Bahía sin agua y las soluciones no llegan

Por Gabriela Noguera para sintinta.com.ar

Es más fácil, vaga e impersonal la descripción de que Bahía Blanca está sin agua.

Sería más ajustado decir que ya no quedan lugares privilegiados con agua

Es más preciso seguir los mensajes en las redes sociales en las que los vecinos espontáneamente y solidariamente entre ellos, a modo terapeutico quizas, dan cuenta de cada barrio o zona con falta total de suministro o muy escaso y parcial.

«Un calvario sin agua» dice Adriana; «todos los años la misma historia» recuerda Amanda; «Loma Paraguaya nada de agua» cuenta Sandra; «Barrio Pacífico muy poca» apunta Gabi; «En Villa Alegre se cortó hace poco» avisa Marisa; «Barrio Universitario» tampoco reporta Ethel…. y así podrían relevarse la uniformidad de los reclamos de los mas cercanos y distantes barrios de la ciudad.

Y la bronca estalla con históricas reflexiones porque no escapa a ningún bahiense que el tema no es nuevo.

Lo grave de este escenario es destacable. La situación se desarrolla en un contexto de pandemia, donde la higiene se convierte en un factor esencial para la prevención.

Este viernes, el intendente Héctor Gay recibió a los vecinos que le entregaron un petitorio con el propósito de que explique como se esta trabajando en esta emergencia.

El gobernador Axell Kicillof hace apenas una semana durante un encuentro en Monte Hermoso reconoció que su administración logró recuperar el crédito de US$130 millones que se invertirán en obras estructurales, aunque advirtió que “el efecto no será inmediato”.

Lo cierto es que los camiones cisterna de apoyo para la provisión de agua comienzan a ser selectivos porque no alcanzan y se priorizan los centros de salud y los geriátricos.

Gay atento a la situación comprometió un refuerzo de dos camiones a ABSA para colaborar en la distribución del suministro que claramente puede ser un pequeño oasis en un inmenso desierto.

La falta de inversiones, desaciertos, promesas incumplidas por innumerables gestiones llevaron a la situación actual que aún dramática, puede ser mucho peor.

No es menor el estar atento a los números de contagios por Coronavirus que revisten su propia dinámica por falta de conciencia social o quizas de una falsa expectativa fundada en la ya estratégica vacunación que quedará en los anales de la historia argentina.

Esa falsa especulación es porque muchos que no alcanzaron a comprender que la Sputnik «previene, no cura» el COVID 19, y para estar exentos de nuevos contagios habrá que seguir cuidandose por mucho tiempo, y en lo posible, «quedarse en casa».

E inmediatamente surge la logica de cómo convivir en el mejor de los casos tan solo una pareja, o una familia tipo, y ni que decir de quienes aún queriéndolo, no pueden tomarse vacaciones en otro lugar porque la pandemia también es económica.

Cómo resguardarse en el hogar sin agua, como sostener la salud en general más allá del Coronavirus sin la base de cualquier higiene profiláctica que es el famoso «líquido elemento».

El gobierno local es claramente responsable de esas respuestas por varios motivos. En principio por obviedad porque se trata de la gente de su cuidad, y tan solo para seguir, porque detenta más de un mandato alineado en una posición privilegiada con el gobierno provincial anterior que postergó lo impostergable.

En cuanto al actual mandatario provincial, aún reconociéndole la pesada herencia, éste es uno de los casos en los que no alcanza mirar para atrás y tampoco pedir paciencia. Se impone un doble protocolo de emergencia, la inmediata provisión del servicio que morigere las posibilidades de arraigar aún mas los daños de la devastadora pandemia.

En tanto a los bahienses solo les resta esperar y por supuesto los asiste el derecho de protestar.

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