«Hay que aprovechar las oportunidades históricas y políticas. El Gobierno entiende que el contribuyente no tiene por qué pagar las PASO», dijo este sábado Guillermo Francos. El jefe de Gabinete sondeó hace meses a las distintas fuerzas políticas para poder eliminar las primarias y la respuesta en el Congreso fue negativa, incluso de un aliado privilegiado, como el PRO. Ahora, a pocos días de intentar cerrar un dictamen de mayoría para el Presupuesto 2025, el Ejecutivo volvió a la carga y concretó el anuncio que hace dos semanas había sido frenado, luego de una nueva crisis de nervios con el macrismo.
Francos ahora busca ponerse al frente del operativo anti PASO con argumentos presupuestarios y usar esos fondos para ponerlos en la negociación con los gobernadores. Le habían dicho que no y tampoco pensó que volvería a jugar esa carta. Sin embargo, hubo un volantazo en un momento donde los diez mandatarios del radicalismo y el PRO le están subiendo el tono a sus reclamos y ponen a prueba otro amague de quitarle el respaldo al oficialismo en la pulseada legislativa que se viene esta semana.
En el Senado saben que si Milei extiende las ordinarias a diciembre, los perjudicará porque podrán continuar los trámites de asuntos que el oficialismo no podrá atajar, como un eventual rechazo al DNU 846/24, que la oposición trató de llevar al recinto de la Cámara de Diputados este martes pasado. El Gobierno presionó fuerte a los gobernadores para que impidieran que sus legisladores dieran quórum y la movida opositora fracasó pero volverá esta semana, porque quieren una nueva sesión para el jueves 21. Esa tensión adelantó la negociación por el Presupuesto, porque el DNU 846 le permite al Ejecutivo reestructurar deuda pública sin pasar por el Congreso, aumentando la cartera de bonos de la Anses y eludiendo la Ley de Administración Financiera que le permite hacerlo, pero siempre y cuando consiga mejor plazo, menos interés y quita de capital.
Debilidades del panperonismo
La pulseada por la validez de ese decreto no ha terminado, más allá de la derrota que afrontó la oposición y especialmente el bloque de Unión por la Patria, porque quedó al desnudo que, en vísperas del poroteo por el Presupuesto, están dispuestos a votar distinto o quitarle el cuerpo a dar quórum, aunque sea una decisión del espacio que conduce Germán Martínez. De las 99 bancas que controla, hubo nueve que no iban a estar ocupadas porque el catamarqueño Raúl Jalil anticipó que sus cuatro legisladores no estarían presentes. Se trata de Silvana Ginocchio, esposa del mandatario, Fernanda Ávila, Dante López Rodríguez y Sebastián Nóblega. La lista incluye a la neuquina Tanya Bertoldi, los mendocinos Liliana Paponet y Adolfo Bermejo, el santiagueño José Gómez y el jujeño Guillermo Snopek. Tres tienen distintas explicaciones por razones de salud y otro tuvo problemas de vuelo, pero si esta semana hay un nuevo repechaje para hacer caer el decreto 846 la atención volverá a posarse sobre ellos para saber hasta donde seguirán excusándose por distintas razones. Si la debilidad de UP se repite habrá comenzado una otra etapa para el conglomerado panperonista, después de meses de intentos para contener esos crujidos. Es el mar de fondo de las negociaciones que lleva adelante el Gobierno con algunos gobernadores peronistas, incluso en mejor sintonía que los mandatarios del PRO y la UCR. Son cinco radicales y cinco macristas. Han vuelto a unir sus reclamos y también son parte del duelo de amagues antes de saber si habrá Presupuesto votado por el Congreso para el año electoral que se avecina. Estuvieron el jueves en el Consejo Federal de Inversiones, a instancias del chubutense Ignacio Torres (PRO). Entre los 18 asistentes estuvo el bonaerense Axel Kicillof, pero la articulación de macristas y radicales derivó en una advertencia: si no hay una respuesta urgente a cinco puntos no habrá respaldo para la aprobación del Presupuesto.
Para contrarrestar la embestida en la Casa Rosada redoblan la apuesta y aseguran que están en condiciones de seguir reconduciendo y prorrogando el Presupuesto 2022, que fue el último que votó el Congreso para el último año del mandato de Alberto Fernández. Milei gobierna con ese Presupuesto pero prorrogado, redireccionado a discreción y licuado por la inflación.
Ante el empeoramiento de la negociación con los gobernadores aliados y esquivos, la cautela que antes había tenido Francos para no meter la eliminación de las PASO, sucumbió por la decisión del asesor presidencial Santiago Caputo con respaldo de Karina Milei, la secretaria general de la Presidencia. En la Rosada dicen que no hay cuchillos bajo el poncho, pero admiten que es una chicana en medio de la negociación presupuestaria. Tampoco pierden de vista que la dificultad aparece en el Congreso, porque «a la mayoría de los gobernadores no les importa porque es para las elecciones nacionales y a ellos no los toca, por el contrario, los beneficia», sostuvo un nuevo defensor de la medida, ahora que Francos considera «aprovechar una oportunidad histórica».
Hace dos semanas, cuando el PRO amagó con tempestades, la conferencia de prensa que iba a anunciar cambios en el presupuesto universitario con la plata de las PASO también incluía ofertas para los gobernadores, especialmente para aquellos peronistas que ya eliminaron las primarias, o las tienen sin obligatoriedad, como La Pampa, o que tiene muchas ganas de extirparlas desde hace años. En otro sector de la Casa Rosada reafirman que la idea también es mellar a las dos fuerzas que más usaron las PASO, pero en especial al PRO que ahora conduce el expresidente Mauricio Macri. El radicalismo también se opone a un cambio del sistema electoral, aunque la zancadilla para el partido amarillo los dejaría a merced de un acuerdo con La Libertad Avanza y sin tener que pasar por las urnas, sino con un acuerdo político sin medir fuerzas en el territorio.
Otro ninguneo al PRO
La eliminación de las PASO ya estaba en la Ley Bases y quedó afuera, entre otros, por el reclamo del PRO. El socio mayor de JxC es la fuerza que más usó las primarias que ideó Néstor Kirchner y que fue sancionada por ley del Congreso durante el primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner. Ahora el Gobierno lo utiliza para torcer la negociación, en el cierre de una semana de euforia para Milei, marcada por el 2,7% de inflación de octubre, la más baja en tres años y el encuentro que mantuvo con Donald Trump en Palm Beach, Florida, Estados Unidos. El encuentro fue dentro de una fiesta de gala, no hubo una audiencia privada, pero los ecos alcanzaron para que el Gobierno especule, más que antes, con un respaldo abierto del reelecto inquilino de la Casa Blanca a la administración de Milei. Desde ayudar en un nuevo acuerdo de endeudamiento con el Fondo hasta impulsar otras asistencias financieras.
En Hacienda ya trabajan sobre un 2025 sin Presupuesto 2025, sino con una segunda prórroga y reconducción del que fue votado en 2022. Con esa advertencia, envalentonados, en la Rosada siguen pisándole los talones a quienes se opongan a la negociación que están proponiendo. Consideran que la debilidad la tiene la oposición en el Palacio, ante un oficialismo que, fortalecido, sin más agenda positiva que la disminución de la inflación y el ajuste fiscal drástico, ahora pone a prueba el amague de eliminar las PASO y que el costo de no hacerlo lo pague la oposición, ante un Milei que podría acusarlos de poner «palos en la rueda», después de victimizarse, dar por concluida la negociación por el Presupuesto y darle rienda suelta a la discrecionalidad de una prórroga para el año que viene.
Para el martes el oficialismo sigue trabajando en un dictamen de mayoría que llegue con lo justo. Los gobernadores, otra vez con amagues, juegan a impulsar uno propio o respaldar los que están preparando los bloques opositores, como Encuentro Federal y Democracia por Siempre, el sector radical «blue». El PRO pidió una sesión para tratar Ficha Limpia el miércoles y el jueves está el repechaje para volver a intentar la reforma de la Ley de DNU y arremeter contra el DNU 846. Hasta que llegue ese momento, tanto la Rosada como los gobernadores seguirán asegurando tempestades de un lado y del otro, casi sin discutir el déficit cero a cualquier costo.
Por: Claudio Mardones