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Cuál es el límite del pragmatismo de Cristina

Si se necesitara otra prueba del pragmatismo de Cristina Fernández de Kirchner en la actual etapa política, resulta bastante elocuente la publicitada designación –aunque todavía no oficializada y puesta en duda- de Gabriel Rubinstein en el cargo de secretario de Programación Económica, que actúa como viceministro de Economía. ¿Hasta dónde intentará Sergio Massa poner a prueba el aval del kirchnerismo?

Se ha difundido que los funcionarios elegidos y las primeras medidas anunciadas han sido conversados previamente entre el nuevo ministro de Economía y la vicepresidenta. Mientras no haya una señal o declaración en sentido contrario se puede deducir que el eventual nombramiento de Rubinstein en ese puesto clave siguió el mismo recorrido de intercambios y siguientes decisiones. Este martes se conocerá finalmente quién ocupará ese cargo.

A esta altura, los archivos de declaraciones públicas y alianzas políticas de los protagonistas se han convertido en una herramienta que alimenta el desconcierto generalizado. Como se dice, nadie resiste uno. En el caso de Rubinstein, más que sus tuits en una red cuya principal característica es el desborde de odios, sus artículos periodísticos sirven para indagar acerca de cuáles son las principales ideas económicas –también políticas- expresadas por quien, en la tradicional distribución de poder al interior del área económica, fue inicialmente presentado como el candidato a ocupar un lugar relevante. Decisión que ahora está en stand by.

¿Qué piensa Rubinstein de CFK?

A fines de 2020, Rubinstein, habitual columnista de El Cronista, escribió «Cristina y Alberto reniegan del primer Néstor: qué pena». La reivindicación de este período se explica en que durante esos años acompañó al entonces ministro de Economía Roberto Lavagna como su representante en el Banco Central entre 2002 y 2005, vínculo personal que se mantuvo en estos años. Hoy Lavagna (padre) es uno de los hombres de consulta privilegiado de Sergio Massa. Lavagna mantiene la obsesión de reivindicar esos años de recuperación como exclusivo mérito propio.

Los principales conceptos de ese artículo colaboran en la tarea de conocer cuál es la filosofía de quien se publicita como candidato a mano derecha del nuevo ministro de Economía:

Gabriel Rubinstein fue el representante del entonces ministro de Economía Roberto Lavagna en el Banco Central entre 2002 y 2005, vínculo que se mantuvo en estos años. Imagen: NA.

Kirchnerismo y antikirchnerismo

¿Hasta dónde se ampliará el pragmatismo de la conductora del kirchnerismo? ¿La candidatura de Rubinstein a un puesto clave del área económica es una provocación al esfuerzo de ampliación de fronteras políticas ofrecida por el kirchnerismo? ¿Lavagna, a través de Massa y la postulación de uno de sus economistas de confianza, continúa alimentando su resentimiento antikirchnerista?

Desde hace bastante ha quedado expuesta una sociedad dividida entre kirchneristas y antikirchneristas, pero que esa grieta persista pese a la actual crisis en grupos y personas influyentes en el Frente de Todos resulta descabellado y se convierte en un potente factor de perturbación para la gestión de gobierno.

El objetivo político perseguido por CFK no está explicitado, pero se encuentra a cielo abierto para quien quiera observarlo. La crisis política del Frente de Todos estaba lanzada a una dinámica que arrastraba hacia el abismo al gobierno de Alberto Fernández. Esas treinta horas sin una persona a cargo del Ministerio de Economía, en un marco de ruptura en la relación entre el Presidente y la vicepresidenta, puso en una situación sin retorno al Gobierno. La designación de Silvina Batakis logró frenar la crisis política, no así la financiera.

La violenta corrida cambiaria acompañada de pérdidas diarias de reservas en el Banco Central, en las semanas posteriores al desembarco de Batakis en el Palacio de Hacienda, mantuvo al Gobierno al borde del abismo. Es decir, ante la posibilidad de no culminar el mandato en diciembre de 2023 en caso de una espiralización de las cotizaciones de los dólares bursátiles y paralelo, que han empezado a tener una mayor incidencia en la traslación a precios, ya no por un incremento de costos (depreciación del tipo de cambio oficial) sino por la conducta de cobertura ante el riesgo de una fortísima devaluación.

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner junto al ministro de Economía, Segio Massa. Imagen: NA.

Tres objetivos políticos

En este escenario crítico, con riesgo de descontrol cambiario, desborde de la tasa de inflación y colapso político, el paquete ofrecido por Massa, que incluye el combo de medidas económicas con elenco propio de colaboradores, constituye la apuesta pragmática de CFK que tiene los siguientes objetivos:

  1. Aspirar a que el mandato del gobierno del Frente de Todos culmine en fecha, instancia que sectores de la derecha política quieren evitar con la ambición de que está vez sea un gobierno peronista en democracia el que abandone la Casa Rosada antes de tiempo. Este deseo contiene el sueño húmedo de borrar de ese modo a CFK del escenario político, además de alentar la persecución judicial sobre ella.
  2. En caso de tranquilizar las principales variables económicas y cambiarias, con la consiguiente reducción de la inflación y mejora del poder adquisitivo de los sectores populares, mantener ciertas chances electorales en los comicios presidenciales, con Massa sacando la sortija en la calesita de candidatos para el 2023.
  3. Y si la recomposición política y económica no alcanza para triunfar en las presidenciales, al menos contribuir a preservar espacios de poder en el Congreso y en varias provincias, en especial en la de Buenos Aires.

La anécdota Redrado-Kunkel contada por Néstor Kirchner

En estos días de cierta confusión en la militancia kirchnerista y una cuota elevada de resignación entre funcionarios cercanos a Alberto Fernández, con el desembarco de Sergio Massa en Economía como si fuera el comienzo de un nuevo gobierno, ha empezado a circular en círculos de decisión del Frente de Todos el relato de Néstor Kirchner sobre las razones que tuvo para elegir a Martín Redrado como presidente del Banco Central.

Esta anécdota se resignifica en términos políticos para el actual momento. En la única presentación televisiva de Néstor Kirchner cuando ya no era presidente de la Nación, en el programa 678 de Canal 7 Televisión Pública, el 24 de enero de 2010, explicó la presencia de Martín Redrado al frente del Banco Central durante cinco años y medio.

La declaración textual de Kirchner en el estudio de televisión fue: “Me dicen por qué Redrado estuvo en el gobierno. Hay que hablar con la verdad y tiene una explicación política. (Alfonso) Prat Gay antes de renunciar me viene a ver y me dice que quiere poner dos directores, si no renuncia. Le doy la mano, muchas gracias por todo, le agradezco los servicios prestados, y le acepté la renuncia. En ese momento nosotros estábamos renegociando la deuda externa privada, teníamos que hacer una quita de 70 mil millones de dólares. Orlando (se refiere a Barone, uno de los columnistas del programa), ¿yo iba a poner a Kunkel (Carlos) como presidente del Banco Central? Tenemos que hablar con sinceridad. Es decir, teníamos que tratar, con claridad, de generar algún tipo de señales que pudiera consolidar la quita de deuda más importante que tuvo la Argentina. Por eso fue Redrado».

«Aceptado por el establishment», comentó Sandra Russo, otra columnista del programa.

– «Absolutamente -continuó Kirchner-. Hay que desdramatizar. Pasado el tiempo, pasados cinco años, es lógico, puede parecer absolutamente inexplicable, pero en ese momento histórico teníamos que ir paso a paso. Lo importante era no castrar el proceso”.

En el actual momento histórico, siguiendo con esa lógica de razonamiento político de Néstor Kirchner, ¿CFK pensará lo mismo en su vínculo con Massa, o respecto al equipo económico conformado por Massa, o en la evaluación de las primeras medidas anunciadas por Massa?

Sergio Massa en el día de la jura como ministro de Economia junto al presidente Alberto Fernández, en el Museo del Bicentenario. Imagen: Leandro Teysseire.

La hegemonía en la definición del programa económico

El documento de trabajo N°18 «La distribución del ingreso en la etapa actual», elaborado por Pablo Manzanelli, Leandro Amoretti y Eduardo M. Basualdo, del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra)-CTA y Flacso-área de Economía y Tecnología, ofrece un ilustrativo marco teórico para abordar la comprensión del actual momento político y económico, y el vínculo con las fracciones del poder económico de Alberto Fernández, Sergio Massa y Cristina Fernández de Kirchner.

Comienzan diciendo que el gobierno del Frente de Todos es el resultado de una variante peculiar de ‘alianza nacional’, donde participan al menos dos expresiones políticas que se pueden considerar como estrictamente ‘nacionales’ en tanto dentro de sus representados se encuentran los grupos económicos locales, y una tercera fuerza que expresa al conjunto de sectores sociales que conforman la propuesta ‘nacional y popular’.

Continúan el análisis señalando que debido al protagonismo decisivo que asume electoralmente el kirchnerismo (la principal fuerza nacional y popular) dentro de esta alianza, el Frente de Todos como gobierno se expresa públicamente como si fueran todas ellas ‘nacionales y populares’.

«Esta diferenciación merece tenerse en cuenta porque tiene sus fundamentos en la teoría política, pero también en las experiencias históricas ya que cuando gobernaron ‘coaliciones nacionales’, como fue el caso de la administración presidencial de Raúl Alfonsín y el interinato presidencial de Eduardo Duhalde, la conducción del proceso la detentaron, mediante diversos ‘intelectuales orgánicos’, las fracciones del capital que los sustentaban«, explican.

Para precisar que, por el contrario, durante los gobiernos ‘nacionales y populares’, como durante los primeros gobiernos de Perón y el kirchnerismo (especialmente durante los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner), esa conducción estuvo en manos de los trabajadores.

El informe indica que «muy a grosso modo se puede decir que si bien ambas concepciones coinciden en la necesidad del crecimiento económico, las ‘nacionales’ la sustentan en el papel que cumple el capital, mientras que las ‘nacionales y populares’ la hacen en el poder adquisitivo de los trabajadores para poder plasmar ese crecimiento».

La contradicción en el origen mismo dentro de este frente político constituye «la base de los enconados debates internos en la coalición de gobierno, reconociendo como fundamento de la misma la problemática de la participación de los asalariados en el ingreso», sentencian los investigadores de Cifra-CTA y Flacso.

Apuntan que estas disputas fueron especialmente profundas desde mediados de 2021 y se redoblaron a principios de 2022 con el acuerdo con el FMI por ese mismo motivo, es decir la pérdida en participación del ingreso por parte de los trabajadores.

Imagen: Joaquín Salguero

Vila, Manzano y Filiberti, dueños de Edenor, los primeros ganadores

En esta misma línea de análisis, el domingo anterior en esta columna se plantearon los diferentes vínculos e intereses que existen dentro del Frente de Todos con las fracciones del poder económico. Identificarlos del modo que lo hace el documento de Cifra-CTA y Flacso es relevante para observar la tendencia de la política económica.

Aquí se mencionó la relación de Massa, entre otros, con los empresarios Daniel Vila, José Luis Manzano y Mauricio Filiberti, dueños de Edenor. Los dos primeros estuvieron en el acto de jura como ministro de Economía en el Museo del Bicentenario.

El sistema de reducción de subsidios a las tarifas de luz, gas y agua informado por Massa en su primera conferencia de prensa incluyó una condición adicional, que implicará la ampliación del universo poblacional que empezará a recibir boletas con tarifas plenas.

Una reacción a esta medida se reflejó en la cotización bursátil de Edenor, la mayor distribuidora de electricidad del país en términos de cantidad de clientes y electricidad vendida: del martes 26 de julio, cuando la versión de Massa ministro de Economía era dominante, hasta el cierre del viernes último, cuando ya se difundió el esquema de quita de subsidios a las tarifas, la acción subió de 75,90 a 101,30 pesos, un aumento de 33,5 por ciento. En este mismo período, el índice de acciones líderes MerVal subió 7,4 por ciento, alza influenciada fundamentalmente por la participación de Edenor en este panel de compañías.

Por Alfredo Zaiat
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