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Inflación: viejas y nuevas causas de la principal preocupación argentina

Sobre 17 problemas de la argentina, la inflación quedó, con el voto del 48 por ciento de los participantes, como el más acuciante, según una reciente encuesta de la consultora Fixer a 2.234 usuarios de internet de entre 16 y 80 años. Según el mismo informe, el 61 por ciento piensa que en 2022 la inflación estará más alta, cuando para diciembre de 2019 ese guarismo se reducía al 37 por ciento.
La sola expectativa, ya marca un 2022 también inflacionario. Y es que tal como los reconoció hasta el FMI en su último informe la inflación es un fenómeno multicausal, con lo que lejos del monetarismo aplicado por la alianza Cambiemos, que en los hechos elevó la inflación del 25 al 53 por ciento, varios fenómenos inciden en la misma, como las citadas expectativas, la inercialidad, el tipo de cambio, la emisión monetaria, la oferta y demanda, la inflación importada, los costos de las tarifas públicas y el combustible, las demandas salariales, y los formadores de precio, con diferente peso según el contexto socioeconómico.
El último informe de Coyuntura de la Universidad Nacional de Moreno da cuenta de cuales fueron, desde su óptica, aquellas que más incidieron para la inflación que proyectan en el 52 por ciento para 2021, en lugar del 36 por ciento de 2020. De acuerdo a esta casa de estudios, entre las varias causas se destacan la inflación importada de los alimentos, tanto en trigo, maíz, carne, aceites y soja, la cual llegó a duplicar sus precios desde comienzos de año; los aumentos en insumos industriales claves como el petróleo y los metales, que tuvieron un gran peso en los costos de las empresas; y la fuerte incidencia del sector servicios y otros rubros como vestimenta, que tenían precios rezagados por las restricciones de la pandemia y experimentaron una demanda que, en el corto plazo, se reactivó mucho más rápido que la oferta.

Demostrando, una vez más, que las teorías monetaristas tienen una dudosa efectividad para nuestro país, el informe agrega que el gasto público real se redujo 5 puntos porcentuales en relación al de un 2020 de inflación menor. Y que la cantidad de dinero, que había crecido hasta el 80 por ciento en el pico de la asistencia monetaria de julio 2020, “comenzó un proceso de reducción” que derivó en un incremento del 29 por ciento para este año.
“Apretón monetario” es como elije denominar el Centro Cifra de la CTA a lo que definen como una “política monetaria contractiva” en el marco de la política fiscal moderada del primer semestre y aun del segundo de cierta expansión. Según su último Informe de Coyuntura, la oferta monetaria se redujo del 8,2 por ciento al 6,3 por ciento del PIB, “ubicándose en el nivel más bajo desde la salida de la convertibilidad, e incluso inferior a la base monetaria de 2019, cuando la economía argentina estaba bajo los efectos del inédito experimento de Juntos por el Cambio y el FMI de congelar nominalmente la base monetaria en un contexto de 53,5 por ciento de inflación”.

Asimismo, el informe agrega que no solo se experimentó un gasto público y una política monetaria contractiva en 2021, sino que también se llevó adelante una activa política de esterilización por parte del Banco Central, esto es de retiro de los pesos circulantes mediante colocación de deuda, con lo que el stock de leliq y pases alcanzó el 8,6 por ciento del PBI.
“Hubo acuerdo en que la inflación es un fenómeno multicausal y que reducirla requiere políticas macroeconómicas consistentes y esfuerzos de coordinación para ayudar a anclar las expectativas de inflación”. El párrafo corresponde a otro último informe sobre la Argentina. No de la Universidad de Moreno ni de la CTA, sino del FMI.

Por: JULIÁN BLEJMAR

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