El etanol y el biodiésel cierran el año repletos de dudas sobre su futuro

El mercado local de los biocombustibles cerrará el año con varios interrogantes que al menos en el corto plazo no tendrán respuestas claras. En el caso del biodiesel, se conoció hace pocos días la decisión del Departamento de Comercio norteamericano, que impuso aranceles definitivos para el ingreso del biodiesel. En este caso asciende al 130 por ciento, tomando como base los reclamos por dumping y por asimetrías en los porcentajes de retención entre el biocombustible y el aceite de soja, insumo básico para su elaboración.

En Argentina existen unas 40 fábricas de biodiesel, con fuerte presencia en el polo de crushing rosarino y una producción anual de unas 3 millones de toneladas, de las cuales un 50 por ciento se destinan a mercados externos. Hasta el pasado mes de agosto, Estados Unidos era el principal destino, en un negocio que implicaba un volumen de 1,5 millones de toneladas anuales y una facturación de 1.300 millones de dólares. Pero el proteccionismo del presidente Donald Trump y el fuerte lobby de los fabricantes americanos terminaron de cerrar las puertas a este negocio.

Previo a esta situación, el principal cliente argentino era la Unión Europea, que insumía un volumen similar a Norteamérica y en 2013 interpuso un reclamo por dumping. Tras cuatro años de litigio, finalmente abrieron sus puertas hace un mes al biodiesel argentino. Al menos por ahora, el Viejo Continente absorberá el saldo exportable, pero fuentes vinculadas a esta cadena de valor no descartan nuevos reclamos europeos, tomando como base el “modelo” norteamericano: el Gobierno argentino subsidia la producción de biodiesel, entonces eso constituye una clara ventaja comparativa.

Con Estados Unidos clausurado, los fabricantes argentinos apuntan todos sus cañones a Europa, y después su reciente apertura, se han enviado más de 300.000 toneladas de biodiesel, con Holanda como destino excluyente. ¿Cuál es el panorama posible en el mediano plazo? Ante el inminente reclamo europeo, Argentina deberá empezar a articular una defensa en el marco de la OMC, y en este sentido cuenta con un antecedente de peso, que es el fallo favorable de este organismo internacional para nuestro país. En un escenario negativo, y de prosperar el reclamo europeo, pasará un año hasta que se haga efectivo: Argentina tiene un año para reforzar sus argumentos y atenuar el impacto de la casi segura embestida de los europeos.

El otro tema que el presidente Mauricio Macri deberá seguir de cerca es la reciente baja del precio de venta del bioetanol.  Este es un reclamo añejo de las petroleras con sede en Argentina, que utilizan este biocombustible para su corte obligatorio con naftas, que en la actualidad se ubica en el 12%. La medida, anunciada a través del Boletín Oficial, cayó como un balde de agua fría entre los fabricantes locales, que desde hace medio año mantenían reuniones con el Gobierno para implementar una baja gradual del precio a partir de enero 2018, además de un plan de inversiones destinado a ampliar la capacidad productiva de este sector.

A diferencia del biodiesel, el etanol en base a maíz solo abastece al mercado interno. Con cinco plantas distribuidas en el país, cuentan con una capacidad productiva de 600.000 metros cúbicos anuales, destinados íntegramente al corte de naftas. El plan de inversiones para el sector contemplaba desembolsos por 500 millones de dólares, para triplicar el volumen de producción, que implicaría pasar de un consumo anual de 1,5 millones de toneladas a 5 millones de toneladas de este cereal.

De esta manera, el precio de venta del bioetanol pasó de 13,60 pesos el litro a unos 10,70 pesos. Esta baja cercana al 30 por ciento tiene un claro ganador: las petroleras, que reciben una millonaria transferencia de recursos por parte de la cadena agroindustrial, más allá de la rebaja en el precio de venta al público del 1,5 por ciento por parte de los expendedores de combustible.

A finales de la semana pasada, los representantes de los fabricantes mantuvieron una reunión con el ministro de Energía nacional, Juan José Aranguren. ¿Existe un conflicto de intereses en este caso, teniendo en cuenta el pasado del funcionario en la industria petrolera? Al menos oficialmente, desde este sector no se han manifestado al respecto. Existe un visible malestar por el carácter sorpresivo del anuncio, y como se borraron de un plumazo meses de gestiones. “Sabíamos que habría una baja en el precio, pero esperábamos más gradualismo y un porcentaje menor”, señaló uno de los asistentes al encuentro, que prefirió mantener su identidad en reserva.

En esta reunión se abordaron dos puntos centrales, que fueron el precio de venta y el porcentaje de corte. En este sentido, el ministro Aranguren se comprometió a revisar el precio del bioetanol y también se analizó una suba del porcentaje de corte. Pero más allá de estas buenas intenciones, la realidad es que el sector deberá negociar nuevamente con el Gobierno en el marco de nuevas reglas de juego, y no hay –al menos hasta el momento- señales que permitan inferir un cambio de rumbo.

Fuente: Infocielo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *