En medio de la represión, Francos defendió el ajuste previsional y el veto de Milei

El jefe de Gabinete fue a Diputados y aseguró que los haberes le ganan a la inflación. Patricia Bullrich armó un desmesurado operativo para atacar a los manifestantes. Ante los episodios de violencia, Unión por la Patria y el Frente de Izquierda se fueron del recinto y la sesión quedó suspendida.

La turbulenta jornada que se vivió ayer en el Congreso de la Nación reveló una nueva postal de la enorme distancia que separa al gobierno nacional de la calle: mientras el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, brindaba su primer informe de gestión en la Cámara de Diputados y aseguraba que las jubilaciones le están ganando a la inflación, alrededor de 800 efectivos de las cuatro fuerzas federales reprimían –otra vez– a los jubilados que todos los miércoles se congregan para reclamar una recomposición de sus haberes. La sesión, que se esperaba durase siete horas, quedó trunca por los gases lacrimógenos y palazos que lanzaron los agentes de seguridad que Patricia Bullrich le envió a los manifestantes. «Hicimos que prevalezca la ley y el orden», celebró la ministra. Ante el convulsionado escenario, Unión por la Patria (UxP) y el Frente de Izquierda (FIT) se retiraron del recinto y la exposición finalizó abruptamente. Francos, que minutos antes había justificado el veto a la reforma previsional, solo atinó a decir: «Lamento que hayamos dejado inconclusa la reunión».

Mentiras en el recinto

Entre las más de 2.000 respuestas que contestó a los diputados, el jefe de Gabinete repitió como un mantra el postulado presidencial que pregona que la actualización de las jubilaciones supera a la inflación. «¿Usted también opina como Milei que el poder adquisitivo de los jubilados voló durante estos meses de gobierno?», preguntó el legislador del FIT Nicolás Del Caño. «El haber mínimo aumentó en términos reales un 9 por ciento entre diciembre de 2023 y julio de 2024», respondió Francos, aunque admitió que el cálculo no toma en cuenta los «refuerzos previsionales». Esta breve aclaración refiere, nada más y nada menos, al bono que se le otorga todos los meses a los jubilados para complementar sus haberes y que está congelado en 70 mil pesos desde marzo. La omisión, en suma, esconde el corazón del ajuste previsional.

Luego de negar la pérdida de poder adquisitivo, Francos justificó el veto a la ley que disponía un aumento de 13 mil pesos al haber mínimo y calificó de «inmaduros» e «irresponsables» a quienes la sancionaron. «Se establecieron gastos exorbitantes sin su correspondiente partida presupuestaria. Se trata de un gasto que, por su efecto acumulativo, se incrementaría año tras año, condenando al país a más emisión, deuda, inflación y pobreza”, argumentó el funcionario. La suba “era muy módica, equivalía a una medialuna por día para cada jubilado”, contraatacó Del Caño.

El planteo libertario asume que para avanzar en reformas progresivas, los jubilados deberán esperar a que se estabilice la macro y la actividad salga del pozo recesivo. «No hay posibilidad de mejorar el sistema jubilatorio si no es a través del crecimiento de la economía. Si seguimos con una relación de trabajadores informales superior a los trabajadores formales del sector privado es impensable mejorar el sistema», afirmó Francos y remarcó que el «equilibrio fiscal» es innegociable. De esta forma, reconoció que el programa de Luis Caputo no contempla una recomposición, sino más bien sostener el recorte: la licuación de los haberes explicaron, en el primer semestre del año, el 27,7 por ciento del superávit.

Bajo esa lógica, el jefe de Gabinete también cuestionó las moratorias que permitieron incorporar a “millones de personas” al sistema jubilatorio. “¿Cómo no vamos a tener un sistema quebrado?”, sentenció.

Palos en la calle

El diagnóstico optimista de Francos sobre la gestión no comulgó con los encendidos reclamos que circulaban al mismo tiempo por las calles del centro porteño. Escoltados por organizaciones sociales y partidos de izquierda, un nutrido grupo de jubilados se movilizó para repudiar el veto presidencial y exigir mejores condiciones de vida. La respuesta del gobierno fue la marca registrada de Bullrich: un desmesurado operativo policial dispuesto a amedrentar y dispersar la protesta. El oneroso despliegue incluyó motos, camionetas, camiones hidrantes y unos 795 efectivos que apuntaron contra los manifestantes.

Minutos antes de las 16 comenzaron los primeros empujones en la intersección de avenida Rivadavia y Combate de los Pozos. Unos instantes más tarde, los agentes de las fuerzas de seguridad rociaron con gas lacrimógeno a los jubilados. «Pese a que los violentos de siempre quisieron imponerse por la fuerza y el caos para seguir destruyendo la Argentina, hicimos que prevalezca la ley y el orden», dijo la funcionaria, quien montó un show desde el centro de monitoreo del ministerio de Seguridad. «¡Vamos a fondo contra los violentos!”, festejó, en una jornada que terminó con al menos 30 heridos y dos detenidos.

Bancas vacías

Las imágenes de la represión llegaron a los teléfonos de los diputados que escuchaban a Francos en el recinto. Los episodios de violencia recrudecieron cerca de las 17, durante un cuarto intermedio, y los miembros de Unión por la Patria (UxP) decidieron retirarse de la reunión informativa. «No se puede seguir mientras están reprimiendo jubilados y jubiladas», alegó el presidente del bloque, Germán Martínez, y culpó a la ministra de Seguridad por el desmadre: “Estaba transcurriendo todo en paz. Los que impusieron el desorden fueron las fuerzas de seguridad conducidas por Patricia Bullrich, que generan un clima de zozobra, angustia y violencia”.

Unos minutos antes ya se habían levantado los diputados del Frente de Izquierda. «No se puede creer la miserabilidad que hay que tener para pegarle a gente de 80 años», sumó Vanina Biasi, quien se cruzó a los gritos con sus pares libertarios. Tanto Biasi como Martínez le habían exigido al presidente de la Cámara, Martín Menem, extender el cuarto intermedio y actuar para que cese la violencia policial. La negativa de Menem derivó en que los legisladores opositores abandonaran sus bancas y la sesión finalizara prematuramente. “Lamento que la hayamos dejado inconclusa», cerró Francos, mientras la Gendarmería avanzaba por la avenida Callao.

Así, convulsionada y trunca, concluyó la primera experiencia de Francos en la Cámara baja. Fueron más de 6 horas, en donde el ministro coordinador –entre otras cosas– defendió el ajuste a los sectores más vulnerables, al tiempo que informó que entre enero y agosto el Presidente gastó 2.300 millones de pesos en sus andanzas por el exterior.

Por Sebastián Cazón
Fuente
Pagina12

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