El intendente hecho a la medida del PRO que puso Monzó y complica a Vidal

Sin experiencia política previa, joven, profesional, de buena imagen en la ciudad y con capacidad para instalar la idea del “cambio”, una brisa de aire fresco frente al reinado eterno de los Eseverri. Ezequiel Galli fue un candidato construido a la medida del PRO para ganar esta ciudad en 2015. Y empujado por el ímpetu renovador del kirchnerismo que instalaron María Eugenia Vidal y Mauricio Macri. Lo logró.

El triunfo de Galli fue una sorpresa para Olavarría. En las PASO, José Eseverri – sucesor de su padre, Helios, en la intendencia – había obtenido el 41,12 de los votos, frente al 34,76 que había sumado Cambiemos. En las elecciones del 25 de octubre, la historia se dio vuelta. Galli cosechó el 45,48 por ciento, casi 10 puntos más que Eseverri, que ya había saltado del Frente para la Victoria al massismo, ida y vuelta.

Galli se posicionaba así en el pelotón de intendentes de Cambiemos que integraría la lista de “jóvenes sin pasado”, la máxima esbozada por Jaime Durán Barba para nuclear a las nuevas figuras de municipios bonaerenses que se potenciarían junto a la gobernadora Vidal, un grupo al que bautizaron el “G6”, del que también forman parte Martiniano Molina (Quilmes), Nicolás Ducoté (Pilar), Diego Valenzuela (Tres de Febrero), Martín Yeza (Pinamar) y Pablo Petrecca (Junín).

El joven de 36 años, un abogado nacido en Olavarría especialista en Derecho Ambiental y Agrario, llegó a la política de la mano de Héctor Jorge Larreche, un conocido operador del peronismo en la Séptima sección electoral que fue presidente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) durante el gobierno de Carlos Menem y subsecretario de Desarrollo Agropecuario y Alimentario de Felipe Solá cuando ocupó la gobernación bonaerense.

De aquellos tiempos, Larreche conoce al presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó,  que fue armador político de la campaña bonaerense y depositó en Larreche su confianza para la Séptima. «Dada la relación casi familiar que tengo con Ezequiel, porque su padre era casi como mi hermano, logré convencerlo a Emilio: le digo ‘éste es el candidato para Olavarría’ y, cuando vino a visitarnos, hace unos 20 días, dijo que Ezequiel iba a ser la sorpresa de la elección”, recordó Larreche tras el triunfo de Galli.

El ex presidente del INTA era amigo íntimo de Dardo «Gato» Galli, director de Fiscalización Agroalimentaria bonaerense durante la gestión de Solá, que falleció en 2010. Su hijo, Ezequiel, entró a la política convencido por Larreche, a quien nombró jefe de Gabinete de la Municipalidad cuando asumió. “Es mi padre político, mi padre postizo”, lo definió Galli durante la conferencia de prensa que brindó cuando anunció el show del Indio Solari en Olavarría, en noviembre de 2016.

TIMBREO Y GABINETE ITINERANTE, MARCA PRO. La llegada de Solari no fue bien recibida por toda la ciudad de Olavarría, en particular por los barrios linderos con el predio La Colmena, ubicado en el centro de la Ciudad, donde Galli tiene su base electoral. Según consta en los diarios locales, el intendente tuvo que programar un timbreo por los barrios San Vicente y Los Robles, los más cercanos al lugar, para “despejar las dudas” de los vecinos. También llevó allí a sus funcionarios, a las ya clásicas reuniones de gabinete itinerante que el PRO suele hacer con los ciudadanos.

El 20 de febrero, en la reunión de Gabinete itinerante que hicieron en el barrio Los Robles, los funcionarios tuvieron que explicar ante varios vecinos enojados  por qué el show del Indio no se hacía en el autódromo de Olavarría, ubicado en las afueras de la ciudad, en lugar de en un predio céntrico. La respuesta fue que la producción prefería La Colmena. “Te votamos para que vos decidas, no para que elijan ellos”, le reprochó un vecino a Galli.

La furia de los ciudadanos aumentó con el paso de los días, cuando los fanáticos ricoteros fueron copando las calles de Olavarría y el intendente decidió autorizar la instalación de carritos de comida sobre las calles Avellaneda y Pringles. “Les cobraron entre cuatro y ocho mil pesos”, aseguró un concejal de la oposición. A los puestos “oficiales” se sumaron, en los últimos días, otros llegados desde distintas partes del país, que se instalaron sin autorización ni control.

Sobre esas mismas calles, sin embargo, la producción había asegurado que se estacionarían los micros que se llevarían a los fanáticos de regreso una vez finalizado el show. Con esa zona invadida por comerciantes, los micros quedaron desparramados por toda la ciudad, algo que provocó la ira que los vecinos descargan en las calles de Olavarría contra Galli.

Fuente: Letra P

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