Casi el 5 % de las mujeres menores de 18 años en Argentina están casadas o en situación de convivencia con hombres mayores, y los índices más altos se registran en Misiones, Chaco y Formosa, reveló un informe presentado este jueves para visibilizar que el matrimonio infantil es una forma de violencia.
«Es un tema ignorado en Argentina y no se lo identifica como una manifestación de la violencia hacia mujeres y niñas», dijo la médica Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM).
El estudio diagnóstico que se conoció este jueves lo está realizando FEIM, en el marco del Proyecto Matrimonios y Uniones Convivenciales en la Argentina, que se está desarrollando desde octubre de 2019 con el apoyo del Fondo Fiduciario de ONU Mujeres para la Lucha contra la Violencia.
Se hizo en base a datos del último censo de 2010 «porque el del 2020 no pudo hacerse debido a la pandemia» y «mientras esperamos el nuevo censo, lo vamos a completar con encuestas con niñas, población y funcionarios», detalló la profesional.
La idea «es estudiar los factores determinantes para comparar zonas de mayor y menos frecuencia de matrimonio y uniones infantiles, para plantear si hay posibilidad de elaborar un índice de riesgo familiar. La pregunta es ¿podemos encontrar determinantes familiares, sociales, para que las niñas entren en uniones y matrimonios?», analizó Bianco.
En el documento se introdujeron los conceptos básicos para entender esta problemática: el matrimonio infantil es toda unión formal o informal en la que una o ambas partes tienen menos de 18 años, y se lo considera forzado si no hay libre consentimiento.
En personas menores de 15 es siempre forzado ya que no tienen capacidad de consentir.
Esta definición la toma el proyecto de investigación, si bien la normativa argentina sobre matrimonio establece que el menor de edad que no haya cumplido 16 años puede casarse si el juez lo autoriza. y si ya los cumplió puede casarse si tiene autorización de sus representantes legales y si no la consigue, puede recurrir a la justicia.
Según el análisis cuantitativo, 4,7% de las niñas y jóvenes menores de 18 años del país están casadas o conviviendo.
Y son ellas «las que abandonan la escuela, se convierten en niñas o adolescentes madres, tienen mayor riesgo de infecciones con VIH y están en peligro porque aumenta el riesgo de que sean víctimas de violencia de género», resumió Bianco.
En cuanto a las provincias con frecuencias más altas de matrimonio y uniones infantiles en edades de 14 y 17 años inclusive, en el informe se listó de mayor a menor a Misiones (7,2%), Chaco (6,9), Formosa (6,4%), Santa Fe y Entre Ríos (5,4%), Santiago del Estero y Corrientes (5,3%), Salta (5%), y La Rioja (4,9%).
Para mostrar la relación entre el matrimonio infantil y el embarazo adolescente, el estudio resaltó que Misiones y Chaco presentan los mayores porcentajes de madres menores de 20 años con primaria y ciclo básico completos.
Son las mismas provincias que encabezan la estadística de matrimonios y uniones.
Formosa, la tercera en porcentajes mas altos, tiene altos índices en el departamento Ramón Lista, en el límite con Salta: un 15.4%, es decir, duplica el porcentaje provincial.
«Es estas zonas, y en otras, debemos encontrar soluciones preventivas y de intervención junto a las mujeres de las comunidades, por eso vamos a avanzar en encuentros con ellas», adelantó la titular de FEIM.
Y destacó que «los problemas más frecuentes que conlleva el matrimonio o las uniones en la adolescencia están relacionados con la violencia que padecen las chicas en mayor medida, con un claro predominio en las regiones de NEA y NOA».
El informe relacionó las estadísticas oficiales sobre femicidios, es decir las que elabora la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia.
Centró ese análisis en menores de 20 años, y encontró que 119 niñas, adolescentes y jóvenes fueron víctimas de femicidio, tanto directo, como vinculado entre 2017 y 2019.
Además, 72 niñas y adolescentes de entre 14 y 19 años, fueron víctimas directas de femicidio, de las cuales el 50% tenía vínculos entre parejas y ex parejas.
También agregó cifras de llamados a la línea telefónica nacional 144 de atención, contención y asesoramiento antes situaciones de violencia de género.
Así surgió que desde 2019 y hasta el primer semestre del 2020 se recibieron allí 688 llamados que involucraban a niñas y jóvenes de entre 10 y 18 años inclusive, y que en el 50% de las situaciones, el agresor era la pareja, novio o el ex.
En 2019, el 100% convivía con su pareja/novio, frente al 98% del 2020.
Para la presidenta de FEIM «es necesario un análisis sobre la interseccionalidad de las niñas y adolescentes víctimas de violencia», es decir, ver las realidades de ellas que será distinta si son migrantes o indígenas, o tienen una discapacidad.
«Si bien en las regiones de NEA y NOA, el factor cultural y étnico influye en las altas frecuencias, debido a la migración a otras provincias es difícil saber en qué medida siguen pesando estos factores en otras áreas. La pobreza es un determinante también de estas uniones o matrimonios», analizó la profesional.
Asimismo alertó que «el aislamiento, la restricción de la libertad y el embarazo posicionan a las niñas y adolescentes en una relación desigual de poder con sus parejas y con la imposibilidad de poder acceder a información, atención de su salud, educación y a sus redes familiares, volviéndose un círculo peligroso de violencia. Esto último se vio incrementado con la pandemia de Covid».
El año pasado el Fondo de Población de las Naciones Unidas reveló que en América Latina y el Caribe, la única región del mundo donde no se redujo el matrimonio infantil en los últimos 25 años, una de cada cuatro niñas se casan.
Fuente. Télam