Las tareas de cuidado, y la pandemia

Cuando hablamos de las tareas de cuidado hacemos referencia a la primera fuerza re- productiva, sin esa tarea todo el resto de la cadena a la que estamos habituadas/os no podría funcionar, es la base para comprender y darnos cuenta de la importancia que tienen.

Específicamente consisten en la realización de distintas tareas y actividades necesarias para el desarrollo, preservación y continuidad de la vida de las personas. Comprende las tareas materiales y las afectivas, como la provisión de bienes esenciales para la vida, como la alimentación, la limpieza, atención, acompañamiento, apoyo, transmisión de conocimientos, valores sociales y prácticas mediante procesos relacionados con la crianza.

Son tareas generalmente no reconocidas socialmente, ni valoradas económicamente, altamente feminizadas.

Las tareas de cuidado son realizadas en un 75,7 % por mujeres de recursos económicos mas bajos Las tareas domésticas y de cuidado consideradas como un todo son la actividad que más aporta a la economía: los cuidados representan un 16% del PBI[3]. Con la pandemia esta cifra aumentó en casi seis puntos porcentuales por encima de la medición anterior elevándose a un % 21,8 del PBI[4].

¿Que implica que las tareas de cuidado quede en cabeza de las mujeres?

Que las tareas de cuidado recaigan en las mujeres implica una profunda desigualdad e injusticia social, que impacta en las mujeres de sectores de menores niveles de formación y bajos recursos económicos, limitando la participación laboral de estas y esto puede ser un factor determinante para que no construyan su autonomía personal, su proyecto propio, generando dependencia económica.

El cuidado está en el nudo central de las desigualdades de género la naturalización del rol de la mujer asociando que por naturaleza le compete las tareas de cuidado como un trabajo sin reconocimiento ni remuneración, son una forma de ejercer violencia hacia las mujeres.

Nos enfocamos en pensar al trabajo de manera global como lo que una sociedad necesita para desarrollarse como tal y eso tiene un componente remunerado y no remunerado, este último es el que hay que reformular y redistribuir, para que aquellas mujeres que no se desempeñan en el ámbito público puedan hacerlo sin tener esta sobrecarga y para las que ya se desempeñan fuera de su casa que al llegar, ese tiempo extra de dedicación a las tareas de cuidado sea una responsabilidad compartida, dentro del marco de la co-responsabilidad.

Permite transformar las relaciones jerárquicas entre varones y mujeres en vínculos democráticos de co- responsabilidad compartida, facilitando al desarrollo personal, laboral y profesional de las mujeres.

La situación sanitaria y las tareas de cuidado

Con la llegada del aislamiento primero- ASPO-, luego el distanciamiento -DISPO, las mujeres debieron hacerse cargo de más cosas aún, además de las que ya se hacían cargo, por ejemplo, el acompañamiento en las tareas educativas a niños, niñas y adolescentes.

Al modificarse la vida cotidiana, coexistiendo en el mismo espacio físico desde lo productivo a lo reproductivo, los arreglos (mejores o peores que existían) se desarmaron completamente y la situación del cuidado quedó inexorablemente expuesta, entre otras cosas porque el confinamiento implicaba la imposibilidad de recurrir a algunas ayudas externas como las abuelas o las trabajadoras domésticas.

Desde el feminismo, se ha ido instalado el tema en la agenda pública y social,  dejar de pensar que es algo privado – un acuerdo entre las personas que integran la familia- para que tome dimensión en el ámbito público y que se empiece a hablar de cuidado como un derecho, abarcando tanto la condición de quienes son cuidadas/os como de las personas cuidadoras.

Las tareas de cuidado como derecho humano y política pública

Formular el  cuidado con un enfoque de derechos en sus tres dimensiones cuidar, ser cuidada/o y auto cuidarse es indispensable para el ejercicio de otros derechos humanos reconocidos en nuestra constitución y en los tratados internacionales.

Plantear el cuidado desde esta perspectiva, implica re- pensar principios de igualdad, universalidad, co- responsabilidad y género, dándole un contenido en clave de derechos humanos, tomando al cuidado como un derecho, una necesidad y un trabajo comúnmente sin remuneración. Abarcando tanto la condición de las/os sujetos de cuidado como de las personas cuidadoras.

A modo de cierre

Con la pandemia se amplificaron las brechas sociales, puso en crisis las tareas cuidado. Se traspoló el concepto de cuidado, como un acuerdo entre las personas que integran la familia, para que tome dimensión en el ámbito público, pensando al cuidado en términos de derechos. Transformar prácticas concebidas como naturales, implica un cambio social y cultural, con un enfoque transversal.

Como sociedad la pandemia nos desafía a interpelarnos y reconsiderar instancias que nos lleven a ejercer el reclamo de un nuevo contrato social que produzca cambios inexorables e inmediatos, donde el Estado y los poderes que lo constituyen, sean garantes de la transformación que llega para seguir construyendo la conquista de lo postergado. 

 

[1] María Donato. Abogada de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. UNLP. Especialista en Derecho de Familia. de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. UNLP. Sub- Directora del Instituto de Derecho de Familia. Colegio de Abogados de La Plata. CALP. Abogada de Niñas, niños y adolescentes. Secretaria de la Comisión del Registro de Abogadas y Abogados de NNA. Colegio de Abogados de La Plata. CALP. Profesora titular del Posgrado en Derecho de Familia. UNLP. Filiación. Daños. Alimentos. Directora Académica y docente de la Diplomatura en Niñez y Adolescencia. UNNOBA. Integrante del Equipo Interdisciplinario para el abordaje de las violencias de la Honorable Cámara de la Pcia. de Buenos Aires. Autora de bibliografía y artículos en el ámbito de su especialidad. Participó en distintas jornadas en calidad de disertante.

[2] Claudia Cohen. Periodista. Lic. en Com. Social. UNLP. Coach Ontológico. Con experiencia y práctica profesional en temáticas de género y Derechos Humanos. Integrante del Equipo Interdisciplinario para el abordaje de las violencias de la Honorable Cámara de la Pcia. de Buenos Aires. Autora de bibliografía y artículos en el ámbito de su especialidad. Participó en distintas jornadas en calidad de disertante.

 

[3] Fuente Ministerio de Economía https://www.argentina.gob.ar/noticias/la-direccion-de-economia-igualdad-y-genero-presento-el-informe-los-cuidados-un-sector

[4] https://queportal.fcc.unc.edu.ar/2021/05/17/durante-la-pandemia-crecio-un-6-el-aporte-al-pbi-de-las-tareas-domesticas-y-de-cuidado-por-las-que-ni-el-estado-ni-las-empresas-pagan/

Gentileza: diariofemenino.com.ar

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