Sergio Massa tiene previsto anunciar su ministro de Economía en las horas posteriores a la elección
El candidato a presidente de Unión por la Patria habló en un encuentro con empresarios del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICyP) en el Hotel Alvear.
“Si uno supiera quién será el ministro de Milei o de Massa podría comprender la orientación del próximo gobierno”, comentaba un industrial al tiempo que se quejaba de las dificultades para acceder a las SIRA. “¿Lo viste a (Guillermo) Michel?” preguntó más de un empresario buscando acercarse al titular de la Aduana para trasmitirle sus problemas de importación.
Fraude
Camaño fue muy crítica respecto de las denuncias de fraude que realiza La Libertad Avanza: “Están creando un clima que tiene que ver con que se ven derrotados”. También exhortó a que “entregue las boletas para que el Estado las ponga en las urnas” al tiempo que recordó que esas boletas fueron pagadas por el Estado Nacional.
Massa por su parte dijo: “Yo tengo enorme confianza y respeto por el trabajo de cada juez electoral y la Cámara Nacional Electoral desde hace muchos años en Argentina”. A criterio del candidato oficialista “esa idea de Trump, de Bolsonaro, como forma de destruir, y de no aceptar resultados, es muy mala”.
En su discurso ante los empresarios, Massa afirmó que quiere “empezar una nueva historia” y que si lo eligen se tendrá “la oportunidad de enterrar definitivamente la inaguantable grieta y volver al diálogo, a la búsqueda de consensos y a la convivencia”.
En este punto, más de un hombre de negocios se mostró escéptico de que esta promesa se cumpla. Algunos creen que Massa logrará minimizar el peso del kirchnerismo, si llega a ser presidente, en tanto otros temen que no le será posible tomar las medidas de ajustes necesarias, precisamente por la presión de miembros de su fuerza.
Por estas dudas, que el candidato no desconoce, es que dijo “Lo que hay que decidir es qué cambio: o un giro peligroso con consecuencias que pueden ser irreversibles, o que seamos parte de un cambio seguro, ordenado y esperanzador”.
El eje del discurso del candidato de Unidos por la Patria consistió en lo que hará desde el 10 de diciembre. “Es una eternidad, me preocupa saber qué pasará con el dólar de exportación a partir del martes”, planteaba un exportador.
Massa insistió, como en otras oportunidades, que buscará tener equilibrio fiscal, superávit comercial y baja de impuestos a las exportaciones incluidas las de trigo, maíz y soja (por el incremental de ventas al exterior). Prometió baja de tributos y reprochó a las provincias y municipios por Ingresos Brutos y tasas municipales que encarecen los costos.
Defendió el comercio con China y Brasil y la obra pública lo que mereció un encendido aplausos de las mesas de representantes de la Cámara Argentina de la Construcción. A Gustavo Weiss, su titular, se lo vio sonreír.
Control
Para que no se dude de su propósito de tener un gobierno bajo control, reiteró que el Banco Central contará con miembros de la oposición al igual que su futuro gabinete ministerial. También insistió en que le otorgará al bloque parlamentario mayoritario el control de la Oficina Anticorrupción.
Para dar idea de que será un gobierno austero, anunció que a los servidores públicos no se les pagaran más los celulares.
En el salón una gran mayoría de los asistentes conocían a Massa y le reconocen su desempeño, su capacidad de gestión al tiempo que, ¿a modo de elogio? aseveraban: “es un político de fuste”.
Sin embargo, a pesar de reconocerle virtudes, no dejo de pesar también la duda entre los empresarios en cuanto a qué modelo realmente impulsará. Uno comentó que espera que sea “el que anuncia, que a todas luces va en dirección correcta, no lo que vino haciendo hasta ahora”.
La respuesta tranquilizadora no la trajo Massa sino un banquero: “no le va a quedar otra porque difícilmente Argentina pueda acceder a financiamiento”.
Las dudas sobre cómo harán lo que prometen para lograr bajar la inflación y que Argentina crezca también alcanzan a las propuestas de Milei.
Es que los empresarios coinciden que son tiempos muy complicados, tanto los actuales como los que vendrán, y afirman que no saben si esta vez la política estará a la altura de las circunstancias.