Independiente venció a Boca por 1 a 0 y de esta manera se subió al sueño de alcanzar un lugar en la Copa Libertadores del año próximo a partir del inminente título que puede alcanzar River este jueves.
El título que River podrá alcanzar en el Monumental ante Racing hizo que sus clásicos rivales salieran a jugar esta noche en Avellaneda, por la 22da. fecha de la Liga profesional, con la mente puesta solamente en las copas internacionales, aunque con la salvedad que el «rojo» puede transitar hacia ellas solamente por esta vía de la Liga Profesional mientras que Boca cuenta además con la de la Copa Argentina.
Esa final que Boca disputará el 8 de diciembre desde las 21.10 ante Talleres, de Córdoba, o Godoy Cruz, de Mendoza, en el estadio Único-Madre de Ciudades, de Santiago del Estero, hizo que pensando en darle rodaje a todos los integrantes del plantel, el técnico «xeneize» Sebastián Battaglia realizara nada menos que siete variantes, el 70 por ciento de los jugadores de campo, respecto del anterior cotejo con Sarmiento (victoria 2 a 0).
Entre esas modificaciones, el reemplazante de Miguel Ángel Russo recuperó uno de los mediocampos de su antecesor, que paradójicamente luego se dejó de usar, el integrado por los juveniles Nicolás Medina, Alan Varela y Agustín Almendra, un trío caracterizado por los boquenses como la MVA.
Adelante, en tanto, para terminar de conformar el 4-3-3 se pararon el retornado Eduardo Salvio, que generó en el primer tiempo las dos mejores opciones de gol de su equipo, ambas bien obturadas por el exarquero «xeneize», Sebastián Sosa, con Norberto Briasco de centrodelantero y Cristian Pavón por el costado izquierdo.
La otra modificación además del ingreso de Lisandro López en la defensa, fue la del juvenil Agustín Sández por Frank Fabra en el lateral izquierdo, algo que sería importante para la definición del partido, sobre todo en el primer tiempo, cuando el «rojo» recargó por allí el juego y entre Alan Velasco y Andrés Roa lo complicaron de continuo.
De hecho por allí llegó el desborde y el centro para el cabezazo goleador del también retornado volante uruguayo de apenas 23 años, Carlos Benavídez, antes de los 20 minutos de esa etapa inicial, cuando entre él y Domingo Blanco se habían apropiado de la mitad de la cancha ante la falta de marca de los volantes boquenses. Y el único que trataba de pelear por la recuperación ante la pasividad de Varela y Almendra era Cristian Medina, que por ello se ganó rápidamente la tarjeta amarilla.
Esas veleidades del desarrollo colaboraron en beneficio del espectáculo, que terminó siendo atractivo en términos generales al cabo de ese primer período en el que Independiente empezó proponiendo un poco más que su visitante y éste reaccionó en el recorrido final con las mencionadas posibilidades propiciadas por Salvio.
Sin embargo para la segunda parte Battaglia interpretó que a Boca no le hacía falta marca en el medio sino una diferente cuota de fútbol, reemplazando al más dinámico Almendra, que estaba amonestado, por el más cansino Edwin Cardona, al tiempo que apostó por Luis Vázquez como centrodelantero y sacó a Pavón para que Briasco se tirara sobre el lateral izquierdo.
Todo esto ocurrió exactamente sobre el cuarto de hora del complemento, pero en principio parecieron dos variantes a pedir de Independiente, ya que Fabricio Bustos, de buen primer tiempo como su colega en el lateral derecho de enfrente, Luis Advíncula, tuvo menos dificultades para soltarse porque Briasco no es un puntero natural y tiene mucha menos velocidad que Pavón.
Por eso Battaglia esperó 15 minutos más y cuando vio que con eso no pasaba nada, realizó otros tres cambios juntos ingresando los colombianos Sebastián Villa y Fabra, además de Juan Ramírez.
Claro que para entonces Independiente, que solamente había realizado la variante obligada de Juan Pacchini por el lesionado Lucas González, ya estaba defendiendo demasiado atrás, tal como suele suceder cuando los equipos de Julio Falcioni empiezan a proteger una magra diferencia favorable.
Pero cuando Boca tenía todo para presionar al «rojo» en los minutos finales, una irresponsabilidad de su capitán, Carlos Izquierdoz, que le aplicó sin pelota un codazo en el estómago a Andrés Roa, obligó a que el árbitro Pablo Echavarría le mostrara la tarjeta roja, aunque en principio no lo había advertido y solamente lo iba a amonestar.
Pero la intervención del árbitro asistente Lucas Germanotta y el cuarto árbitro, Yael Falcón Pérez, le aclararon el panorama al juez, que terminó expulsando al defensor auriaazul.
E inclusive ya en descuento también se hizo acreedor a otra expulsión Varela, de gran partido, por interrumpir una acción manifiesta de gol, pero Echavarría le perdonó la vida.
Para entonces ya el estadio era puro festejo, y las dos facciones de la barra roja desplegaban toda su parafernalia en tribunas opuestas.
«Somos nosotros», la que tiró bengalas rojas que pararon un minuto el partido a los 10 del primer tiempo, encabezada por «Bebote», y la de enfrente, la «oficial» de Loquillo, denominada Barra del Diablo, se unieron involuntariamente en una única celebración junto al resto de los hinchas del «rojo» que ocuparon las graderías del estadio que desde el 1 de diciembre se llamará Ricardo Bochini. El 19 de diciembre habrá elecciones en el club.
Pero por lo pronto hoy Independiente le ganó a un Boca que terminó protestando una aparente mano de Sergio Barreto en el borde de su área, pero fuera de ella, a diferencia de la cometida por el mencionado Izquierdoz sí adentro en el primer período, justo antes del gol de Independiente que lo dejó a tres puntos de Estudiantes, que es el primero en estar clasificando a la Sudamericana y por ende está más cerca de la Libertadores.
Una Libertadores a la que después de esta derrota igual Boca puede acceder si River sale campeón mañana, ya que tiene un punto más que el «Pincha» en la Tabla Anual.