El Fondo se resiste a darle fondos a Milei y exige garantías de que podrá pagar la deuda

El ministro Caputo había afirmado que negocia un nuevo programa con "fondos frescos". En Washington lo negaron porque no les alcanza con la sanción de la Ley Bases y el paquete fiscal.

Por segunda vez en dos meses, el Fondo Monetario Internacional desmintió a Luis Caputo y negó que vaya a otorgar más dinero en el corto plazo a través de un nuevo programa que suceda al vigente hasta fin de año. La vocera de la entidad, Julie Kozack, señaló que “no hay un cronograma específico para tales discusiones”.

En una entrevista radial, el ministro de Economía había señalado que “estamos empezando a hablar del nuevo acuerdo”. También dio por sentado que el mismo “supone fondos frescos”, aunque las cantidades y los plazos de desembolso dependerían de las negociaciones. “Pensar (en llegar a un acuerdo) en septiembre es mucho, pero seguro este año”, había arriesgado Caputo.

Sin embargo, en su conferencia de prensa del último jueves, Kozack negó que hubiese un pedido en ese sentido. “El staff entablará conversaciones sobre un posible nuevo acuerdo como lo haríamos con cualquier miembro del FMI una vez que las autoridades lo soliciten formalmente», dijo. En mayo, ante versiones similares, la misma funcionaria dijo que “los desembolsos estarán en línea con los que figuran en el programa (en curso)”.

Las divisas son imprescindibles para sanear la crónica falta de reservas en el Banco Central y de esa manera apurar la salida del cepo cambiario, una demanda que el mercado está planteando cada vez con más insistencia.

En realidad, el Fondo todavía tiene dos giros pendientes, para agosto (algo más de U$S 500 millones) y noviembre (otros U$S 550 millones), sujetos a dos revisiones que, se descuenta, serán exitosas. Pero esos desembolsos están atados a amortizaciones e intereses pendientes, por lo que en la práctica el saldo para el gobierno argentino en ese período será negativo.

Insistencia

¿Acaso mintió Caputo cuando dijo que estaban “empezando a hablar” de un nuevo programa? No necesariamente. El pedido de que el FMI se constituya en una fuente de esas divisas se viene haciendo de manera insistente desde el inicio de la gestión libertaria.

Sin embargo, el Fondo se resiste a aumentar su ya elevada exposición (prestó U$S 44.000 millones). Y, además, quiere garantías de que el programa funcione y sea perdurable. La aprobación parlamentaria de la Ley Bases y el paquete fiscal, si bien fue saludada desde Washington (“ayudará a crear una economía más basada en el mercado”, dijo Kozack), todavía no es suficiente.

A eso se suman las rispideces inocultables con parte de la burocracia del FMI, encarnada en Rodrigo Valdés. El chileno es director del Departamento para el Hemisferio Occidental y desde ese lugar, su visto bueno para cada cuestión vinculada con Argentina es ineludible. El economista trasandino es uno de los más críticos de la gestión de Caputo, en especial de la política cambiaria que hizo perder al dólar casi toda la competitividad ganada en la devaluación de diciembre.

Como si fuera poco, Milei lo acusó públicamente de “hacer la vista gorda” con algunas medidas que tomó el gobierno anterior y que desfinanciaron, a su criterio, al Banco Central. A pesar de las diferencias, o quizás justamente por ellas, Valdés fue respaldado enfáticamente en sus funciones: “Es importante señalar que la directora general tiene plena confianza en Rodrigo Valdés y todo su equipo de liderazgo senior”, dijo Kozack.

Todas esas tensiones se reflejan en la desconfianza de los mercados y en el ensanchamiento de la brecha cambiaria, que alcanzó el 62% luego de que el blue llegara a $ 1500. En una entrevista con un canal de cable oficialista, Milei minimizó el problema: “Nada de pánico. Cero pánico”, dijo. “Habrá que bancarse fluctuaciones. Pero el dólar es un precio más. No es inflación. Puede aumentar como puede aumentar la leche”, insistió.

En otros ámbitos, sin embargo, los análisis sobre la situación cambiaria son más cautelosos. “Una vez superada la temporada alta de la liquidación, se abre el interrogante en torno a qué tan sostenible es el esquema actual, sin el agro aportando dólares, para recomponer reservas y contener la brecha”, señala un informe de Ecolatina.

Según esa consultora, después de los pagos de bonos del Tesoro de la última semana, las reservas netas tienen un saldo negativo de U$S 3700 millones. Eso explica la premura del gobierno por conseguir divisas y la insistencia del “mangazo” al FMI. «

Emisión cero y, de paso, intervención en el CCL

El gobierno informó que pondrá en marcha desde mañana un nuevo esquema por el que venderá dólares vía contado con liquidación (CCL) para esterilizar los pesos que deba emitir por la compra de divisas en el mercado oficial. «A partir de ahora la cantidad de dinero queda igual o se reduce (si el Banco Central vendiera dólares en el MULC)», tuiteó el ministro Luis Caputo.
Esto implica que por cada dólar que compre en el mercado oficial, el BCRA emitirá $ 918 al cambio actual y los reabsorberá vendiendo bonos en dólares. Como la cotización en ese mercado es más alta ($ 1428), le alcanzará con vender 0,64 dólares y quedarse con la diferencia. El total de pesos en plaza quedará igual, pero el Central sólo retendrá un tercio de lo que se liquide.
Según Caputo, así «se cierra la última canilla de emisión monetaria». Para otros economistas, es una manera de evitar que se dispare el CCL. En sus redes sociales, el analista Christan Buteler opinó que «Caputo busca hacer lo mismo que en 2018 (intervenir vendiendo dólares), pero sin dólares».

Por: Marcelo Di Bari

Fuente
Tiempo Argentino

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