Nadie pone las manos en el fuego por Dietrich, Dujovne, Iguacel y Saravia Frías

Antes de cumplir los 75 años este miércoles, los últimos cuatro procesamientos que dictó el incombustible juez federal Rodolfo Canicoba Corral pusieron en aprietos a los tres socios de Juntos por el Cambio y desnudaron las intrigas que atraviesan al PRO desde que transita el despoder.

A un paso del juicio político, Canicoba le presentó hace dos semanas la renuncia al presidente Alberto Fernandez. Fue antes de llegar al límite de edad que impone la Constitución para ejercer el puesto. Pero antes de dejar el cargo sacó del letargo uno de los expedientes más incómodos para la intimidad del macrismo. Le dictó el procesamiento de los exministros de Transporte, Guillermo Dietrich y de Economía, Nicolás Dujovne, junto al ex titular de Vialidad y actual intendente de Capitán Sarmiento, Javier Iguacel, y al exprocurador del Tesoro, Bernardo Saravia Frías.

Con una diferencia de 48 horas los procesó por el otorgamiento a los concesionarios de peajes de Autopistas del Oeste y Panamericana durante el gobierno de Mauricio Macri. Les trabó embargos por 500 y 100 millones de pesos y los consideró sospechosos de los delitos de violación de deberes de funcionario público y abuso de autoridad.

Dujovne fue acusado de no haber emitido opinión en el trámite licitatorio de las maniobras que presuntamente beneficiaron a la firma Ausol, perteneciente al clan Macri, mediante una serie de decisiones administrativas irregulares sobre los contratos que vencían en 2030, el pago de casi 500 millones de dólares en inversiones que no fueron amortizadas, y la venta de acciones que Macri tenía en la firma para no quedar pegado. El caso fue revelado en soledad, durante marzo de 2018, por el periodista Alejandro Bercovich en el programa Brotes Verdes, del canal C5N. Y fue denunciado ante la Justicia por los diputados Rodolfo Tailhade, Leopoldo Moreau, Carlos Castagneto y Adrián Grana.

Un desacuerdo llamado Guillo

Dos años y cuatro meses después de la ventilación de los detalles, cuando todavía la derrota derrota presidencial no cumple su primer año, la velocidad de las últimas decisiones del juez picaron cerca del entorno del expresidente, especialmente de Dietrich, que nunca perdió su cercanía política con Macri. Dicen que sostiene su actividad partidaria bajo las órdenes de su jefe político con el mismo empeño que le puso a la función pública.

En el PRO le bajan el precio a las denuncias y cargan munición gruesa contra Canicoba Corral. Sien embargo, con Patricia Bullrich a la cabeza, el partido amarillo no pudo consensuar un comunicado para defender a los tres primeros procesados y tampoco lograron una defensa común con la UCR y la Coalición Cívica.

Desde las entrañas del PRO, algunos de sus dirigentes consideraron los fallos como una profecía autocumplida que confirmó las preocupaciones que tenían cuando estaban en el ejercicio del poder. Aseguran que tiene el «atenuante» de ser firmados por uno de los jueces más cuestionados de Comodoro Py durante las últimas dos semanas de sus 27 años en el cargo.

El silencio de los espiados

Sus cuatro últimos procesados no tuvieron la suerte de Darío Nieto, el secretario privado de Macri cuyo domicilio fue allanado por decisión del juez federal Federico Villena en la causa que lo investiga por la existencia de una red de espionaje ilegal dentro de la AFI que siguió a dirigentes del PRO, como la exgobernadora María Eugenia Vidal y el alcalde Horacio Rodríguez Larreta. También a figuras del Frente de Todos como la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Cuando el joven politólogo afrontó el secuestro de su celular, el expresidente se encargó en persona de acelerar la firma de un comunicado de respaldo, mediante Bullrich y el exscretario General de la Presidencia, Fernando de Andreis. La decisión no contó con los adherentes esperados y algunos se sumaron a último momento, como Vidal. Entre los que faltaron hay varios dirigentes macristas que fueron espiados. Villena fue reemplazado por el juez Juan Pablo Augé, que no derribó el avance del expediente y ahora apunta a procesar al ex titular de la AFI, Gustavo Arribas, y a la subdirectora Silvia Majdalani.

Los problemas para acordar un texto común fueron peores luego del asesinato del exsecretario de CFK Fabián Gutiérrez. Bullrich y el titular de la UCR, Alfredo Cornejo, apuraron la rúbrica de otro pronunciamiento donde dieron por sentado que el crimen tenía móviles políticos.

Esta vez la bronca interna por los dos pronunciamientos inconsultos y las sospechas por el caso de Autopistas del Sol obturaron por completo la posibilidad de un planteo consensuado para defender a los cuatro exfuncionarios.

En su lugar Bullrich alcanzó a ordenar la difusión de un hilo de twitts desde la cuenta oficial del PRO. «Creemos en los valores de Dietrich, Iguacel y Saravia Frías, en su firme lucha por la transparencia en la gestión pública y contra la corrupción todos estos años», sostuvo el partido en la red social. Y consideró que «el procesamiento que pesa sobre ellos es arbitrario y está teñido de intencionalidad política».  «Buscan que el manto de sospecha que pesó sobre el gobierno anterior se extienda al gobierno del presidente Macri».  «La causa la lleva Canicoba Corral, un juez muy cuestionado, que se retira en dos días y que dictó un procesamiento en tiempo récord y sin dejar ver las pruebas en las que se basa», acusó el partido amarillo.

Mutismo, desconfianza y sospechas de traición

En el primer auto de procesamiento el juez consideró que «fueron parte de la ejecución de un complejo engranaje de maniobras diferentes, pero todas ellas destinadas a direccionar interesadamente la recontratación de las concesiones, favoreciendo a los grupos empresarios concesionarios, quebrando para ello la confianza depositada conforme la función pública que desempeñaban y en palmario desmedro de las arcas del Estado».

Algunos exfuncionarios que reportaron a Dietrich opinan que el problema que tendrá su exjefe y, especialmente Iguacel, no es el presunto oportunismo del juez sino la carga de las pruebas que confirman ese «engranaje de maniobras diferentes». Otros creen que las resoluciones están flojas de papeles y serán revertidas con la misma velocidad por la Cámara Federal.

Por ahora los tres twitts le permitieron a Bullrich salir del paso, pero el silencio de los bloques parlamentarios de la alianza opositora y de sus principales dirigentes confirman que los cuatro procesados por Canicoba deberán defenderse casi en soledad. Algunos protagonistas de ese silencio, radicales, lilitos y macristas, no ponen las manos en el fuego por ninguno de los cuatro.

En el PRO algunos excolegas de Dujovne lo acusan de haberse acercado al peronismo luego de la derrota electoral de octubre para ofrecer información a cambio de impunidad. Dentro de los espiados por su propio gobierno el silencio es tan grande como las desconfianzas que mantienen desde que vieron el expediente que tramitaba Villena. Y confirmaron que «alguien» estaba husmeando sus vidas privadas con un objetivo que todavía desconocen, pero que huele a extorsión y persecución política.

Fuente. Tiempo.ar

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