Las vacunas demostraron ser una de las intervenciones de salud pública más exitosas de la historia y, gracias a ellas, enfermedades que alguna vez fueron epidémicas, como la polio, el sarampión y la viruela, ahora son rarezas en muchas partes del mundo. La inmunización no solo protege a los individuos vacunados, sino que también contribuye a la inmunidad colectiva, reduciendo la propagación de enfermedades y salvando vidas.
Así lo indicó el Dr. Gabriel Santángelo, quien dijo también: “La gripe estacional representa una carga significativa para la salud pública y la economía. Además de causar molestias y malestar generalizados, la gripe puede llevar a complicaciones graves, especialmente en personas con sistemas inmunológicos debilitados o condiciones médicas subyacentes. La vacuna antigripal ofrece una defensa efectiva contra múltiples cepas de influenza, reduciendo el riesgo de infección y mitigando el impacto de la enfermedad en la comunidad”.
“En un mundo cada vez más conectado, la importancia de la inmunización se hace más evidente que nunca. Desde erradicar enfermedades mortales hasta proteger a nuestras comunidades de brotes virales, las vacunas son una herramienta fundamental para salvaguardar la salud pública y promover el bienestar general. Bajo este contexto, la vacuna antigripal emerge como una medida crucial para proteger a millones de personas contra la gripe estacional y sus complicaciones potencialmente mortales”. añadió.
Santángelo, quien es coordinador académico de la Licenciatura en Gestión de Servicios de Salud de UADE, comentó luego: “Al recordar la última pandemia, es evidente el papel crucial que han tomado las vacunas en la protección de la salud pública. Además de las que se han aplicado contra el COVID-19, es fundamental no pasar por alto la importancia de la vacunación contra la gripe. Al reducir la incidencia de la gripe estacional, podemos aliviar la presión sobre los sistemas de atención médica y ayudar a proteger a las poblaciones más vulnerables”.
“En un momento en que la desinformación y la duda pueden socavar la confianza en las vacunas, es fundamental promover la educación y la conciencia pública sobre su importancia. Instamos a las comunidades a aprovechar las oportunidades de vacunación disponibles y a consultar a profesionales de la salud confiables para obtener información precisa”, dijo y agregó: “En última instancia, la vacunación es una inversión en la salud y el bienestar de las generaciones presentes y futuras. Al priorizar la inmunización y reconocer el valor de las vacunas, podemos construir comunidades más saludables, resilientes y preparadas para enfrentar los desafíos de salud pública que puedan surgir”.
El médico señaló que en la Ciudad de Buenos Aires, la vacuna puede ser recibida gratuitamente para menores de 3 años (niños de 6 a 24 meses o de 2 años a 3 años con factores de riesgo); población con condiciones priorizadas, hablamos de embarazadas en todos los trimestres y puérperas hasta 10 días posparto, así como también personas de 3 a 64 años con factores de riesgo (deben acreditar la condición de riesgo, ya sea con receta, indicación médica o evidencia física); y personas adultas mayores de 65 años.
Además, indicó que, entre los factores de riesgo se destacan: enfermedades respiratorias crónicas, cardíacas, renales, obesidad, diabetes, infección por VIH/SIDA, inmunodeficiencias congénitas o adquiridas, pacientes oncológicos, trasplantados y sus convivientes y retraso madurativo grave en menores de 18 años entre otras.