Golpe a la desinflación de Milei

En el acumulado del año los precios subieron 94,8 por ciento según cifras oficiales, mientras que la variación en los últimos doce meses fue de 236,7 por ciento.

En agosto la inflación fue 4,2 por ciento, subiendo 0,2 puntos respecto al mes anterior, según informó Indec. La desaceleración prevista por consultores y el Gobierno no se verificó en los datos. Nuevamente el índice de precios al consumidor (IPC) fue traccionado por los precios de bienes y servicios regulados (5,9 por ciento de aumento en el mes) mientras los rubros anclados en el consumo doméstico (como alimentos y bebidas y ropa) subieron por debajo del IPC (3,6 y 2,1 respectivamente). En el acumulado del año los precios subieron 94,8 por ciento según cifras oficiales, mientras que la variación en los últimos doce meses fue de 236,7 por ciento (es decir que los precios más que se triplicaron en un año).

En términos históricos, los niveles inflacionarios de mayo a agosto son cercanos al promedio en el segundo semestre de 2019: un año de crisis económica y cambio de gobierno en contexto de incertidumbre cuando Mauricio Macri debió volver a aplicar el “cepo” para frenar una corrida cambiaria. En la segunda mitad de 2019 la inflación minorista promediaba 3,9 por ciento. Luego, en la segunda mitad de 2020 y 2021 la inflación menguó hasta 3 por ciento promedio, para volver a acelerarse durante los últimos años del gobierno de Alberto Fernández y ubicarse en 6 por ciento promedio entre julio y diciembre de 2022 y 10,5 por ciento entre julio y noviembre de 2023.

En detalle, la inflación de agosto último mostró –al igual que viene ocurriendo desde junio- que los precios (de los combustibles y servicios públicos) regulados experimentaron un alza mucho mayor que la inflación núcleo: 5,9 versus 4,1 por ciento en el octavo mes. Y además particularmente en agosto se registró una inflación muy baja en el grupo de estacionales (frutas, verduras, ropa, etc.), de apenas del 1,5 por ciento. La núcleo mide la variación de precios que no son ni regulados ni estacionales, es a la que en teoría apunta la política pública.

En la comparación mes a mes, nuevamente, la división Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (el ítem regulado por excelencia) lideró las subas de precios marcando un 7 por ciento de inflación, que era esperable debido a que la facturación bimestral contempla la mitad de junio y todo lo consumido en julio que son períodos de bajas temperaturas.

Las siguientes divisiones que lideraron la inflación minorista de agosto fueron novedades, en el sentido de que no estuvieron entre las mayores en julio. Se trató de Educación con un alza de 6,6 por ciento: esta división aumenta con fuerza –estacionalmente- en marzo pero suele presentar al menos dos ajustes antes del cierre del año. Es uno de los rubros que más creció en el año, acumulando una inflación del 132,4 por ciento. El siguiente lugar en el podio fue para la división de Transporte con una variación mensual de 5,1 por ciento, este alza era esperada por las subas de colectivos en el Amba y taxis en CABA. Tampoco se queda atrás en el acumulado del año con 114,8 por ciento. La suba en Comunicación fue la cuarta más elevada del mes al marcar un 4,9 por ciento (y 155,5 por ciento acumulado en el año).

Restaurantes y hoteles subió 4,8 por ciento en agosto, también por arriba del promedio general pero desaceleró respecto del alza del mes pasado (6,5 por ciento) por vacaciones de invierno. La siguió el rubro de Equipamiento y mantenimiento del hogar con 4,3 por ciento de inflación mensual, un ítem con baja inflación en términos comparativos (71,9 por ciento acumulado) pero que empezará a hacer sentir las remarcaciones por el cambio de temporada en aires acondicionados, ventiladores, reparaciones, etc.

Por debajo del índice general se ubicaron las alzas de precios en Salud (4,1 por ciento acorde con la inflación pasada, y viene en el acumulado anual subiendo lo mismo que el IPC), Recreación y cultura (3,7 por ciento), Alimentos y bebidas no alcohólicas (3,6 por ciento), Bebidas alcohólicas y tabaco (3 por ciento), Bienes y servicios varios (2,3) y Prendas de vestir y calzado (2,1 por ciento, sector que acusa fuerte el impacto de la recesión). El grueso de las consultoras privadas preveían que la inflación en alimentos y bebidas sería otra vez baja en agosto y esto explicaría buena parte de la desaceleración del IPC general por su elevada incidencia.

A su vez el ministro Caputo se mostró esperanzado con el impacto que tendrá la rebaja del impuesto PAÍS en la inflación en supermercados en septiembre, puesto que los precios de artículos importados debería bajar directamente. También alegó reuniones con diferentes cámaras empresarias que le garantizaron bajas en sus precios acordes con la incidencia de los productos importados en los costos. Todo esto está por verse, pero el grueso de las consultoras trazó una aceleración inflacionaria en septiembre respecto a agosto, de modo que si esto se cumple la tendencia a la desaceleración sería rápidamente parte del pasado en el gobierno de Milei.

Cabe recordar que la mayoría de las consultoras erró la proyección de la inflación de agosto, puesto que apostaban a una desaceleración que ubicaría, para el caso de Equilibra y Econométrica, la variación del IPC en 3,6 por ciento, para las agencias C&T y FMyA en 3,8 por ciento, para Orlando Ferreres en 3,9 por ciento y para EcoGo en un 4 por ciento mensual.

Por Mara Pedrazzoli
Fuente
Pagina12

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