En el conurbano Massa ganó, pero no alcanzó
El peronismo hizo una buena elección en la tercera sección electoral y una más reñida en la primera. La campaña, la jornada y los interrogantes que se abren.
El peronismo hizo una buena elección en la provincia de Buenos Aires, especialmente en el conurbano, pero la diferencia no fue suficiente para compensar la fuerte derrota en la mayoría de las provincias.
La campaña en el conurbano, que combinó despliegue de los intendentes y militancia espontánea o micromilitancia, nunca se detuvo entre el turno electoral de octubre y el de noviembre, fue in crescendo en fuerza, número y clima y es, a pesar del resultado, un importante activo.
Primera y tercera
En los principales distritos de la tercera sección electoral, las diferencias a favor de Sergio Massa fueron importantes. 61 a 39 en la capital nacional del peronismo, La Matanza, 58 a 42 en Avellaneda y 62 a 38 en Ensenada, los distritos que conducen Fernando Espinoza, Jorge Ferraresi y Mario Secco, respectivamente.
Se trata de tres de los principales aliados del gobernador Axel Kicillof, que gobiernan distritos que fueron clave a la hora de construir la victoria de octubre pasado. Los tres integran la denominada «mesa de Ensenada», un espacio que funciona desde hace un año como mesa política del peronismo de la provincia.
En Lomas de Zamora, donde el denominado affaire Insaurralde no repercutió, ni antes ni ahora, el resultado fue 59 a 41. El mismo resultado se dio en el distrito vecino por el lado sur, Almirante Brown. En Lanús, la victoria del candidato de Unión por la Patria fue 56 a 44.
Florencio Varela, Quilmes y Berazategui cumplieron. Son tres distritos donde el peronismo suele hacer diferencias importantes y los resultados estuvieron a la altura de las expectativas. En Varela la victoria del peronismo fue por 63 a 37, en Berazategui fue por 56 a 44 y en Quilmes, 57 a 43. Berisso, el «kilómetro cero» del peronismo, fue 56 a 44. A la lista de los más abultados, se suma Presidente Perón, 60 a 40.
También en la tercera, se ganaron varios municipios aunque más ajustadamente: Cañuelas (50,3 a 49,7), Ezeiza (52 a 48), Esteban Echeverría (53 a 47) y se perdieron los distritos rurales como Brandsen (55 a 45), Punta Indio (54 a 46) y Magdalena 56 a 44.
En la primera sección, no siempre favorable al peronismo e históricamente más repartida, los resultados fueron bastante más ajustados. Se ganaron Ituzaingó (52 a 48), Hurlingham (53 a 47) y San Martín (52 a 48). Los resultados más amplios se dieron en Merlo (60 a 40), Moreno (59 a 41), José C. Paz (60 a 40).
Se perdieron Morón (51 a 49), San Miguel (51 a 49), Vicente López (62 a 38), San Isidro (64 a 36), San Fernando (50,5 a 49,5), Tigre (52 a 48), Pilar (52 a 48) y también Escobar (52 a 48).
Una curiosidad es Tres de Febrero, donde se produjeron incidentes entre partidarios de Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza por la fiscalización y el intendente Pro, Diego Valenzuela, intentó mantenerse ajeno a la disputa nacional. El resultado allí fue prácticamente un empate, 50,07 a 49,93.
En total, la diferencia entre ambos candidatos, sumando los 24 partidos del conurbano, fue de 10 puntos: 55 a 45. Massa creció 8 puntos desde octubre en esos territorios y Milei 21.
El objetivo planteado por el equipo de campaña era alcanzar los 60 puntos, es decir, 20 de diferencia, en toda la provincia. Para que ese fuera el número final, la brecha en el conurbano debía ser de 30 puntos, 65 a 35. Sólo así se podían compensar los votos del interior rural que, aunque acompañó a Kicillof en octubre, es más refractario al peronismo.
La jornada
La jornada electoral transcurrió con absoluta normalidad, a pesar de las maniobras del espacio libertario por instalar la idea del fraude, primero con declaraciones periodísticas y luego con una presentación ante la justicia electoral.
El punto más llamativo de la novela de las boletas fue que no le entregaron al correo la cantidad habitual para su distribución, por temor al robo. Por esa razón, en casi todos los distritos del conurbano, al abrirse las mesas, ese espacio político contaba con una cantidad de boletas sustancialmente menor a la necesaria.
Uno de los pocos episodios se registró en Quilmes y fue protagonizado por una fiscal de La Libertad Avanza. La mujer intentó robarse una docena de sobres y fue inmediatamente detenida por las fuerzas de seguridad presentes en la escuela.
Durante toda la jornada aparecieron boletas rotas y boletas truchas de Unión por la Patria. Tantas que motivaron una nueva resolución de la junta electoral, según la cual se priorizaba «la voluntad del elector».
La campaña, el futuro
Durante las últimas cuatro semanas de campaña, desde las elecciones generales en las que Sergio Massa se impuso por casi 7 puntos y el balotaje, los intendentes nunca dejaron de hacer campaña con recorridas, actos e inauguraciones, con presencia en la vía pública con mesas y sombrillas.
A esa campaña oficial, se sumó la denominada micromilitancia. Gente encuadrada o suelta, que se puso al hombro la tarea de convencer a sus vecinos, familiares y amigos, en territorios físicos o digitales e includo en el transporte público. Así, circularon videos filmados en trenes y subtes con toda clase de testimonios sobre la necesidad del Estado para las cuestiones más habituales ligadas a la salud e incluso de familiares o víctimas de la última disctadura cívico-militar.
También se sumaron gran cantidad de pronunciamientos de instituciones de todo tipo, desde los clubes deportivos, de barrio o de fútbol profesional, las asociaciones de ex combatientes de Malvinas, los artistas y representantes de la cultura y las comunidades académicas de las universidades públicas del conurbano.
Se abre un panorama complejo e incierto para la provincia de Buenos Aires en lo que respecta a su convivencia con la administración nacional. Es una provincia ya perjudicada por el reparto de la coparticipación, que el presidente electo anunció que eliminaría. Lo mismo ocurriría, según dijo, con la obra pública, que volvería al modelo de participación público privada que mostró pobres resultados durante la administración de Mauricio Macri.
Lo que no aparece tan incierto es el ordenamiento político del peronismo provincial, con un bloque sólido conformado por el gobernador, un conjunto importante de intendentes y líderes de organizaciones sindicales. En estos meses de campaña, Axel Kicillof también forjó una sólida relación con Sergio Massa.