La inflación pegará un salto en el primer trimestre del 2022, de la mano de los incrementos tarifarios que se empiezan a vislumbrar hacia marzo, mes en el que además hay una estacionalidad fuerte por el lado de la educación; del aumento de naftas de febrero, que agregará 0,5 punto al IPC del mes; de los alimentos que no dejan de dar señales de incrementos importantes; de la salud, por lo que agregan los medicamentos y las prepagas; y de las remarcaciones por el boom turístico. Se viene un trimestre que cerrará con un aumento en torno al 13%. Anualizado, significaría una inflación de 63%.
Cabe aclarar, en ese sentido, que anualizar lo que ocurre en un trimestre tiene un potencial de injusticia. Y es que nada descarta que ese pico inflacionario no vaya a desacelerarse en adelante. Desde el Gobierno trabajan con una pauta inflacionaria en torno al 40%, que luce optimista. Con todo, si bien una inflación del 60% permitiría licuar el gasto fiscal en una magnitud tal que permitiría cumplir con la meta fiscal del 2,5% pautada con el FMI, generaría un salto negativo en los vencimientos de deuda del Tesoro, que principalmente ajusta por CER en los vencimientos de los próximos meses.
En ese sentido, el profesor de la Universidad Carlos III de Madrid e Investigador del IIEP-BAIRES, Damián Pierri, afirmó: “En el mejor escenario, con una inflación promedio de 60%, que sería un 65% entre diciembre y diciembre, se consigue el target de 2,5%. Pero es muy arriesgado y la conclusión es que la cosa no va por ahí. Habiendo 1 punto de gasto Covid, el ajuste va por otro lado. La duración promedio de la deuda es 8 meses y en el primer semestre el 60% de los vencimientos es ajustado por CER. Una aceleración de la inflación implicaría una fuerte suba nominal de los vencimientos en un contexto de endurecimiento de la política monetaria”.
Por lo pronto, más allá de que la película puede cambiar, el arranque del año sí será a una velocidad inflacionaria compatible con ese 60%. Según el CESO, la inflación del primer trimestre totalizará exactamente 13%. Eso se da con una proyección de IPC de 3,8% en enero, en línea con las declaraciones del secretario de Comercio, Roberto Feletti, que dijo que será similar a la de diciembre. Luego en febrero aceleraría hasta el 4,2% y en marzo hasta el 4,4%, bajo la aclaración de que será por el efecto potencial de un aumento tarifario que todavía no se conoce del todo. Se trata de una proyección.
Para la consultora LCG el aumento de la totalidad del primer trimestre será de 12,6% e iniciará con un similar 3,8% durante enero, con los alimentos pegando fuerte; una aceleración a 4,3% en febrero y un 4% durante marzo. Para Eco Go el total será de 11,5% y se desagrega con un ya muy aceptado 3,8% para enero, una desaceleración 3,3% durante febrero por la menor estacionalidad que genera el turismo, con cierta calma en los precios de los hoteles; y un 4% en marzo, influenciado por las tarifas y la mencionada estacionalidad, que suele mostrar a la educación con saltos de hasta 2 dígitos.
Los alimentos parecen no dar tregua. En la CABA, la canasta alimentaria aumentó 7% durante enero, lo que implica un salto extraordinario. Pero, además, la primera semana de febrero mostró tambien incrementos muy altos. Según Eco Go, el salto fue de 1,9%, lo que implicó una aceleración de 1,1 puntos respecto a la semana previa. Proyectan de esa forma un 4,7% para la totalidad de febrero, aunque destacan que su muestra no contempla comercios de cercanía, lo cual puede sesgar el número al alza.
Desde LCG midieron 1,8% en la primera semana, una aceleración de 0,8% respecto al cierre de enero, lo que redunda en un incremento de 4,4% en las últimas cuatro semanas. El Índice de Precios de los Supermercados (IPS) del CESO relevó un alza de 1,3%. Si bien el índice fue liderado por el aumento de 5,9% que ya se observa en los productos escolares, los alimentos frescos subieron 2,3% en la primera semana de febrero.
Por: Mariano Cuparo Ortiz