Los desafíos para resolver la ecuación del sector externo

El gran desafío del gobierno para el año que inicia, sin lugar a dudas, está concentrado en resolver la ecuación que plantea el sector externo (vencimientos de deudas, balanza comercial y de capital) y el tipo de cambio. Varios funcionarios de la cartera económica ya fijaron como  uno de sus objetivos para este año electoral el de sostener, a como dé lugar, el valor del dólar a través de su política de flotación administrada, manteniendo, a lo sumo, un régimen de microdevaluaciones que acompañen, desde atrás, el movimiento de precios.

De hecho le atribuyen a la fuerte devaluación de enero del año pasado gran parte de la inflación generada durante el año que terminó. Con todos los índices (oficiales y privados) coincidiendo en marcar una desaceleración del movimiento de precios en el último trimestre de 2014, apuestan a comenzar el año con paritarias moderadas pero que sirvan a sostener la demanda del mercado interno y atravesar el año electoral con el mercado de cambios estabilizado. Para eso, claro, precisan tener las cuentas externas bajo control.

Durante el año se producirán vencimientos de deudas entre capital e intereses por algo más de 12 mil millones de dólares. Paradójicamente, será justo durante el mes de octubre cuando se producirá el vencimiento más importante del Boden 2015 por algo más de la mitad de ese monto.

Para financiar esos vencimientos sin recurrir directamente a las reservas del BCRA (cuya recuperación en el último período es otro de los logros que gusta exhibir la gestión de Alejandro Vanoli en el BCRA), el saldo comercial no será suficiente. Por ese motivo es que a fines de 2013 el gobierno había orientado su política a la normalización de las relaciones con el mercado financiero internacional través de los sendos acuerdos con el CIADI, el Club de París y Repsol, para obtener financiamiento externo a tasas de un dígito. Ese proceso quedó trunco a partir de la ratificación del fallo Griesa por parte de la Corte Suprema de los EE UU que, cláusula RUFO mediante, postergó esa variante al menos para el transcurso de 2015.

Con todo, ahora el gobierno planea resolver esa ecuación sin necesidad de un arreglo con los buitres a partir de los acuerdos por swaps con China que ya se sustanciaron en el ingreso de alrededor de 3 mil millones de dólares en 2014 pero que todavía tiene pautados más de 11 mil millones de dólares que podrían ingresar durante el próximo año. Además, claro, se descuenta que insistirán un nuevo intento de refinanciar parte de los Boden 2015 que vencen en octubre.

Las previsiones generales apuntan a un superávit comercial de entre 8 y 9 mil millones de dólares aunque, con la volatilidad que arrastran los precios en el mercado mundial de commodities, y los vaivenes que les impone la crisis a los principales socios comerciales de la Argentina (Brasil y China) ese número puede variar sensiblemente. Es que precisamente el petróleo y la soja (que tienen un fuerte impacto en las importaciones y las exportaciones de nuestro país respectivamente) son los que mayor volatilidad (a la baja) han presentado en el último período.

A esa cifra, además, hay que restarle los déficits que emanan de la balanza de servicios y la cuenta capital. Allí se contabilizan, por ejemplo, las divisas que se destinan al financiamiento de la compra de billetes bajo la modalidad de dólar ahorro y turismo y los ingresos por inversión extranjera directa cuyo volumen se busca incrementar a partir, esencialmente, del financiamiento de las obras de Vaca Muerta que, aseguran, no se verán influenciadas por la caída de los precios del petróleo.

La desaceleración de Brasil representa un problema para el volúmen del comercio bilateral pero, hasta el momento se ha sustanciado en una reducción del déficit en favor de la Argentina en la medida en que el comercio bilateral se contrajo con relación a 2013 en un 21%, pero sobre la base de una merma del 14,2% de las exportaciones argentinas y de un 27,2% de las importaciones de bienes de ese país. Esto a pesar de  que el real brasileño sufrió una fuerte devaluación superior al 20% desde abril de 2014 a esta parte.

Un informe elaborado especialmente para Tiempo Argentino por la consultora AMF Economía sobre la base de datos del BCRA disponibles hasta septiembre (se tomó esta fuente porque expresa taxativamente los ingresos y egresos de caja de la entidad a diferencia de otros registros privados o de otros organismo públicos), sirve para identificar los puntos sensibles del sector externo, el efecto de las medidas adoptadas sobre el mercado de cambios y el comercio exterior, el impacto de los precios internacionales y, de este modo, adelantarse a lo que puede ocurrir en 2015.

En 2014 el cobro de exportaciones por cereales y oleaginosas hasta el tercer trimestre había sido de 21.500 millones de dólares, por detrás de los valores de 2013 para el período. Un anexo de esa información sobre la base de datos de CIARA demuestra que la estabilidad del tipo de cambio hacia fin de año resulta de la liquidación extraordinaria que se obtuvo en el último trimestre del año cuando se liquidaron cereales por 5500 millones de dólares a partir del acuerdo firmado con las cerealeras. Por el lado de las importaciones el punto más sensible había sido la importación de petróleo que hasta septiembre había superado en U$S 650 millones el mismo período de 2013, alcanzando los U$S 8165 millones.

Sin embargo, Andrés Méndez, titular de AMF Economía, explicó que «fue en el último trimestre donde se manifestó la caída de los precios que, para el último mes del año se ubicó casi un 40% por debajo del mismo mes de 2013 y puede ser una proyección adecuada para 2015». De ser así, y sobre la base de una demanda estable en volúmen, y de sostenerse este nivel de precios, la Argentina podría ahorrase en importaciones cerca de 3 mil millones de dólares. En lo que hace a la importación de maquinarias y equipos durante los primeros nueve meses de 2014 hubo una reducción de más de 1000 millones de dólares en comparación con el año anterior, en parte provocadas por la desaceleración industrial y en parte por la política de adminsitración del comercio impulsada por el gobierno. Lo mismo ocurrió con la importación de vehículos que para esos primeros nueves meses pasó de U$S 14.244 millones a U$S 8927 millones que explican en gran parte la reversión en la relación comercial con Brasil.

Por el contrario, la importación de energía eléctrica, en apenas nueve meses se incrementó en más de 1000 millones de dólares con relación al año anterior. En lo que hace al pago de servicios por turismo (incluyendo el llamado dólar turista y la compra de paquetes, pasajes etc.), la reducción de las cargas sobre los pagos del BCRA en los primeros nueve meses del año con relación al mismo período de 2013 han sido sustanciales. Con las restricciones, la devaluación y las cargas del 35% de la AFIP se logró desestimular esas operatorias consagrando operaciones por un monto un 37% menores que, en términos absolutos, implicaron un ahorro para el período de U$S 2.900 millones que, anualizados, podrían llegar hasta los U$S 4.000 millones.

Como contrapartida, por un lado se redujeron los cobros de servicios en moneda extranjera así como la venta de billetes del sector privado, en ambos casos como resultado de la brecha entre el dólar oficial y el ilegal a donde se orientaron gran parte de los ingresos de dólares por turismo y otras fuentes que se canalizaron por el mercado paralelo. El dólar ahorro, además, implicó erogaciones del Banco Central por 1.700 millones de dólares durante los primeros nueve meses del año (en 2013 no estaba permitida) y, según datos de AFIP, proporcionados por AMF Economía, por 1274 millones más en el último trimestre. La misma cuenta capital verifica una merma en el ingreso de divisas por inversión extranjera directa en los primeros nueve meses del año por U$S 700 millones, un 34% menos.

Como conclusión, es esperable que durante 2015 se mantengan los instrumentos y restricciones cambiarias y comerciales que permitieron atravesar el 2014 con un mercado de cambios relativamente estable luego de la brusca devaluación de enero. Según Andrés Méndez, director y especialista en comercio exterior de AMF Economía, «una fuerte amenaza tiene que ver con la fuerte valorización del dólar que ya se manifestó en la devaluación de las monedas de nuestros principales socios regionales». Completó su análisis asegurando que en lo que hace a los instrumentos «es posible relajar las restricciones a las importaciones de insumos y bienes de capital en función de acompañar la recuperación, que se mantengan las restricciones cambiarias, y hay que trabajar sobre la brecha entre el dólar ilegal y el oficial para que no se produzca el drenaje hacia el mercado paralelo de divisas que ingresan genuinamente al país como, por ejemplo, por turismo», recomendó.

Fuente: Infonews

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