Elige tu propio Milei, el juego de moda en el establishment

La orfandad de cuadros técnicos en torno al candidato más votado en las PASO acota su menú de opciones. No puede prescindir de nadie. Y las conexiones con empresarios como Eurnekian o Daniel Vila, otro padrino incómodo, emergen por todos lados.

Espantado como el doctor Víctor Frankenstein ante su monstruosa criatura, el zar aeroportuario Eduardo Eurnekian tomó distancia de Javier Milei justo cuando todos empujan para arrimársele. Más allá de sus razones, el reto público de su máximo mentor expresa una incomodidad reprimida pero bastante extendida en el establishment. Los aplausos y lisonjas que se llevó el martes del Club del Petróleo no deberían desorientarlo: en voz baja, cuando se apagan los micrófonos, la mayoría dice compartir sus objetivos pero agrega que sus propuestas son impracticables y que hundirán al país en un caos impredecible.

Aunque el miércoles jugaba de local como anfitrión de Patricia Bullrich en el Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (CICyP), Eurnekian estaba visiblemente contrariado por una nota que había publicado el día anterior The Financial Times, titulada «el millonario que respalda a Javier Milei pero no la dolarización». El periódico británico le adjudicaba una definición tajante: «Milei es alguien con propuestas que no son nuevas desde el punto de vista internacional y en quien confío será el candidato más promercado. Creo que sería muy buen presidente».

El jefe de la Corporación América -a quien jamás colgaría el mote de “empresaurio” ni asociaría a ninguna “casta”- ya había condenado el viernes previo sus insultos contra el Papa Francisco, que consideró una extralimitación inaceptable, pero para contrapesar lo dicho al FT decidió recomendarle “que se tranquilice, porque la Argentina no está en condiciones de aguantar otro dictador”. Y agregó: “Nadie puede arreglar esto en soledad”.

Las especulaciones no tardaron en llegar. ¿Hablará por convicción o en defensa de sus negocios ligados al Estado? ¿Pensará en la democracia o en el futuro de sus 35 aeropuertos si finalmente su exgerente Nicolás Pose asume como jefe de Gabinete de Milei y se confirma que recaudó fondos para su campaña sin haber renunciado a su puesto en la Corporación? ¿Y la confección de los nuevos DNI y pasaportes? ¿Podrá concretar ese negocio de U$S 45 millones que ya le fue adjudicado si aterriza en el Ministerio del Interior su antiguo abogado Guillermo Francos, suerte de eslabón perdido entre Domingo Cavallo y Alberto Fernández?

La orfandad de cuadros técnicos en torno al candidato más votado en las PASO acota su menú de opciones. No puede prescindir de nadie. Y las conexiones con empresarios como Eurnekian o Daniel Vila, otro padrino incómodo, emergen por todos lados. Su candidata a ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, por caso, difundió un CV donde destacan su licenciatura en Ciencias de la Familia (sic) obtenida en la Universidad Austral y su postgrado en Políticas Familiares en la Universitat Internacional de Catalunya. Omitió el detalle de que conoció a Milei porque durante años lo llamó casi a diario para llevarlo a programas del canal América, donde trabajaba como productora de invitados a las órdenes de Vila.

¿Maggie, sos vos?

Con su equipo económico pasa parecido. A las descalificaciones cruzadas entre el dolarizador Emilio Ocampo, los veteranos menemistas Carlos Rodríguez y Roque Fernández y liberales como Carlos Maslatón y Roberto Cachanosky se les sumaron las dudas que dejó esta semana el grupo de asesores energéticos que lo acompañó al Club del Petróleo. Aunque Alejandro Bulgheroni (PAE) se deshizo en halagos y los aplausos colmaron el salón del Hotel Libertador, lo más debatido ese día en el sector no fue el show del minarquista -que llevó tres community managers- sino las definiciones que dejó a continuación Eduardo Rodríguez Chirillo, el exfuncionario cavallista que puso a la cabeza de ese grupo y que en los últimos años trabajó en España para el conglomerado Iberdrola.

Aunque no estuvo, el cordobés Carlos Bastos fue su inspiración. Antiguo jefe de Rodríguez Chirillo y hoy a las órdenes de José Luis Manzano en Metrogas, Bastos armó técnicamente el esquema de privatizaciones de SEGBA y Gas del Estado siguiendo el modelo de Margaret Thatcher, de quien Milei se confesó fanático. Chirillo sugirió que intentará volver a esas fuentes.

Lo comentó con sus colegas el mismo martes el movedizo dueño de Camuzzi Gas, Alejandro Macfarlane, en la cena anual de la Universidad Di Tella. A su juicio, el de Bastos y Chirillo es un modelo que solo puede funcionar en países sin inflación, con moneda estable y con la energía barata. Pero aún con esas contraindicaciones para el aquí y ahora (pasa todo lo contrario), cualquier alternativa le parece mejor que la continuidad del peronismo.

Es algo que se replica en las encuestas y que quizá sea una de las mayores fortalezas del anarcocapitalista: cada quien arma su propio Milei y todos se van convenciendo de que llevará a la práctica las propuestas que los benefician y que le será imposible avanzar con las que los afectan. En esa misma mesa, por ejemplo, el CEO de Newsan, Luis Galli, sorprendió al revelar que Milei le dijo antes de las PASO que quería «más Tierras del Fuego» porque serían «más lugares sin impuestos». Un dato a priori contraintuitivo dado que la producción en la isla se sostiene por el fomento estatal, pero que llevado al dogma podría justificarse del mismo modo que el voto en Diputados de la eliminación de Ganancias para la cuarta categoría.

Ayudame, loco

El viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, se cruzó en la misma cena de la Di Tella con su antiguo jefe Miguel Angel Broda, quien también supo emplear a Javier Milei después de su paso por la AFJP Máxima y antes de que lo adoptara Eurnekian.

-Decían que esto era divertido. Puede ser que sea interesante, pero divertido seguro que no es -le confesó Rubinstein, exhausto, al padre fundador de la ortodoxia televisada. Broda sonreía. Prefirió no burlarse de que, días antes, Rubinstein había anunciado la publicación de un índice de inflación semanal, acaso la peor confirmación de que los precios se salieron completamente de cauce.

Rubinstein recibe de vez en cuando algún mail del Fondo Monetario con preguntas pero dejó el diálogo cotidiano con Washington en pausa hasta después de las elecciones. Solo con sus rebajas de IVA y Ganancias, Sergio Massa sepultó cualquier chance de cumplir con la meta fiscal que pactó con el Fondo apenas un mes atrás. Y faltan todavía los alivios para profesionales autónomos y monotributistas que se anunciarán en estos días. Habrá otro proyecto de Ley para cristalizar esos beneficios, en busca de volver a sembrar contradicciones en la oposición.

¿Llegará igual el desembolso de noviembre para evitar entrar en atrasos con el FMI? Lo más curioso es que a nadie parece importarle mucho. Y por si hacía falta más incertidumbre sumó su granito de arena el presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, con su advertencia acerca de la inconstitucionalidad de una eventual dolarización en caso de que implique el abandono de la moneda nacional.

La dolarización, el caballito de batalla que llevó a Milei a imponerse en las PASO, parece haber entrado en una prematura crisis. Rosatti la cuestionó jurídicamente, los amigos banqueros del exHSBC Gerry Mato le bajaron el pulgar financieramente y el Instituto Internacional de Finanzas (IIF, que agrupa a los bancos de Wall Street) no para de cuestionarla técnicamente, igual que el staff del FMI. Y encima dejó de creer en ella parte de su propio electorado. Lo verificó la consultora Sentimientos Públicos, que en un relevamiento online en todo el país halló que apenas el 40% la ve como algo deseable, aun cuando no la apoye decididamente.

Quizá por eso a Carlos Melconian, en los almuerzos y cenas que taponan su agenda hasta el 22, le proponen en chiste que se baje Patricia Bullrich y se suba él. No le puede caer muy bien a la candidata. Pero no es tiempo de detenerse en esas minucias.

Por Alejandro Bercovich

Fuente
BAENegocios

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