Pero la impronta de su entrenador, Gabriel Milito, justamente exentrenador de Estudiantes pero de características diametralmente opuestas a las del actual técnico «Pincha», Ricardo Zielinski, lo está llevando hacia ese objetico copero de la mano del buen fútbol, algo que revaloriza esa búsqueda.
Y una prueba de ello es la apuesta de Milito por Federico Redondo, hijo del exquisito exfutbolista surgido de la cantera de los de La Paternal, Fernando, uno de los mejores volantes centrales no solamente de la historia del fútbol argentino sino del mundo, que lució durante siete temporadas como titular nada menos que en Real Madrid, donde supo ser campeón «de todo» lo que jugó.
Y el retoño se nota que tiene sus genes, porque por estampa de jugador, por movimientos, por estilo depurado de juego y hasta por la garra para recuperar la pelota en la media cancha, algo no muy reconocido hacia afuera pero siempre valorado por sus compañeros de equipo, sobre todo los de Real Madrid, se le parece bastante, salvando las obvias diferencias.
Y como en el fútbol hay una máxima que se respeta a rajatabla y es aquella que dice «dime quien es tu volante central y te diré a que juegas», que «Redondito» se pare en esa zona de la cancha con apenas 19 años es todo un sello de origen para el equipo de Milito.
Y que hoy el rival haya sido Estudiantes, un club parado exactamente en las antípodas históricas de Argentinos, el «semillero del mundo», y le haya ganado ajustadamente en el marcador pero ampliamente en el juego, seguramente tendrá un valor especial para los «Bichos Colorados», que quieren hacerse fuertes pese a los rumores de que Boca vendría por el goleador Gabriel Ávalos para reemplazar al lesionado Exequiel Zeballos.
Es que nada quiere desviar a los dirigidos por Milito de uno de sus objetivos, que es el de volver a la Copa Libertadores que alguna vez supo ganar, aunque esto es circunstancial, mientras que el otro, el de jugar cada vez mejor, ya lo está logrando.