Modus operandi

“Creo que la postura del Gobierno es una muestra más del modus operandi cínico, que trata de culpabilizar y atacar las reservas de luchas más importantes de nuestro pueblo. La escena es perversa: se nos culpa aun si las luchas feministas son la condición de posibilidad de que exista audibilidad para una denuncia”, sostiene Luci Cavallero, feminista y socióloga. “Sería imposible que un caso como el de Fabiola tenga condiciones de audibilidad sin luchas feministas previas”, resalta.

El combo del desmantelamiento de políticas de prevención y abordaje de violencias de género, apunta la investigadora, “se suma a la eliminación de políticas que buscaban reducir brechas salariales y de ingresos, o a las políticas de prevención del embarazo adolescente como el Plan Enia. Todo eso combinado con allanamientos a comedores populares y persecución de la protesta social que tratan de generar un clima represivo frente al ajuste brutal”. Cuyos efectos quedan opacados en los medios por estos días, casi exclusivamente volcados a las filtraciones de videos y las opiniones de repentinos escandalizados ante la violencia machista.

Como quedó opacado el escándalo de la visita de legisladores oficialistas a genocidas. Entre quienes, paradójicamente, hay responsables de la violencia de género en su máxima expresión, ejercida sobre los cuerpos de mujeres ilegalmente detenidas en centros clandestinos. Como el expolicía Mario Marcote, uno de los represores presos que posó para la foto, condenado por violaciones a personas secuestradas en Rosario. Pasó de largo en el tamiz de la indignación selectiva.

Apunten contra el Ministerio de Mujeres

“Hemos despedido al 85% de los empleados del ex Ministerio de la Mujer. Los restantes pasarán a cumplir funciones dentro de la órbita de la Dirección de Protección a la Familia, y asistirán a TODOS los argentinos que atraviesen una situación de violencia”, escribió el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, a fines de junio.

Tras la denuncia contra el expresidente, celebró la puesta en venta del edificio donde funcionó ese ministerio: “Abandonado y en peligro de derrumbe, refleja irónicamente la gestión de Alberto Fernández”, chicaneó por redes.

“Lo que vinieron a hacer con el ex ministerio es cumplir la promesa de campaña de destrozarlo”, lamenta Fernanda Fuentealba, secretaria general de ATE en esa cartera. Mientras sigue en la lucha por la situación de trabajadoras despedidas, advierte que hubo reincorporaciones “a cuentagotas, que no alcanzan para reactivar políticas. Dejaron una o dos personas por programa. Pasaron de decir que no existe la violencia de género y que todo es violencia, a decir ‘existe y nos ocupamos’, pero no dan estructura institucional para hacerlo. Es un cinismo inigualable”.

Por: Luciana Rosende