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«Milei o muerte», nuevo mantra para la etapa de purga de funcionarios

“Nadie tiene el puesto asegurado. Se tienen que aggiornar a los valores de LLA. Si hacen cualquiera están afuera”. El proverbio estampado en la biblia digital que diariamente alimentan los cerebros de La Libertad Avanza en Twitter corresponde al usuario @nicolabrandeis. El perfil es una de las –al menos– cuatro cuentas que el asesor presidencial Santiago Caputo maneja ya sin tanto anonimato desde los dos teléfonos de última generación que pispea y esconde compulsivamente en lo más recóndito de sus bolsillos.

La premisa, tan simple como conminatoria, fue publicada por el alter ego del exestudiante de ingeniería informática en X (ex Twitter) minutos después de que se conociera la salida de Diana Mondino de la Cancillería. El telegrama fue entregado al mismo tiempo en todos los ministerios con una única intención: hacerles saber de primera mano a todos los miembros del gobierno que nadie es imprescindible.

La eyección de la ahora exministra de Relaciones Exteriores fue una ola que arrasó con la primera semana de buenas noticias que tuvo el gobierno desde que llegó al poder. Horas antes de que se diera a conocer la decisión de Javier Milei de prescindir de los servicios de su amiga, el oficialismo confirmó que el ingreso de dólares por el blanqueo aprobado en la Ley Bases batió récords históricos y los organismos oficiales devolvieron datos en los que se avista una minúscula recuperación económica. La votación en la ONU barrió todos los festejos.

Como dio a conocer este medio, la orden de despedir a Mondino se expidió minutos después de que el presidente se enterara a través de su hermana –quien a su vez fue alertada por el ahora nuevo canciller, Gerardo Werthein– el sentido del voto argentino en la Asamblea de las Naciones Unidas. Aquel movimiento, aparentemente inconsulto, enfureció al libertario quien ordenó, sin rodeos, iniciar una limpieza profunda en las arcas del ministerio que custodia las relaciones bilaterales.

La intención, explican cerca del presidente, es confeccionar con precisión quirúrgica un cuerpo de diplomáticos que sólo trabaje para cumplir con la exigente agenda internacional que el presidente quiere consolidar para su gestión. “No queremos embajadores y funcionarios que estén vacacionando con plata del Estado. Los que ocupen cargos diplomáticos van a tener que trabajar para asegurarles negocios y buenas noticias al país”, grafican puertas adentro de Casa Rosada.

Es con esta orden que Werthein llegará en los próximos días a ocupar oficialmente la silla vacante del Palacio San Martín. El empresario fue instruido para iniciar un proceso de exhaustiva auditoría interna para conocer de primera mano cada uno de los movimientos de los diplomáticos de carrera a los que en Balcarce 50 miran con cada vez más recelo. “Tienen que entender que trabajan para el presidente. Si no pueden seguir una línea, se van a tener que ir”, dijo ante Tiempo un alfil del libertario.

Estas revisiones –que en varios escalafones de la diplomacia nacional ya califican como una “caza de brujas”– incluirá un sustancioso recorte de gastos y sueldos. El planificado movimiento envía un mensaje contundente a los representantes argentinos en el exterior, a quienes desde el gobierno califican como una “gran casta”. Para los cerebros del oficialismo, los diplomáticos no deben quedar exentos del paso de la motosierra y, por sobre todo, deben estar 100% alineados con la visión del gobernante.

En este sentido, una fuente irrefutable confió a este medio que el presidente no dudará en echar a todos aquellos que estén a favor de la Agenda 2030 (extendida recientemente al 2045) y la lucha por el cambio climático. El mismo futuro tendrán quienes no adopten como propio el alineamiento ciego a las políticas de Estados Unidos e Israel, los dos países con el que el libertario mantiene un vínculo de contundente genuflexión. “La Cancillería no es un poder independiente. O se alinean o se van”, dicen sin rodeos.

Si bien esta vez salió a la superficie, la búsqueda de pureza es una constante que acompaña al presidente desde el inicio de su gestión. Así lo dejó en claro cuando tuvo que decidir expulsar de los bloques oficialistas a Lourdes Arrieta y Francisco Paoltroni. La diputada y el senador habían osado cuestionar algunos movimientos y decisiones del gobierno y oficiar como libre pensadores, un pecado al que la santísima trinidad libertaria no le concede el perdón.

El mismo destino tuvieron más de una docena de funcionarios de primera y segunda línea. La más reciente fue la salida del ex secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo. El abogado estuvo apuntado por meses por las primeras líneas del gobierno, quienes le achacaban pésimos resultados en la gestión. El malentendido por los aparentes cortes de luz anunciados para el verano fue la gota que rebalsó el vaso y allanó el camino para que la exgerenta general de Energía S.A, María Tettamanti, desembarcara en la gestión.

La lista de ejecutados sigue. Nicolás Posse (jefe de gabinete); Mario Russo (ministro de Salud); Guillermo Ferraro (Infraestructura); Omar Yasín (Trabajo); Silvestre Sívori (AFI); Julio Garro (Deportes); Francisco Sánchez (Culto). A todos ellos y otros 70 funcionarios los une la misma condena: abandonar la línea recta del discurso oficialista.

“Roma no paga traidores”, repiten en un despacho de continua circulación. Con este principio marcado a fuego, los Milei y Santiago Caputo están dispuestos a dejar ir a todos aquellos funcionarios que osen contradecir las ideas que profesa el máximo líder libertario. Avocados a convertirse en el nuevo peronismo, en la mesa chica del presidente se deslizan sobre el tablero de liderazgo político que construyó el viejo líder: verticalidad y lealtad.

Con un círculo de adeptos cada vez más diminuto, el triángulo de hierro puso en marcha la Fundación Faro. Como adelantó en exclusiva este medio, el think tank tendrá como principal objetivo la construcción de nuevos dirigentes de pura raza que se consoliden como referentes de las fuerzas del cielo y salgan a disputar espacios en las listas y/o desembarquen en la gestión nacional.

El mismo trabajo hará La Carlos Menem. La agrupación juvenil presentada este lunes está comandada por Enzo Di Fabio, un joven treintañero que se desempeña como asesor del oficialismo en la Cámara baja y es coordinador del Foro Panamericano de Jóvenes Políticos, una usina de ultraderecha que aglomera a conservadores de todo el país. Al igual que la Fundación, la nueva orga mileista buscará consolidarse como el principal arma del oficialismo en la batalla cultural contra los cada vez más masivos “zurdos”.

La exquisitez de figuras se trasladará en las eventuales alianzas que el oficialismo conforme de cara al armado electoral de las legislativas del próximo año. Decididos a no entregar el protagonismo que las urnas le concedieron en noviembre pasado, los cerebros de la estrategia oficialista entienden que La Libertad Avanza no debe fusionarse de manera “legal” con el PRO. Concretamente, en la mesa chica del gobierno esperan un éxodo masivo de nombres propios que les permita no sólo hacerse por completo del electorado que supo conquistar por años el espacio de Mauricio Macri, sino también asegurarse la lealtad deseada.

En tanto, sin más remedio que alinearse o exiliarse, todo el Gabinete será forzado a tener cada vez más exposición. Bajo los reflectores, los ministros funcionarán como predicadores de las ideas del caudillo moderno, a quién deberán jurar fidelidad cada vez que puedan. Todos serán exhaustivamente controlados por el “comisario político del Régimen”, como se autopercibe el propio Santiago Caputo. Quien no esté a la altura, ya conoce su final. “Milei o muerte”, dicen en los pasillos sin un ápice de ironía.

Por: Tatiana Scorciapino

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