En medio de un panorama económico que ya es complicado para muchos argentinos, las empresas de medicina prepaga decidieron incrementar sus cuotas en noviembre, una noticia que genera preocupación entre sus afiliados. Los aumentos, que varían entre el 3,9% y el 6,9%, no solo superan la inflación del último mes —que fue del 3,5%—, sino que en algunos casos llegan a duplicarla.
La noticia llega en un momento delicado. Tras la eliminación de una medida cautelar que había limitado los aumentos a la tasa de inflación, las prepagas se tomaron la libertad de ajustar sus precios. Desde julio, esta nueva flexibilidad significó una serie de incrementos que ya tienen a muchos afiliados al borde de la desesperación.
Las empresas y sus Justificaciones
Las empresas de medicina prepaga están dando a conocer sus aumentos con explicaciones que buscan justificar lo que, para muchos, es un golpe a su economía.
Galeno, que lidera con un aumento del 6,9%, afirmó que «el sector de Salud continúa atravesando un contexto muy complejo». Desde Hospital Italiano, el 5,22% de aumento se justifica por los crecientes costos en la atención sanitaria.
Accord Salud, que también aplica un 6,9%, asegura que estos cambios son necesarios para mantener su infraestructura de salud frente a los aumentos en precios de medicamentos e insumos. Swiss Medical, con un 3,90%, menciona que sus ajustes solo reflejan «parcialmente» los costos reales que enfrentan.
Sin embargo, estas explicaciones, aunque comprensibles desde un punto de vista empresarial, a menudo no resuenan con quienes deben afrontar estas subas en sus facturas mensuales. Para muchos, el acceso a la salud se convierte en un lujo cada vez más difícil de sostener.
El impacto en la vida diaria
Cada uno de estos aumentos tiene un efecto directo en el día a día de los afiliados. Con la inflación golpeando sus bolsillos y los precios de bienes esenciales en constante ascenso, muchas familias deben elegir entre pagar una cuota de salud que se eleva mes a mes o buscar alternativas en un sistema público que, a menudo, no puede cubrir sus necesidades.
Las empresas hablan de mantener la calidad en sus servicios, pero para muchos, esa promesa se siente vacía ante la realidad del aumento. La falta de control sobre estas tarifas ha alimentado un clima de desconfianza, donde los afiliados se sienten atrapados entre la necesidad de atención médica y la presión económica.
El futuro de la medicina prepaga y la calidad del servicio dependen de un equilibrio entre los costos y las necesidades de los ciudadanos. A medida que se acerca noviembre, los afiliados esperan más que promesas vacías; desean un diálogo real y efectivo entre las empresas y el Estado. La salud es un bien preciado, y es hora de que se trate como tal.