Armada trazó diversos radios de búsqueda que con el tiempo se redujeron hasta llegar al actual de tan sólo 40 kilómetros, tramo cuyas profundidades oscilan de los 200 a 1.000 metros. Desde entonces se descartaron nueve objetos detectados en el fondo del mar.

Ante la falta de datos, una hipótesis comienza a ganar terreno entre especialistas navales e integrantes de la Marina: la nave podría no haberse ido a pique inmediatamente después de la explosión y recorrió millas a la deriva. «Es probable que tras el desperfecto, la nave haya tenido un tiempo prolongado de inestabilidad en un período que se llama flotación a media agua», explicó una fuente naval.

Algo es seguro: los elementos de búsqueda utilizados durante este último mes fueron y son efectivos. Esto se demuestra debido a la cantidad de barcos hundidos hallados por el sonar de las embarcaciones participantes pese a que ninguna dio con el submarino hasta ahora. Este es el motivo por el cual se cree que la nave podría haberse alejado más allá del talud a una profundidad de 4000 metros.

Ante la falta de datos, la Armada comienza a suscribir – pese a que no lo hagan público- la idea de que el submarino explotó en pedazos, y se apoya en el informe dado a conocer por el analista de inteligencia naval de Estados Unidos, Bruce Rule, quien analizó la señal acústica detectada el 15 de noviembre por la Organización del Tratado de Prohibición de Ensayos Nucleares y determinó que el submarino sufrió un colapso letal, que liberó una energía similar a una explosión de 5700 kilos de TNT, a 380 metros de profundidad. Este americano arriesga la tesis de que los tripulantes murieron de forma instantánea.

La teoría, rechazada por las familias quienes entienden que sería una manera de terminar la búsqueda, no encuentra sustento debido a que la explosión debería haber provocado que elementos de la nave salieran a flote. Incluso, es difícil que no se forme en el mar una mancha de aceite o combustible.

En este contexto, la próxima semana podría cerrarse el capítulo internacional en la búsqueda del ARA San Juan: las embarcaciones norteamericanas podrían dejar la zona, tal como lo hizo días atrás la nave «Islas Malvinas», que porta el minisubmarino ruso, y que se dirigió a Puerto Belgrano en busca de provisiones y combustible.

Otra hipótesis tiene en la mira el accionar del capitán del ARA San Juan, Pedro Martín Fernández. No se descarta que el comandante haya cometido un error de navegación luego de detectar la falla en las baterías. En su última comunicación, el jefe de operaciones del submarino transmitió la intención de «ir a 40 metros de profundidad para entrar al tanque de baterías, evaluar la avería y ampliar información». Esa decisión de volver a sumergirse, pudo haber provocado el golpe letal. Según se pudo saber, en lo que va del año, el comandante sólo había navegado 19 días.

Sin embargo, aún debe determinarse qué ocurrió con los 8 intentos de comunicación que partieron desde el submarino durante la madrugada del miércoles 15 de noviembre, en medio de un temporal con olas de hasta 6 metros. No se descarta que el comandante haya decidido mantenerse en la superficie durante ese período de tiempo para oxigenar la embarcación ante el principio de incendio. En otras palabras, soportó todo lo pudo hasta que algo lo obligó a bajar. O el mismo así lo decidió. Como sea se deberá determinarse si existió respuesta a esas llamadas, y cuál fue su contenido.

LOS TRES FRENTES DE LAS FAMILIAS

Los familiares de los tripulantes del ARA San Juan llevan una lucha en tres frentes. El primero consta en un seguimiento de la causa que lleva adelante la jueza Yáñez,quien está frente a el desafío profesional más importante de su carrera. Luis Tagliapietra, padre de Alejandro, es el abogado querellante que junto a otras ocho familias forman parte de la pesquisa. El vínculo entre las partes es bueno y los familiares destacan que Yáñez no descarta ninguna hipótesis, aunque algunos de ellos entiende que la falta de herramientas para analizar los documentos podría retrasar el avance de la causa. La premisa es conocer si el ARA San Juan se encontraba o no en condiciones para navegar.

A su vez, las familias impulsan la creación de una Comisión Investigadora en el Congreso de la Nación que intente esclarecer el hecho por fuera de la pesquisa que realiza la jueza Yáñez. El miércoles, dialogaron con diputados y firmaron un documento que llegó a manos de Mauricio Macri gracias a una gestión que encabezó el diputado Guillermo Montenegro. Como se adelantó, el Presidente se comprometió a incorporar al temario de sesiones extraordinarias de la próxima semana, la creación de la Comisión Investigadora.

Como si fuera poco, las familias intentan que la búsqueda del ARA San Juan no se desvanezca en los medios de comunicación, ya que entienden que es la única manera de presionar a la Armada para que no abandone la búsqueda. A pesar del correr de los días el esfuerzo no cesa. La familia Daniel Polo, o «Danielito» para los suyos, es un ejemplo de ello. Tras enterarse de la desaparición de la nave, 44 integrantes de la familia viajaron desde Jujuy y distintos puntos del país hacia la Base Naval Mar del Plata. Nada importó. Daniel Polo padre, y Margarita, mamá de Daniel, aún esperan la llegada de su hijo.

ANÁLISIS DE DOCUMENTOS

La jueza Yáñez, está frente al caso más importante y complejo de su carrera. Su prioridad es analizar las 12 cajas con documentación que envió la Armada en un lapso no mayor a los dos meses. En ese sentido, la magistrada estudia la posibilidad de incorporar a la causa peritos navales independientes que colaboren con la decodificación de la documentación y a su vez convocó a ex tripulantes del buque y citó a responsables de la Armada. Está obsesionada por tener detalles del historial de máquinas, un documento que revelería el estado de mantenimiento de la máquina y principalmente cuáles fueron las últimas reparaciones a las que se sometió.

Una vez que logre ordenar los papeles (la mayoría llegaron mezclados) determinará el número de arreglos a los que se sometió la nave y los astilleros que intervinieron en el proceso, además de comenzar con las pericias en el ARA Santa Cruz, gemelo del San Juan que se encuentra en reparaciones y que ayudará a entender cómo se produjo el desperfecto.

Por otra parte, se revisarán las órdenes de compra para conocer a los proveedores de la Armada y estudiar la calidad de los repuestos utilizados durante la reparación de media vida. En paralelo la Oficina Anticorrupción investiga estos trabajos. Así las cosas, para la Jueza no caben dudas: existen irregularidades en el mantenimiento de la nave.

Fuente: bigbangnews.com

 

 

 

 

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