El expresidente de Bolivia y líder del oficialismo, Evo Morales, dijo este domingo que aún está «confundido» por el alzamiento militar del destituido jefe militar Juan José Zúñiga contra el gobierno de Luis Arce, porque a su parecer fue un «autogolpe». El líder del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) dijo que la llamada que le hizo el presidente el miércoles durante el alzamiento militar «fue una solidaridad de mentira». Mientras tanto en una entrevista Arce dijo que las diferencias con Morales son claras, planteó que nunca tuvo una relación cercana con Zúñiga y que «alguien le habló al oído» al exjefe militar para hacerle creer que «podía ser presidente».
«Lucho faltó al respeto»
«Yo pensaba que era un golpe, pero ahora estoy confundido: parece un autogolpe», sostuvo Morales durante su programa dominical en la Radio Kawsachún Coca. El expresidente boliviano fue uno de los primeros que alertó desde sus redes sociales sobre el levantamiento armado del miércoles pasado, cuando tropas con tanques, encabezadas por el excomandante del Ejército Juan José Zúñiga, asediaron el palacio presidencial.
Los dos políticos se disputan el liderazgo dentro del oficialismo, con miras a la candidatura para las presidenciales de 2025. Este domingo Morales dijo que por fuentes de un ministerio se enteró que Arce iba a dejar la presidencia a una «junta militar» para evitar que «Evo sea presidente» de nuevo. También cuestionó que Arce, en reemplazo del destituido Zúñiga, nombrara al frente del Ejército al general José Sánchez, cuando éste «participó en la planificación del golpe o autogolpe».
«Alguien tenía que mantener la calma»
Al momento de su captura el excomandante del Ejército dijo que el propio Arce le pidió que «prepare algo» para aumentar su popularidad, algo que fue desmentido por el presidente boliviano, quien asumió el poder en 2020 por un período de cinco años. En una entrevista con la agencia EFE en la Casa Grande del Pueblo, sede del gobierno en la ciudad de La Paz, Arce dijo que tuvo miedo al ver los tanques acercarse pero que «alguien tenía que mantener la calma» para asegurar el bienestar de los bolivianos.
Sobre su supuesta amistad con el destituido excomandandante, Arce respondió: «Yo iba a jugar baloncesto, él no iba todos los domingos. (…) Siempre he tratado de diferenciar las cosas, nos divertíamos, bromeábamos pero no tocábamos temas ni políticos, ni de gobierno, ni de Estado». En relación a un posible acercamiento con Evo Morales, Arce fue categórico.
«El ala ‘evista’ piensa que Evo es el único líder, presidente y que puede hacerlo todo, esa es la estructura que él (Morales) quiere. Las organizaciones fundaron el MAS sin Morales, ellos son los auténticos dueños. Evo Morales ya no es presidente del MAS, su mandato caducó en 2016«, disparó el actual mandatario.
Arce y Morales están distanciados desde fines de 2021 y sus diferencias se profundizaron el año pasado por la realización de un congreso nacional del partido en el que, en ausencia del mandatario y de sus sectores leales, el expresidente fue ratificado como líder del MAS y nombrado “candidato único” para las elecciones de 2025. La pugna en el oficialismo aumentó después de que el Tribunal Supremo Electoral decidiera anular ese congreso e instruir que se convocara a uno nuevo consensuado, algo en lo que tampoco se ponen de acuerdo ambas facciones.
34 implicados en el intento de golpe
El gobierno de Bolivia cuenta con un organigrama formado por 34 personas integradas en el «grupo criminal» que perpetró el fallido golpe de Estado del pasado 26 de junio. La organización, liderada por el general Zúñiga, contaba con militares en activo, retirados y también civiles, según informó este domingo el viceministro de Régimen Interior y Policía, Jhonny Aguilera.
«Estamos en la certeza de haber descubierto una asonada criminal que por lo menos está conformada por 34 personas que forman parte del estamento militar activo, del estamento militar jubilado y de personas particulares», apuntó Aguilera en declaraciones recogidas por el diario El Deber. El sábado fue el ministro de gobierno, Eduardo del Castillo, quien reveló que Zúñiga tenía la intención de formar un gabinete ministerial y que ya se habían concretado incluso los nombres que ocuparían cada cargo.
El miércoles Zúñiga llegó con tanques y hombres armados a la sede del Ejecutivo de Bolivia en la ciudad de La Paz. Desde allí dijo que quería «cambiar el gabinete de gobierno» y «restablecer la democracia», después de algunas horas de tensión se replegó para ser capturado posteriormente. El sábado un juez lo mandó a prisión preventiva por seis meses bajo los cargos de terrorismo y alzamiento armado.