Comienza una nueva cumbre del clima, con exigencias para Trump

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, dijo que espera que el nuevo presidente electo «entienda la seriedad y urgencia de la realidad del cambio climático».

«Espero que Trump comprenda la seriedad y la urgencia del fenómeno del cambio climático (…). Confío en que va a escuchar y evaluar esto y tomar las decisiones más acertadas», indicó Ban en rueda de prensa.

Trump, conocido por su posición negacionista del cambio climático, expresó públicamente que el cambio climático es «una farsa inventada por los chinos para ganar competitividad», y prometió en su campaña electoral que cancelaría la ratificación del Acuerdo de París y los pagos a todos los programas de cambio climático de la ONU comprometidos por la administración Obama.

Estados Unidos es el segundo emisor de gases de efecto invernadero del planeta, por detrás de China. Bajo el gobierno de Barack Obama ha sido también uno de los motores esenciales de las difíciles negociaciones sobre el clima, que desembocaron en el histórico Acuerdo de París de 2015.

La COP22 de Marrakech da la señal de partida para definir el calendario y las reglas de aplicación del Acuerdo, principalmente para que los países se examinen mutuamente, cada cinco años, sobre sus avances.

También debe servir para empezar a definir cómo se entrega la ayuda financiera prometida a los países del Sur, los más afectados por el calentamiento del planeta, para transferirles la tecnología necesaria, y para decidir finalmente las inversiones en mitigación (lucha contra el cambio climático) y en adaptación.

En Marrakech se reúnen unos 80 jefes de Estado y de gobierno y ministros. En total, 196 países firmaron el Acuerdo de París, 109 lo han ratificado.

Si Trump decide retirarse del Acuerdo de París, como prometió durante la campaña electoral, el Acuerdo seguirá en vigor, según los especialistas, puesto que la mayoría de países emisores (incluido Estados Unidos) ya lo ratificaron.

Pero una medida de ese tipo dinamitaría sin duda el proceso negociador. Muchos países podrían verse tentados de abandonar la mesa, o de retrasar la aplicación de sus compromisos, que por otra parte no son legalmente vinculantes.

La lucha contra el calentamiento del planeta, que en 2016 volverá a batir probablemente récords de temperatura, es esencialmente una cuestión de voluntad de los gobiernos.

Fuente: ámbito.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *