El gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, apuntó contra el modelo implementado por la gestión que encabeza Javier Milei y aseguró que sus posicionamientos son “muy contradictorios con cosas que dijo en campaña” porque “lo convencen de que lo haga para conservar el poder”. En modo economista, el mandatario bonaerense llevó a discutir al Presidente en su propio terreno y afirmó que el libertario “sabe que su teoría económica es mentira”.
En una entrevista con La Pizarra, el programa que conduce Alfredo Serrano Mancilla, Kicillof reivindicó los años de Néstor y Cristina Kirchner justo en la semana en la que Milei volvió a la carga contra el kirchnerismo. Primero lo eligió como blanco de ataque durante la presentación del Presupuesto en el Congreso de la Nación y luego compartió un controvertido video realizado con inteligencia artificial en el que se compara al espacio con un virus.
Para el gobernador, esos tipos de discursos son los que el Presidente utiliza en relación a toda la oposición. Pero se muestra sorprendido por la forma en esa estrategia escaló. “Es la primera vez que adopta un discurso tan violento y peligroso”, afirma.
Como lo vienen expresando muchos de los referentes del espacio, Kicillof entiende que La Libertad Avanza ganó las elecciones nacionales como parte de un proceso general de desencanto y enojo de la población con la clase dirigente que no lograba dar respuestas a las demandas sociales. “La gente no la estaba pasando bien y estaba buscando poner un voto para solucionar esto”, consideró el gobernador, entendiendo el voto a Milei como algo “genuino”.
“Él lo ofreció eso desde la novedad, con una especie de pócima mágica”, dijo Kicillof para quien, las cosas empezaron a complicarse cuando el economista empezó a rodearse con el equipo económico de Mauricio Macri, puntualmente en el área económica.
Las contradicciones de Milei
Para el gobernador, “Milei ha resultado ser muy flexible, cambiando de ideas, discursos y adoptando posiciones contradictorias”. “Ideológicamente es un envase vacío”, consideró, y apuntó al corazón del proyecto político libertario: la lucha contra la inflación.
Después de citar a Cristina Fernández de Kirchner para repetir que “la inflación tiene un componente cambiario”, el gobernador que además es doctor en Economía y fue secretario y ministro de Economía de la Nación, trajo a escena a la gestión Cambiemos. Precisamente la experiencia política de la que el Presidente heredó a buena parte de su gabinete, entre ellos a Luis Caputo y Federico Sturzenegger, hombres a cargo de la política económica durante una buena parte del macrismo.
Kicillof recordó aquella gestión que había llevado la emisión y el déficit a cero terminó con una inflación del 54 por ciento anual. Milei, que afirma que “la inflación es, en todo tiempo y en todo lugar, un fenómeno monetario”, explica aquel fenómeno a partir de un paper de Milton Friedman en que explica que el monetarismo no es algo de efectos instantáneo sino que tiene un “retraso”. Según el Presidente, dice Kicillof, ese retraso sería de entre 12 y 18 meses.
Aunque no coincide con ese tipo de lectura, el gobernador lleva el ejemplo al extremo para decir que, “siguiendo con ese argumento, si baja la inflación ahora sería resultado de lo que hizo la gestión anterior”.
En esa dirección, Kicillof considera que “la simplificación monetaria de Milei es falsa” y que la gestión se encuentra en un brete porque “no puede o no quiere devaluar porque si hace eso aumentarían los precios”, más allá de que emita o que no. El Gobierno nacional, afirma el gobernador, “está actuando a contramano de su propio discurso”.
A modo de chicana, Kicillof dice que “Milei es un recién llegado de la escuela austríaca», y que él, como especialista en historia del pensamiento económico, la conoce más. «Lo que pasa es que él habla en técnico porque se presentó como un sabelotodo que proponía solucionar todos los males de la Argentina a partir de cosas que eran inaplicables, pero muchos eligieron no preguntarle en profundidad», señala el gobernador. Como resultado oberva el desencanto de «muchos de los que lo votaron pero no están de acuerdo con pirvatizar todo, terminar con la educación pública y con todo ese resabio reaccionario que tiene la gestión».
El peronismo, Néstor y Cristina
Aunque se reconoce peronista, el gobernador recuerda que sus inicios en la política habían tomado otros rumbos. Sobre todo por haber desarrollado sus primeros pasos en la militancia contra el menemismo conduciendo los destinos del país al ritmo del Consenso de Washington.
Más allá de eso, dijo que las figuras de Juan Domingo Perón y Evita siempre estuvieron presentes en su estructura ideológica porque “en la Argentina ser peronista es defender los intereses de la clase trabajadora, la independencia económica y la justicia social y formar parte de algo, de una tradición histórica”.
Quizás por esos principios que lo hacían “sentirse peronista”, el click de Kicillof se dio cuando escuchó el discurso de asunción de Néstor Kirchner, el 25 de mayo de 2003. “Yo lo venía siguiendo durante la campaña, pero el programa que presentó cuando llegó al gobierno era para nosotros un sueño”, dice, representándose generacionalmente en un proyecto del que iba a comenzar a formar parte años después, cuando se sumó a la gestión durante el segundo mandato de Cristina.
“Todavía recuerdo cuando la conocí porque para mí ella era como un prócer y aún conservo esa misma mirada”, dice al recordar su encuentro con la dos veces Presidenta. Se había reconocido como parte del espacio luego del conflicto con las patronales agropecuarias del 2008 y al que se sumó formalmente cuando Mariano Recalde lo convocó para formar parte de su gestión al frente de Aerolíneas Argentinas.
«Yo siempre digo que soy un hijo recuperado del peronismo», afirma, teniendo en cuenta todo ese proceso que hoy lo tiene sentado en la gobernación bonaerense y ocupando una de las vicepresidencias del Partido Justicialista a nivel nacional.
Milei y Kicillof, dos polos opuestos
Además de diferenciarse en lo respecta a la concepción económica que defiende el Presidente, Kicillof marcó las distancias en el campo político ubicándose en las antípodas de Milei. Así, rescató los procesos políticos que llevan adelante Brasil y México, poniendo en valor el trabajo de Luiz Inácio Lula da Silva y Andrés Manuel López Obrador, dos de los líderes latinoamericanos más atacados por el liberal libertario.
En ese campo, dijo que nunca se tomaría un café con Donald Trump y definió al Papa Francisco como “el principal referente mundial de lo que está bien”. Lo hizo horas después de que el jefe de la Iglesia Católica haya cuestionado al Gobierno argentino por el recorte y la represión a los jubilados. “El Gobierno se puso firme y en vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta, le convenía”, lanzó el Sumo Pontífice durante un encuentro con movimientos populares que tuvo lugar en el Vaticano.
Reconocido admirador de Juan Manuel de Rosas, Kicillof también definió a la vicepresidenta, Victoria Villarruel, como una “negacionista” y a Macri como “un espanto”. Dijo que Juan Grabois es su compañero y su amigo y proyectó a la Argentina como una “potencia”.