En Río Tercero hay quien cree vivir en una ciudad maldita, que no puede terminar de sacudirse el estigma de los desmanejos políticos de ayer y hoy. Arrasada parte de la ciudad, atentado mediante para encubrir el tráfico de armas a Croacia y Ecuador, con familias afectadas que aún no cobran la indemnización de aquel atentado de hace 29 años y la Universidad Nacional creada a modo reparatorio que aún no arranca, corre riesgo de cierre la petroquímica que fungía de principal cliente de la vital Fábrica Militar. A la vez, la motosierra del gobierno nacional puso a Fabricaciones Militares en los sucesivos listados de empresas estatales vendibles, luego la quitó, pero DNU mediante FM pasó a ser una sociedad anónima. Por si esto fuese poco ahora comenzó el vaciamiento material: seis grandes camiones del Ejército enviados al complejo fabril para concretar lo que se amenazaba. “Se llevaron todo”, coinciden desde la Asociación de Trabajadores del Estado, que lleva meses denunciando el vaciamiento del patrimonio estatal, mientras suena de fondo el mantra adornista: “se va a privatizar todo lo que se pueda privatizar”.
A mediados de la semana que culmina llamó la atención la llegada a la Fábrica Militar de Río Tercero de los camiones verde oliva propiedad del Ejército, que cumplieron con su objetivo de “rescate”. “En un día empezaron y terminaron, se llevaron todo. Son cañones 155 reparados y otros que tenían sin reparar” cuenta Federico Giuliani, secretario general de ATE Córdoba. Su par riotercerense David Salto precisa que el armamento se encontraba en el predio en el marco de “un convenio viejo, de 2014, que la Fábrica tenía con el Ejército, para modernizar y reparar los cañones 155. Algunos se repararon, otros no, y se llevaron todo, incluso los materiales necesarios para hacer esos trabajos”. “Se los llevan así sin terminar porque no hubo una orden de trabajo para ejecutar esa labor”, completa, al tiempo que recuerda la sensible merma en la plantilla de trabajadores, retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas mediante.
ATE Nacional, en tanto, refirió en un comunicado de prensa que responderá al “intento de vaciamiento” con “bloqueos y cortes de rutas” que buscarán “impedir que continúe el desmantelamiento”. “Hemos podido comprobar que uniformados en camiones están saqueando algunas de las fábricas militares. Se están llevando todo, maquinarias, herramientas y en algunos casos hasta parte de la producción. El Gobierno profundiza el vaciamiento de las empresas estatales”, señaló Rodolfo Aguiar, secretario general de ATE Nacional, e hizo extensiva la movida a otros establecimientos de FM en el país.
“Son muchos los puestos de empleo que están en riesgo en todas las fábricas. A esta altura está más que claro que se la quieren regalar a algún empresario amigo de Milei o de Trump. Las políticas del Gobierno nacional hicieron que en casi un año cerraran más de 16.500 pymes y ahora van por la destrucción de la producción estatal”, cerró el dirigente estatal.
Clave para la soberanía industrial nacional
La Dirección General de Fabricaciones Militares fue creada por ley en 1941, sobre un proyecto del entonces presidente Roberto Ortiz y su ministro de Guerra, el general Carlos Márquez. Era una “entidad autárquica bajo la dependencia del Ministerio de Guerra”, cuyos objetivos eran realizar estudios “conducentes a conocimiento de las posibilidades industriales del país”, y exploraciones y explotaciones tendientes a la obtención de minerales y “materias necesarias para la fabricación de materiales de guerra”, retomando el plan de desarrollo siderúrgico de otro general, Manuel Savio. Con el primer peronismo fue desarrollando plantas en distintas provincias argentinas, configurándose en un emblema de la Defensa, la Industria y la Soberanía nacional.
A la fecha sostiene cuatro plantas activas: Villa María (produce pólvora y explosivos para la industria minera), Río Tercero (ácido sulfúrico y nítrico), Fray Luis Beltrán (Santa Fe, producen municiones para las armas de las fuerzas de seguridad y defensa, y chalecos antibalas) y Azul (Provincia de Buenos Aires). La de Jáchal (San Juan) cerró este año.
En declaraciones al diario Tribuna, de Río Tercero, el presidente de Fabricaciones Militares Hugo Pascarelli señaló que al pasar a ser sociedad anónima, a FM ingresarían capitales privados para reactivar varias unidades de negocios. Y dijo que la privatización no está en carpeta, en tanto el Ministerio de Defensa mantendrá la mayoría accionaria de esta flamante Sociedad Anónima Unipersonal; para la ATE, lo que está en riesgo es nada menos que “la continuidad del organismo”.
Algo de eso parece haber olido el propio Pascarelli, que junto a Carlos Pérez Aquino renunció tras 11 meses a cargo de la empresa. Hijo de un represor de la última dictadura cívico-militar, semanas antes de irse, el ahora expresidente prometía un futuro venturoso para la FM, y hasta se había permitido asegurar que el ente había sido “desatendido” años atrás. También se jactó de haber reducido la plantilla de 1574 a 1219 trabajadores y admitió lo que en su momento denunció el gremio: la visita a las plantas de inversionistas extranjeros. “Han revisado y evaluado lo que hay, para determinar, dentro de su plan de negocios, qué equipamiento falta y qué inversión es necesaria”, reveló, antes de poner pies en polvorosa.
Emiliano Campos es un trabajador de la fábrica de larga trayectoria, que conoce al dedillo los procesos productivos que se desarrollan al interior del ente. Precisa; “Nuestro trabajo era reparar y modernizar esos cañones, mediante una orden de trabajo con su presupuesto y sus horas de laburo. Son cañones de la década del 70 que requieren mejoras operativas, había que ponerlos en funcionamiento; sólo se reparó uno completo, y los otros quedaron en stand by, Referente de ATE en la Fábrica, Campos expresa que a partir de la no disponibilidad de fondos “esa unidad de negocios se discontinuó, y los compañeros que estaban trabajando ahí ocuparon funciones en otros laburos metalmecánicos”. En esos galpones se desarrollan otras tareas, como modernización de jeeps del Ejército, una fuerza que “es un cliente histórico de la Fábrica Militar”.
En un comunicado interno en el que informó las desvinculaciones de sus máximas autoridades, la empresa destacó que este año redujo sus gastos un 38% hasta agosto, con respecto a igual mes del año anterior; redujo los costos productivos en un 19% y los costos no productivos en un 60%; y el personal se achicó en casi un 20%.
Campos subraya la gravedad de la situación económica, destaca que las plantas están tecleando en la producción y que en Río Tercero “nos han dicho que hasta diciembre tenemos garantizados los salarios, y que después ya no”. “Claramente estamos viviendo un lockout patronal”, completa y cierra: “La orden es stockearnos de ácido nítrico, pero no sabemos para qué, si nos quedamos sin cliente”.
Por: Adrián Camerano