Dólar “comida”: ya aplican subas en alimentos por la escalada de la divisa

El dólar minorista cerró la jornada en $17,83 luego de haber tocado el techo máximo histórico arrimándose a los $18 promediando la jornada. La sangría que puso nervioso a más de uno dentro y fuera del Gobierno fue detenida por un torniquete de bancos estatales como el Provincia, que salieron a vender fuerte. Pero, más allá de la fiebre verde en la city y la especulación de los inversores, la escalada prolongada del tipo de cambio ya empezó a tener correlación en la economía básica. Los comercios que venden alimentos y bebidas comenzaron a recibir algunas listas de precios con retoques al alza vinculados, en parte, al efecto de un dólar más caro. La movida empezó hace poco más de una semana, cuando inició el ascenso la divisa, y se profundizó en las últimas horas. Esto se suma a lo que ya se remarca por el influjo de la suba en los combustibles.

Fuentes de la cámara alimenticia Copal, que agrupa a los grandes jugadores, aseguraron que habrá un “impacto efectivo” por insumos. Lo que significa que la suba será más fuerte en aquellos productos que tienen mayor componente importado. De todos modos, se especula en las grandes superficies que habrá un efecto contagio sobre el resto de los productos.

Cabe destacar que el proceso de remarcación de listas por el factor cambiario, que se verá en las góndolas, ya se venía analizando en las empresas cuando observaron que la divisa tenía tendencia alcista. “Igualmente, yo le tengo más miedo a la remarcación minorista que al alza del dólar”, confesó uno de los popes de la producción ante la consulta de este medio. La posición destapa la guerra eterna entre los fabricantes de alimentos y los grandes supermercados, que se pasan la pelota de la formación de precios.

Ante este escenario, en Copal plantean la duda de cuán permeable es el mercado para soportar más aumentos. En síntesis, cuánto más soporta el bolsillo un esquema de canasta básica con alzas relevantes. Todo en un contexto de caída generalizada del consumo básico de cara a dos meses en los que se prevé un recrudecimiento inflacionario.

Según información de las listas, las alzas directas se darán primero en aquellos productos que tienen laminados de aluminio. Los envases tetra brick, los sachés de leche y otros contenedores de alimentos perecederos. Además, todos aquellos enlatados en formato easy open (las latas que tienen apertura manual, como los atunes, conservas vegetales y alimentos para mascotas). Otros de los productos sensibles de la canasta, como los de limpieza y las pastas dentífricas, también utilizan envases con laminado. Allí se verá fuerte el alza en el precio.

Puertas adentro del Gobierno y más allá de la impostación, la disparada del dólar preocupó por dos cuestiones básicas: primero, por el traslado a precios no sólo de los alimentos, sino también sobre dos ítems que son los más celebrados de la recuperación económica que observa Cambiemos: la venta de autos y la celebración de escrituras. Ambos rubros, muy pujantes y de los pocos brotes verdes, tienen mucha relación con el tipo de cambio. En segundo término, la suba de los alimentos complica el cumplimiento de la meta inflacionaria que se impuso el Banco Central, que conduce Federico Sturzenegger. En la última conferencia de prensa, el funcionario se lamentó por la marcha incesante de la inflación núcleo, aquella que mide precios no regulados, sobre todo canasta básica. Así las cosas, si bien en el BCRA entienden que el esquema de flotación libre puede llevar al dólar de nuevo a una baja, esperan que en julio y agosto la inflación general esté en torno al 2%.

Así, será casi una utopía cumplir la meta presupuestaria de una inflación del 17%.

Fuente: Letra P

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