Guerra fría entre industrias, supermercados y cadenas por la apertura de las importaciones

La posición de los empresarios en Argentina es, históricamente, muy particular y guiada por los intereses de la coyuntura en la que se sitúan. En el escenario actual empezaron a aflorar entre los hombres de negocios conflictos generados, en parte, por medidas de gobierno que esos mismos sectores habían pedido: desde la corrección tarifaria y la reducción de subsidios, sin dudas necesaria, hasta la apertura de los mercados comerciales.

El viernes, los empresarios textiles nucleados en la Fundación ProTejer bramaban ante propios y extraños por el ingreso de prendas de vestir elaboradas y listas para la venta. Es que los números no son para nada buenos. Mientras preparan para esta semana las cifras de julio, en todo el primer semestre hubo un 21% más de ingreso de importados que en igual período del 2015. Si se desglosa por productos, hubo un incremento de 30% en prendas de vestir y de 50% en confecciones para el hogar (toallas, sábanas, etc).

En volumen, las importaciones textiles del primer semestre subieron en 21.000 toneladas, y el sector fabril nacional perdió 10 puntos porcentuales del market share. El problema está en que, según los empresarios del sector, además del impacto aún importante de la liberación a principio de año de las Declaraciones Juradas de Importaciones (DJAI), que habían sido suspendidas por el kirchnerismo, se suma una liberación casi constate de productos en estos días, todas prendas elaborados que llegan listas para poner a la venta y a precios mucho más bajos que los internos.

“Los vendedores son como los tiburones: cuando prueban sangre quieren más sangre”, se sinceró un empresario con vasta experiencia en la producción nacional, hoy atravesado por una fuerte crisis por la caída en los niveles de actividad.

Según ProTejer, las grandes cadenas de supermercados (sobre todo Carrefour yWalmart, siempre de acuerdo a sus cifras) están sustituyendo casi cero. Para el lector poco habituado a términos industriales, estarían dejando de comprar nacional para reemplazarlo por importado. Fuentes de la Asociación de Supermercados Argentinos (ASU) y de la estadounidense Walmart afirmaron todo lo contrario ante la consulta de Letra P. “Es falso que no estamos comprando nacional; incluso no sólo en textiles seguimos comprando sino también en juguetes, más en los días pasados”, detalló un experto de ASU. Asimismo, fuentes del híper estadounidense aseguraron que “no es cierto que Walmart Argentina no esté haciendo compras a proveedores locales. Consolidado a julio de 2016, para el caso de la categoría de indumentaria, del 100% de la compra que hacemos, 80,81% de las unidades compradas son productores nacionales; en términos de inversión, del 100% del monto invertido en ese período, 63,34% son (compras) a proveedores nacionales (la diferencia radica en el tipo de cambio, obviamente)”.

Los supermercadistas también aseguran que el tema de importación de alimentos es puntual, sobre todo en delicatesen. Pero es una verdad a medias, dado que la propia cámara alimenticia Copal presentó demandas ante el Gobierno por el ingreso de enlatados.

Los textiles también les apuntan a otros retailers, como la española Zara y el mega shopping de capitales chilenos Falabella. Pero la bronca canalizada parece tener raíz en las indefiniciones que el Gobierno les da respecto a qué va a pasar con el tema de importados. Están furiosos con un asunto en particular: la metáfora que el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, utilizó para conminarlos a que resignen ganancias y costos para que no impacten en precios. “Que los industriales se pongan a dieta”, les espetó.

Como ocurre con muchos sectores, el Gobierno ha logrado establecer un diálogo fluido con los actores, pero con serios problemas de interlocución y solución de los inconvenientes. Uno de los que mantiene el intercambio es el jefe de Gabinete del Ministerio de la Producción, Ignacio Pérez Riba, pero las carteras de Industria y Comercio tienen manejos dispares que confunden y ponen ruidos en la conversación. Tanto, que otro de los nombres que aparece, con posición diferente a la de los hombres de Francisco Cabrera, es el de Pablo Lavigne, director de Gestión externa de Comercio, un militante de la Fundación Pensar que ascendió con la llegada de Mauricio Macri al poder.

Por el momento, la promesa que hicieron fue que no habrá un desborde de importados, pero las necesidades de los industriales son urgentes. Tanto, que ya plantearon que la cuestión es una piedra más en un camino complejo, que ahora también tiene en vilo a las fábricas con la inminente aplicación de las nuevas tarifas de luz para las pymes. Justo en el momento más complejo de la recesión, donde ya hay suspensiones en diferentes rubros.

Fuente: Letra P

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