Empresarios, decepcionados con el modelo M

Decepción, frustración, con pocas esperanzas y mucha incertidumbre se define, a grandes rasgos, el ánimo entre los principales hombres de negocios del país. Lo paradójico es que así también se sentían antes de las elecciones del 2015 cuando pensaban que el nuevo gobierno sería liderado por Daniel Scioli.

Un dato lo explica: durante el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner la actividad industrial cayó 5,7% y con el gobierno de Mauricio Macri el año terminará con una caída del 11,3% según cálculos privados.

La historia resultó ser otra y con mucha expectativa los empresarios recibieron con fervor que Macri “uno de los nuestros” llegara a la Casa Rosada. El entusiasmo los llevó a varios de los principales dueños de empresas a sumarse al viaje que Macri hizo a Davos a principios de 2016, al cual invitó al entonces líder de Alternativa Federal, Sergio Massa.

Eran otros tiempos, la idea generalizada en el sector empresario era que la conclusión del conflicto con los holdouts, la apertura del cepo, el recuperar la vinculación con los principales países del mundo sería solo la antesala de un país donde se podría invertir y comenzar a ver sus frutos.

Sin embargo, no pasó mucho tiempo cuando la alegría comenzó a dar paso a la sorpresa. Al principio, pensaron que las críticas al empresario desde el Gobierno era una manera de rechazar planteos puntuales pero luego descubrieron con asombro que el presidente Macri, quién venía del sector empresario, era el que afirmaba que “estos empresarios que tenemos hoy se mal acostumbraron a no competir”, una de las frases que más se escuchaba decir en la Casa Rosada.

Con este prejuicio solían ser recibidos por Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, en aquel entonces, los “súper poderosos” ministros.

Ante la queja empresaria por el atraso del tipo de cambio algo que caracterizó el periodo de Federico Sturzenegger al frente del Banco Central la respuesta era “no se puede pretender cerrar las fronteras para seguir pagando un par de zapatillas a 2.500 pesos”, como un ejemplo de que los industriales argentinos se aprovechan de la gente.

La descalificación oficial los dejaba fuera del proyecto de Cambiemos toda vez que les decían que “esa Argentina del pasado se terminó. Estamos encarando un cambio cultural”. Mal de muchos consuelo de tontos se suele decir pero en realidad el Gobierno aplicaba estos conceptos para el sindicalismo, la “vieja” política, la Justicia, en fin el resto de las dirigencias.

Este pensamiento es el que explica que el gobierno de Macri mirara con simpatía a empresas tecnológicas o las startup que eran miradas como un ejemplo de los empresarios modernos. Marcos Galperin y Martín Migoya por citar solo algunos ejemplos.

Las quejas de las empresas que en ese momento llegaban al despacho del entonces ministro de Producción, Francisco Cabrera caían, en la mayoría de los casos en saco roto, es que la presunción de que los empresarios “siempre se quejan y quieren vivir de subsidios” llevó a que casi no sean escuchados.

La estrategia oficial consistió en crear mesas de trabajo, basándose en el éxito que tuvieron con la conformada por Vaca Muerta. Pero, este modelo no fue posible replicar con todos los otros sectores y la macroeconomía seguía afectando en principio al sector industrial y luego a casi todos los sectores productivos.

“Se comenzaron a aislar, a mirarnos con desprecio”, comenta un importante empresario que aún no entiende cómo puede ser que Macri, hijo de empresario, él mismo empresario, cuyos amigos son mayoritariamente empresarios, haya comenzado a verlos como “un obstáculo, la vieja Argentina, lo que había que cambiar”.

Esta cerrazón o prejuicio fue lo que llevó al gobierno a no escuchar sus reclamos, sus críticas, sus alertas respecto a la pérdida de rentabilidad y por consiguiente la paralización de la actividad que en determinados casos llevó al cierre de plantas.

Los empresarios venían con sus datos, a la sazón oficial, para explicar lo mal que estaban, a saber:

  •  La industria registra 15 meses consecutivos de caída.
  •  Los datos acumulados a julio (últimos disponibles) del INDEC arrojan un retroceso acumulado de 8,4%.
  •  El mayor descenso corresponde a vehículos automotores con una baja de 40%.
  •  En las últimas décadas, Argentina es un caso único de desindustrialización, ya que países semejantes expandieron su producción manufacturera.

Ante la contundencia de las cifras la respuestas era “es el costo que se debe pagar para lograr tener una economía sana”.

Esperanza

Con la llegada de Dante Sica al frente de Producción volvió la esperanza. “Dante conoce bien los temas industriales” y seguramente Sica intentó en más de una oportunidad explicar las dificultades de los sectores empresarios que, ya no estaban afectados por un dólar atrasado, pero si por las altas tasas de interés.

Sin embargo, la respuesta era la misma y generalmente dicha por Nicolás Dujvone a la sazón ministro de Hacienda, “estamos mejorando pronto se verá como baja la inflación y en consecuencia las tasas de interés”. Ni una cosa ni la otra ocurrieron.

Luego vinieron las PASO y si la economía estaba tímidamente mostrando algunos signos de mejora el resultado tan favorable a la fórmula de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner provocó una fuerte devaluación, y que la economía acentúe aún más su parálisis.

Temores

“Incertidumbre, es lo que tenemos”, afirman la mayoría de los empresarios consultados respecto al futuro, y recurren al off the record. Hoy los hombres de negocios prefieren evitar hablar públicamente. “Por las dudas” dicen ya que no quieren ser acusados de perjudicar con sus dichos al gobierno. Tampoco quieren que sus palabras sean mal interpretadas en el Frente de Todos.

Afirman que durante los últimos años del gobierno de CFK no les fue bien “claro que mejor que ahora” pero eso no quiere decir que “queramos volver al pasado”.

Temen por falta de señales concretas que ocurrirá en el futuro en caso de ser proclamado Alberto Fernández como presidente de la Nación. Tienen dudas respecto a si no serán los “chivos expiatorios” dado que saben que la inflación continuará alta (economistas privados hablan para el 2020 de un 30%) que la economía continuará cayendo, en fin el próximo presidente que asuma tendrá –quiera o no- que continuar con políticas de ajustes.

Dado estos escenarios algunos hombres de negocios soñaban con que exista una sola fuerza (Macri, Lavagna, Urtubey, Espert) compitiendo contra Alberto Fernández, otros esperan que Macri pueda ingresar al balotaje “y seguro que ahí gana”; otros ven muy difícil remontar la diferencia y no saben si emigraran con sus empresas y finalmente están aquellos que argumentan que el Frente de Todos hará una política más parecida a la de Donald Trump beneficiando a los sectores productivos nacionales.

Es más algunos empresarios que supieron tener trato con Alberto Fernández cuando ocupó el cargo de jefe de Gabinete durante el gobierno de Néstor Kirchner rescatan que era un “hombre de diálogo”.

Explican que destaca los logros económicos del primer gobierno kirchnerista que se basó en superávit gemelos, impulsar las exportaciones (para no enfrentar restricciones externas) y la defensa del mercado interno como motor del crecimiento económico.

En síntesis, muchas dudas, pocas certezas y un dato concreto que muestra la difícil situación de vastos sectores empresarios: el producto bruto industrial por habitante hoy es 24% inferior al registrado en 1974, según cálculos privados.

Fuente. ambito financiero

 

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