JxC entre el temor a un nuevo vendaval de Carrió y la interna por un juicio político sin futuro

La última denuncia fue por espionaje en su contra. Acusó a Bullrich y abrió la puerta a una nueva crisis interna. La UCR vuelve a poner límite a un exceso. Macri atento a Córdoba.

El recalentamiento del tironeo entre el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta y el Frente de Todos por los vallados policiales en Recoleta dejó en segundo plano, al menos por este fin de semana, los crujidos internos que se respiran en Juntos por el Cambio. La alianza cerró una semana de desacuerdos entre los socios opositores. Ahora creen que la fundadora de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, protagonizará un nuevo vendaval de acusaciones que los volverá a poner en aprietos, en un contexto donde el expresidente Mauricio Macri sigue alimentando la posibilidad de volver a pelear por la presidencia en 2023.

El anticipo de Carrió se escuchó este viernes en una entrevista. La exdiputada chaqueña repitió por segunda vez en dos años que la Policía Federal la espió en la era de Cambiemos. «Durante el gobierno de Macri yo también tuve amenazas. Pedí refuerzos a la Federal. La ministra era la señora Patricia Bullrich. Ella me mandó a la Federal, que se puso a 30 metros para espiarme. Tuve que pedir el relevamiento de policía, aunque había secuestros alrededor de mi casa permanentemente», lanzó «Lilita» para hablar nuevamente de una espina que tiene clavada desde hace tiempo. La titular del Pro se encargó de contestarle rápidamente. «La verdad que no me consta que haya tenido la custodia de la Policía Federal, ya que siempre tuvo la custodia de la Policía de la Ciudad. Habrá sido con alguien de la Federal o del Ministerio, ya que conmigo nunca tuvo ese diálogo», atajó Bullrich, pero no desmintió la acusación. Con ese cintureo discursivo, la exministra de Seguridad buscó eludir la acusación pero no desmintió a Carrió. Dentro del Pro estiman que es cuestión de tiempo para que Lilita vuelva a meter el dedo en esa llaga.

La cuestión no pasa por las policías, sino porque ella está segura de que la mandaron a espiar. Otras fuentes dentro de JxC consideran que es parte de una venganza silenciosa por otro hecho que le endilga a Bullrich. «Ella nunca le va a perdonar la información falsa que circuló en 2019 sobre una supuesta vinculación de su hijo con un caso de narcotráfico que originó su partida hacia México», cuentan algunos macristas que conocen la inquina que la chaqueña tiene con ese tema desde que sucedió. Ante las consultas de este diario acerca de Lilita explicaron que «lo de la operación sobre el hijo es anterior y no tuvo que ver con esto que dijo». La respuesta contrasta con los vaticinios que salen de distintos rincones del macrismo y también del radicalismo, pero también refleja el clima de desacuerdos que atraviesa a la coalición opositora. Las fuentes consultadas no dudan de un nuevo embate de Carrió en los próximos días.

La incógnita sobre qué hará las exdiputada es sólo uno de los temas que preocupan en JxC. No fue una de las mejores semanas, aunque la expectativa era otra. La pelota estaba en la cancha del oficialismo por el desarrollo del juicio que lleva adelante el Tribunal Oral Federal 2 el caso Vialidad. La atención estaba puesta en el último tramo de la acusación del fiscal federal Diego Luciani contra CFK. La autodefensa pública que hizo CFK para cuestionar el sesgo de la acusación provocó otro giro inesperado. La titular del Senado apuntó a la vinculación del exsecretario de Obras Públicas, José López, con el magnate Nicolás Caputo, amigo íntimo de Macri desde la infancia y la figura que el entorno del fundador del Pro decidió poner en un segundo plano cuando comenzó a transformarse en un problema para su imagen pública. La relación de Caputo con López no es un secreto para el entorno del heredero más famoso de Franco Macri. Se trata de uno de los temas que Caputo nunca quiso mencionar desde que pasó a un segundo plano en el esquema de poder de Cambiemos.

El expresidente no dijo una palabra sobre su amigo «Nicky», pero siguió con sus recorridas en todo el país para mantenerse expectante. Este jueves viajó a Córdoba para meterse en la previa de una elección de alto valor simbólico para la coalición opositora. El próximo 11 de septiembre hay elecciones comunales en la localidad de Marcos Juárez, el mismo lugar donde Cambiemos ganó en 2015. Será un termómetro determinante para un año no electoral. Hasta allá se movió el magnate para seguir fortaleciendo su rol y construir una competencia velada con Rodríguez Larreta y con Bullrich. Macri no hablará de candidatura alguna hasta el año que viene pero está entusiasmado porque su imagen negativa se reduce más rápido que la de Cristina. Su ímpetu para ser reconocido podría transformarse en una candidatura formal pero otras voces en la alianza temen lo peor. «Si finalmente se presenta se puede romper JxC, porque la UCR no se va a bancar de nuevo su candidatura», aseguró una fuente calificada del espacio.

El señalamiento de CFK contra Caputo puso a la defensiva a JxC con un tema muy incómodo para Macri. La procesión seguirá por dentro porque el eje de la discusión interna en la coalición cambió luego de la última reunión de su Mesa Nacional. Cuando el presidente Alberto Fernández firmó un comunicado oficial para respaldar a CFK, un sector del radicalismo redactó un pedido de juicio político en su contra. El titular de la UCR, Gerardo Morales, desautorizó la movida y dijo que la consideraba una sobreactuación. En ese momento representaba a una mayoría de JxC que no estaba de acuerdo con impulsar un recurso tan extremo contra Fernández. La posición cambió cuando el presidente le concedió una entrevista al canal TN y comparó al fiscal Luciani con el fallecido Alberto Nisman. Desde entonces la mayoría de los 116 integrantes del interbloque en Diputados se plegó al nuevo pedido, acicateado en las sombras por el expresidente Mauricio Macri. Pero las discrepancias no cesaron, porque el diputado radical Facundo Manes ratificó su negativa a apoyar ese recurso y convalidó la posición de la conducción de la UCR en otra demostración del nivel de desacuerdos internos para articular una ofensiva que, como reconoció Margarita Stolbizer, no contará con los votos suficientes para prosperar y lo hacían para «llamar la atención».

Todo el conglomerado opositor venía de dos semanas tormentosas después de las primeras denuncias de Carrió. La chaqueña apuntó contra todos los amigos que el ministro de Economía, Sergio Massa, tiene dentro de la coalición opositora. La táctica de combatir «la promiscuidad panperonista» con un revoleo de denuncias sobre presuntos negociados hizo crujir el interior de la alianza. Uno de los más apuntados fue el exministro de Seguridad Cristian Ritondo. Llegó a acusarlo de ser parte de negocios espurios durante el gobierno de María Eugenia Vidal, que involucraban a los fiscales Claudio Scapolan y Julio Novo de San Isidro. Los dos funcionarios judiciales fueron investigados por vínculos con el narcotráfico y Carrió no dudó en vincularlos con Ritondo. Los acusados desmintieron a Lilita y el exministro de Seguridad bonaerense advirtió que le pondrían un límite si continuaba con los señalamientos. Desde entonces la chaqueña guardó silencio hasta que volvió a hablar este viernes para recordar que la espiaban en la era Cambiemos. «Tuve que pedir el relevamiento de la Policía Federal que venía de San Isidro. Ustedes saben que las causas de narcotráfico que nosotros perseguimos están en San Isidro», remarcó Lilita en su último mensaje cifrado.

Por: Claudio Mardones

Fuente
Tiempo Argentino

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