Inseguridad: La entraderas con desenlace fatal preocupan a los investigadores

Facundo Gutiérrez, de 19 años, estaba sacando el auto que su papá acaba de prestarle cuando se le cruzaron dos motochorros. Atropelló a uno de ellos pero el otro le disparó y lo mató frente a su casa en Los Polvorines.

En Matheu, partido de Escobar, los delincuentes aprovecharon que en estaban entrando una cocina a una casa para ingresar. Mataron a una adolescente de 14 años de un balazo en el pecho cuando intentó defender a su mamá a quien parte de la banda golpeaba.

En Sarandí a Matías Terrón, de 29 años, los delincuentes lo agarraron en la calle, lo subieron a su propio auto y lo querían obligar a ir a su casa, él no los llevó porque estaba su mujer embarazada. Cuando intentó escapar lo ejecutaron.
Estos homicidios no sólo trucan la vida de las víctimas, arruinan las de sus familias, pero también alteran el animo de los vecinos y comienzan los reclamos de seguridad a las comisarías de la zona que o siempre pueden dar respuesta a este tipo de delito. Estos ataques son aleatorios, en general los delincuentes aprovechan la salidas o entradas a las casa para que no haya tiempo de hacer sonar las alarmas ni pedir ayuda. Aprovechan cuando la víctima está vulnerable, cuando bajo sus niveles de atención para, bajo el efecto sorpresa y la violencia, obligarlas a ingresar a casa. Es un delito díficil de combatir, el patrullaje constante es una de las pocas cosas que se puede hacer para prevenirlos y no siempre las comisarías cuentan con el personal necesario.

Este delito se inicia en la vía pública. Los especialistas aconsejan no resistirse pero si tratar de que no ingresen a los domicilios, ya que dentro de ellos puede derivarse en otros delitos más terribles como la violación o asesinato. Para esto aconsejan entregarles todo lo que se tiene encima y luego ofrecerles el auto para que se vayan lo más rápido posible. Manejar el lenguaje gestual: no mirarlos a los ojos, realizar movimientos lentos y anunciarlos, siempre mostrar las manos. No dejar traslucir ni el miedo, ni la ira, las dos cosas alteran al delincuente. Antes de entrar a la casa, dar una vuelta, observar que no haya nadie sospechoso. Si es posible, tener un portón que abra y cierre rápido. Avisar cuando uno está regresando para que la entrada a la casa sea lo más rápida posible. Estas son recetas caceras. La policía y el poder político tendrán que ocuparse de ver cómo evitar este delito que la semana pasada se llevó tres vidas muy jóvenes en la provincia

Fuente: Infocielo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *