Los precios de los alquileres en la Ciudad de Buenos Aires (CABA) subieron más de 350% en los últimos dos años y se necesita ahorros por más de 650 mil pesos para los gastos de los contratos para acceder a una vivienda.
Los aumentos se registraron por encima del Índice de Contratos de Locación (ICL), que para agosto marcó una suba interanual de casi 110% y actualmente los contratos que se realicen según la actual Ley de Alquileres se efectúa por arriba del 130% interanual.
El director comercial de la inmobiliaria Zonaprop, Leandro Molinas, señaló que en julio, respecto de junio, los precios de los alquileres subieron en el barrio de Retiro un 20,51%, en el de Liniers 20,17% y Montserrat un 20,16%.
Los barrios porteños que menos aumentaron de precio fueron Villa General Mitre, Villa Ortúzar y Villa Luro entre entre 2,80% 5%.
Según fuentes del mercado inmobiliario, actualmente el alquiler de un departamento de dos ambientes, con 50 metros cuadrados, no baja de $144.000 por mes.
Otros de los problemas que enfrentan quienes quieren alquilar son los altos costos que demanda hacer un contrato, porque hay que pagar hasta 3 ó 4 veces más del valor del alquiler.
Para un alquiler de $180 mil, entre los gastos por impuestos y sellos, seguros, el mes de ingreso, los del depósito y otros requerimientos se deben disponer más de $650.000 para ingresar a la vivienda.
El titular de la inmobiliaria Dalquié, Ariel Nesci, explicó que los departamentos de dos y tres ambientes están «entre los más solicitados luego de los monoambientes», en declaraciones periodísticas.
«Los tres ambientes escasean más aún, que son los que necesita una familia con uno o dos hijos, hay barrios de CABA en los que no hay departamentos para alquilar de dos dormitorios, como Liniers, Pompeya, Monte Castro o Agronomía, por citar a algunos», agregó.
Nesci criticó la nueva ley porque las consecuencias que generó la normativa no fueron positivas, ya que los propietarios decidieron sacar del alquiler las propiedades y explicó que «esto llevó a que los valores se eleven y que cada vez sea más complicado para los inquilinos».
Por José Calero